Capítulo 54

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ALEJANDRA

Salí del baño tras un par de minutos de reflexión y constantes lavados de cara. No se me ocurrió otra cosa que llamar a Nerea, necesitaba oír su voz y una de sus charlas reconfortantes y calmantes.

-Quédate a dormir en mi casa, así tenemos noche de chicas asegurada. -comentó tras varios minutos de divertida conversación.

-Está bien. Iré enseguida, pero tendré que despedirme de Jesús antes. -aseguré caminando hacia el jardín.

-Tómate tu tiempo, follad una vez y así no os quedáis con las ganas. -bromeó entre carcajadas.

-Que tonta. Enseguida voy. -reí levemente y colgué.

Abrí la puerta de cristal y observé el patio con detenimiento, buscando a Jesús con la mirada, pero no lo veía por ninguna parte. Miré hacia un lateral de la puerta, y allí lo vi, sentado en un banco de madera, mirando a la nada. Suspiré y me acerqué a el procurando no hacer ningún ruido.

-Amor... Tengo que irme a casa de Nerea. -tartamudee sentándome junto a él.

-¿No puedes quedarte un poco más? -preguntó girando su cabeza hacia mí y poniendo pucheros.

-No bebe. -sonreí- Nos vemos mañana sin falta eh. -le di un beso en la mejilla.

-Noo. -protestó poniendo morritos.

Me reí mirándolo y negué con la cabeza divertida, agarré sus mejillas y lo acerqué a mi lo suficiente para que nuestros labios se juntaran en un lento y apasionado beso.

-Me voy a tener que hacer una paja. -susurró en mis labios justo antes de soltar una carcajada.

-Que pena. -respondí riendo y me levanté del banco.

-Te quiero, mala. -dijo cruzándose de brazos.

-Y yo a ti, feo. -aseguré dulce y dejé sobre sus labios un beso suave y lento.

Tras unos cinco minutos de intentos en vano de irme por fin pude coger mi maleta y salir de su casa, con el en la puerta diciendo adiós con la mano y poniendo pucheros.

Llegué poco tiempo después frente al apartamento de Nerea, pulse la tecla del telefonillo y oí un agudo pitido, hasta que aquel horrible sonido fue sustituido por la voz de mi mejor amiga.

—¿Quién? —pree canturreando.

—Yo. —respondí sin pensarlo dos veces.

—¿Por qué todos tenéis la misma manía? —resopló.

Oí un extraño ruido, que indicaba que la puerta estaba abierta, así que entre en el vestíbulo y me metí en el ascensor. Pulse el botón que señalaba el quinto piso y me apoyé en la pared, esperando a que el ascensor llegara a su destino.

El ascensor paró en el segundo piso, abriendo sus puertas a un chico alto, rubio y de ojos azul cielo, que se paró a un par de metros de mi y pulsó el botón que lo llevaría a la planta baja.

Le sonreí amablemente, tratando que el trayecto hasta que uno de los dos se bajase no fuera tan incómodo. Él me guiño un ojo, tratando de parecer algo mas sexy y apetecible. Antes si quiera de poder dedicarle si quiera una mirada asesina el ascensor se paró, dejando ver a Nerea, que esperaba frente a las puertas, de brazos cruzados y con una sonrisa amplia, lista para abrazarme.

Dos bestias en casa. [GEMELIERS] #GBA18kWhere stories live. Discover now