Capítulo 23

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JESÚS

La miré atónito mientras Ale salía del coche, empapandose por completo con la lluvia. Cerró la puerta y fue hasta la parte delantera del coche, abrí la puerta del coche y baje, cerré la puerta mirando a Ale, que estaba intentando sentarse en el capó del coche. Me reí brevemente y me senté en el capó, con las piernas estiradas y la espalda apoyada en el parabrisas, me miró sonriendo y dio un leve salto, quedando a mi lado, sentada de la misma manera que yo. Nuestros brazos se rozaban levemente, en ese momento no me importó estar mojandome hasta los boxer y los calcetines, me sentía a gusto, aquello era algo que nunca había probado.

—¿Has hecho esto alguna vez? —pregunté girando mi cabeza hacia ella.

—La verdad es que no. —respondió mirándome.

Ambos nos reímos, aun mirándonos el uno al otro, yo no tenía la menor intención de apartar la vista de ella, una vez que los dos paramos de reir nos sonreímos y suspire, vi como temblaba levemente, seguramente por el frío. Sin pensarmelo dos veces me quite la sudadera que llevaba, que era del Merchandising Oficial Gemelier, y se la pasé, ella me miró a los ojos y sonrió y la cogió de entre mis manos, haciendo que se rozaran levemente. Una descarga eléctrica me bajó por la columna vertebral y una sensación de calor, que ni la fría lluvia que caía sobre mi podía enfriar, me recorrió todo el cuerpo.

Ella separó su mano segundos después y se puso la sudadera, vi como le sobraba por todos lados; mangas, tronco, espalda... Me reí al verla de aquella forma, parecía aún mas mona de lo que era.

—Un poco grande, ¿no? —preguntó riendo y remangandose un poco las mangas.

—¿Me estas llamando gordo? —pregunté de coña, pero intentando parecer serio.

—Nop, los músculos también ocupan mucho. —murmuró riendo, yo me reí a carcajadas y suspire.

Sonreí levemente y la miré, le rodee los hombros con mi brazo derecho y la pegué a mi, ella me miró a los ojos y seguidamente apoyó su cabeza en mi hombro. Me quedé mirando el capó del coche, donde miles de gotas de lluvia hacían pequeñas y graciosas carreras. Ella puso su mano levemente encima de la mía, yo sonreí y la aparté, para ponerla sobre la suya y entrelazar nuestros dedos.

Por un momento sentí que el mundo no existía, que únicamente estábamos ella y yo, solos, de esa manera tan íntima y especial.

La miré y vi como sus mejillas tomaban un leve color rojizo, le sonreí, y sentí que yo también me ruborizaba bastante, ella sonrió, mirándome a los ojos.

—¿Me cantas algo? —preguntó en un susurro, sin dejar de mirarme y acurrucandose a mi lado.

—¿Cantar? —susurre y tragué saliva— Vale. —susurre y sonreí.

Apoyé un momento mi cabeza en la suya, pensando que podía cantar, hasta que, en un arrebato, comencé a cantar No me ignores. No sabía porqué, pero mi mente había elegido esa misma canción, para ese mismo instante. Una vez que estuve a punto de llegar al estribillo la pegué más a mi y acerqué mis labios a su oreja, esperando el mejor momento.

—No me ignores, no pierdas tiempo oyendo otras canciones. Tu sabes bien que estoy aquí como un idiota, pudiendo estar con otra. —canté en un susurro, cerca de su oído.

Sentí como se estremecía bajo mi brazo, sin mirarme a los ojos, pero acurrucada a mi lado y con su cabeza sobre mi hombro. Terminé de cantar poco después y me quedé mirándola, esperando alguna reacción, pero nada, ella seguía quieta, sin embargo, de repente levantó su mano izquierda y me agarró la mano derecha, entrelazó nuestros dedos y vi como una media sonrisa aparecía en su rostro.

Sentí un gran deseo de dejarme llevar en ese momento, de besarla y olvidar el mundo que nos rodeaba. Sabía que si seguía pensando así no iba a poder resistirme, pero es que no quería resistirme.

—Ale... —murmure mirando hacia abajo.

Ella se giró hacia mi, mirándome a los ojos, yo levanté la cabeza levemente para fijarme en su mirada, en su intensa y penetrante mirada.

Tragué saliva y acerqué mis labios a los suyos, hasta tal punto que pude sentir un ligero roce de ambos y nuestras respiraciones entrelazarse. Cerré los ojos y me lancé a besarla, juntando nuestros labios, lenta e intensamente, fundiendonos a ambos en una sensación cálida y gratificante. Sentí sus manos en mi pecho, acariciandolo suavemente y agarrando ligeramente mi camiseta empapada. Llevé una de mis manos a su mejilla, mientras que la otra la usé para agarrarle de la cadera. Metí mi lengua en su boca, algo torpe y tímido, temeroso de que me apartara en aquél perfecto momento. Ella jugó con la mía, haciendo aquél beso aún mas intenso.

Una vez que me quedé sin aire me separé lentamente, deseando que ese momento se pasara por mi mente en todo momento, la miré a los ojos en el instante que nos separamos lo suficiente. Sus ojos estaban clavados en los míos, como en busca de respuestas, pero antes de que pudiera hablar unas luces me cegaron, cuando me acostumbré lo mínimo a la luz pude ver un coche. Las luces se apagaron y solté a Ale por completo, ma bajé de el capó sin articular palabra y me frote levemente los ojos, volviendo a ver normalmente, miré el coche y luego a Ale, que se estiraba la sudadera y bajaba del capó. La puerta del coche se abrió y de el salió Alba, que corrió a abrazar a Ale muy fuerte.

Sonreí levemente y me acerqué a ellas, Alba me miró de una manera algo extraña y yo me digne a mirar a Ale a los ojos como un completo estúpido.

—He traido gasolina en un bote de esos especiales. —dijo algo cortante, aunque miraba a Ale sonriendo.

—Gracias Alba, de verdad, ¿has venido sola? —preguntó Ale mirándola.

—Lamentablemente, no, Dani se ha quedado dormido en el coche.

Me reí a carcajadas y fui al asiento delantero del coche de Alba, abrí la puerta del copiloto y miré a mi hermano, que estaba reclinado hacia atrás, completamente dormido.

—¡Daniel Oviedo Morilla! —grité tras aclararme la garganta.

El se despertó sobresaltado y me miró mal, como si quisiera matarme con la mirada, yo me reí aún mas y me aparte, dejandole espacio para que bajara del coche cómodamente. Al bajar me dio una colleja bastante fuerte, mirándome aún con mala cara.

Dos bestias en casa. [GEMELIERS] #GBA18kDonde viven las historias. Descúbrelo ahora