Capítulo 34

1K 52 1
                                    


ALEJANDRA

Entré en la cocina con paso lento, y, en el instante en el que puse un pie dentro, Jesús se colocó justo detrás de mí y me tapó los ojos con ambas manos, sonreí levemente y puse mis manos sobre las suyas, acariciandolas con ternura.

—Te he preparado el desayuno. —aseguror acercándose a mi oído y susurrando.

—Eres adorable Jesús. —dije cuándo una sonrisa amplia y tonta apareció en mi rostro.

—Y tu perfecta. —susurró cariñoso en mi oído y yo negué con ma cabeza lentamente.

—No soy perfecta, nadie es perfecto. —asegure agarrando sus muñecas con delicadeza.

—Tú para mi sí. —susurró muy muy bajo, tan bajo que me costó un par de segundos entender lo que había dicho.

Me quite sus manos de mis ojos y, rápidamente, me di la vuelta hacia el, con un ágil movimiento agarré el cuello de su camisa y lo pegué a mi, besandolo lenta y apasionadamente.

Rato después, una vez que se nos acabó el aire de nuestros pulmones.

Me miró a los ojos y sonrió, me acarició la cintura lentamente, haciendo movimientos circulares con sus dedos.

—¿Tienes hambre? —preguntó llevando una de sus manos a mi mejilla.

—Un poco... —me encogi de hombros.

—He hecho tortitas con nutella. —aseguró y al momento se me hizo la boca agua, le di un pico lento y me senté a la mesa, delante de un plato con una

Empecé a comerme la primera tortitas y vi como el me miraba sonriendo, le miré y sonreí un poco, se sentó frente a mi y comenzó a desayunar también.

Intentaba no mirarle a los ojos, por el simple echo de que si lo miraba a los ojos me iría a otro mundo, mentalmente, y no podría seguir comiendo, aunque tuviera un hambre voraz. Terminé cinco minutos después de haber empezado, Jesús me miró y se rió a carcajada limpia.

—¿De qué te ries? —pregunté mirándolo, al borde de la risa.

—Estás manchada nena. —aseguró con un tono dulce e intentando parar se reír por todos los medios posibles.

—Tonto, ¿dónde? —se inclinó hacia mi y me limpió la comisura de los labios con la yema del dedo pulgar.

Sonreí mirándolo a los ojos y el me sonrió de vuelta.

Aún no me podía creer lo que estaba pasando, sentía que Jesús era demasiado bueno para mi, sentía que no lo merecía.

Me mordió el labio levemente y el rió con una breve carcajada.

—Jesús... Tengo que decirte algo importante... —murmure casi sin habla, me iba a doler mucho decirle que iba a irme a estudiar a Valencia.

—Dime preciosa. —me apremio con una sonrisa.












He decidido hacer los capítulos más cortos, ya que se acerca el final de la historia y pues así tenéis más capítulos seguidos.

Dos bestias en casa. [GEMELIERS] #GBA18kDonde viven las historias. Descúbrelo ahora