Capítulo 55

696 32 1
                                    

JESÚS

Un par de días después Alejandra volvió a Valencia, no sin antes cenar conmigo en el mejor restaurante de Madrid, en una reserva para dos que planifiqué hacía tiempo.

Llegó febrero, tuvimos que pasar la Navidad y Año Nuevo separados, únicamente pudiendo compartir esos momentos por videollamada.

Era 20 de febrero, el día anterior me había quedado jugando a la Play de Guille hasta las dos o tres de la mañana, junto con mi hermano, por lo que finalmente me desperté a las doce de la mañana. Bajé las escaleras hacia la entrada lentamente, con los ojos luchando por no cerrarse y con mis pies tratando de no cruzarse durante mi bajada.

—Anda Amor, ponte unos pantalones. —dijo una voz familiar soltando una breve y dulce risa.

Asentí levemente y miré hacia el suelo, viendo como simplemente llevaba los boxers del día anterior. Me di la vuelta, dispuesto a subir las escaleras de nuevo.

¡Despierta! ¿Quién es la única persona que te llama amor?

Me giré instantáneamente al pensar en aquello y miré a Ale a los ojos, haciéndome a la idea a mi mismo de que lo que estaba viendo era real, que no era uno de esos sueños que llevaban atormentándome desde que Ale se fue a Valencia.

Me lancé a abrazarla sin pensarlo dos veces, estrechándola con ternura contra mi pecho desnudo. Sus manos acariciaron mis pectorales con las yemas de sus dedos, haciendo círculos, con un movimiento dulce y suave.

—Mi vida. —susurró cariñosamente en mi oído.

—¿Cómo has entrado? —pregunté algo extrañado.

—Me ha abierto Dani. —respondió entre risas suaves.

—¡De nada! —oí como Dani gritaba desde la cocina.

Ale y yo nos reímos al unísono, mirándonos a los ojos, sin poder apartar la mirada el uno del otro.

—Ya no soportaba la distancia. —murmuré algo nervioso, esperando que su respuesta fuera con una voz igual de dulce que la mía.

—Para pruebas de amor se creó la distancia. —susurró ella justo antes de presionar sus labios contra los míos en un apasionado beso, lleno de amor.

Sus piernas rodearon mi cadera con fuerza, aferrándose a mi cuerpo con todas sus fuerzas, y sus brazos agarrar mi cuello con ternura, acercándome más a sus labios.

—Si sigues así tendré que empotrarte. —susurré cerca de sus labios.

—No me negaría. —murmuró en los míos y mordió mi labio, estirándolo hacia ella con cuidado.

—¡Iros a un hotel! —exclamó Dani pasando junto a nosotros y entrando en el salón sin mirarnos siquiera.

DANIEL

Entré en el salón y me tiré en el sofá, dejando todo el peso muerto en los mullidos cojines blancos del mismo. Oí unos pasos acelerados subir las escaleras con una rapidez impresionante: Ale y Jesús.

Llamé a Nerea, quería hablar ya con ella del tema que llevaba dándome golpes en la cabeza desde que apareció por mi mente, ya no podía más, necesitaba saber si Nerea estaba de acuerdo conmigo, si le parecía bien mi alocada idea.

Dos bestias en casa. [GEMELIERS] #GBA18kDonde viven las historias. Descúbrelo ahora