9.- Una buena pista

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Alain tenía sentimientos encontrados al respecto. Había pasado varios días leyendo las memorias de Arnald de Maureilham. Él describía a Bruna como una mujer buena, linda, la mejor de todas. ¿Y si todo el tiempo solo estuvo encantado? Era posible, porque en los diarios de Jehane le parecía ver a una mujer que había cambiado mucho. Y lo que le hizo a la madre de Silvain le dejaba claro que esa inmortal de buena no tenía ni un pelo.

"Pero ella no hacía esas cosas cuando era humana", se dijo una tarde mientras leía los diarios de Jehane. Cuando era humana, Bruna fue en general una mujer simpática. Algo torpe, pero buena, a fin de cuentas. ¿Qué le pasó? ¿Cómo se convirtió en un monstruo? Quizá ningún inmortal fue malvado. Quizá todos tuvieron un buen corazón alguna vez. Todos perdieron su humanidad al beber el elixir, y se convirtieron en aquellos espectros que tanto temían. 

Mamá le había dicho que tratara de no humanizarlos, que ellos no sentían empatía por nadie. Le mejor era pensar en ellos con frialdad. Los inmortales estaban vacíos, no podía detenerse a pensar en ellos como gente a la que recurrir en algún momento. Eran espectros, sí. Espectros vacíos.

Solo Actea parecía ser alguien en quien sí podías confiar. Y estaba seguro que Silvain también pensaba eso. Ella era la única esperanza para salvar a su madre antes que intentara suicidarse otra vez. 

—Oigan, ¿qué están haciendo Caleb y Jehane? ¿Qué le quiere enseñar él? Acá dice que...

—Suficiente lectura por hoy. —Silvain se adelantó, le arrancó los papeles de la mano al niño antes de que llegara a "esa parte".

—¡Oye! Yo quería saber —reclamó Julius.

—Ya sabrás cuando seas grande —le dijo Silvain. 

Por su lado, Alain empezó a enrojecer sin querer. Él sí había leído "esa parte". Ni siquiera sabía que se iba a encontrar con eso en medio de su lectura, solo estaba leyendo cuando Jehane contó "esas cosas". Lo poco que sabía Alain de "eso" eran algunas referencias que vio sin querer en películas. ¿Contaba la parte de Titanic en la que Jack y Rose estaban desnudos en el coche? ¿Era eso lo que estaban haciendo Jehane y Caleb? Enrojeció mucho cuando lo leyó. Felizmente la cortaron, pero al ritmo que iban las cosas quizá si pasó "aquello", y quizá lo traducirían todo. Ojalá que para la próxima se acordara de borrarlo antes de entregarle las hojas, no quería detalles de "eso".

—Yo mejor no digo nada... —dijo él, mientras miraba hacia otro lado. 

—Claro que no, pero bien que leíste. Degenerado —bromeó Silvain, aunque eso a él solo lo hizo enrojecer más—. ¿Cuándo traes más traducciones?

—No lo sé, ojalá Jerome avance pronto. Depende de él.

—¡Yo quiero leer! 

Julius se paró e intentó quitarle las hojas a Silvain, pero el chico levantó el brazo y las mantuvo allí. Julius daba saltos, pero nunca podría llegar a esa altura. Al final se rindió, se sentó malhumorado a un lado.

—Solo quiero saber cuánto tiempo le duró a Jehane estar "casi desencantada", y también lo que le pasó a Amaury. En las memorias de Arnald no mencionan nada, en Languedoc no supieron de él desde la batalla de Muret, luego desapareció.

—También quiero saber, él dijo que estaba algo "desencantado"—respondió Alain. 

En realidad, eso le intrigaba. Amaury y Alix eran sus ancestros, fueron los primeros Bordeau. ¿Cómo llegaron ahí? ¿Qué pasó con ellos? ¿Cómo fue que se quedaron con el diario de Jehane? Aún había mucho por traducir, y él quería saberlo todo. Lo bueno era que mamá le dijo que pronto empezarían sus clases de oc, oíl y latín. Tenía que aprender esas lenguas, porque muchos documentos de la orden estaban narrados así. Quizá él mismo podría averiguar más cosas.

Los diarios de Jehane de CabaretOnde histórias criam vida. Descubra agora