- ¿Y desde cuándo? – me miraba con los ojos fijos – Pichit... – giré para verlo y me asusté con lo que veía – Pichit ¿He hecho algo malo? – su voz se oía calmada. Eso me sorprendió.  

¿Quién podría haber enviado semejante mensaje? ¡Mi amigo nunca había hecho nada malo! ¿Y qué quería decir esa parte del final?

Yuuri soltó un suspiro enojado. 

- Seung-gil detén el auto – le dije a mi alfa en voz baja. 

Se estacionó en una playa de estacionamiento que estaba cerca del lugar.

Un silencio extraño inundó el vehículo, Yuuri no decía palabra y Seung-gil me miraba de reojo.

Debía hablar.

- No has hecho nada malo Yuuri, no que yo sepa – dije reafirmando mi voz – Pero esto es serio. No he podido descubrir todavía quién es el que está detrás de esto, pero lo que si he podido ver es que quiere dañarte, ¿la razón? Ni idea, en un primer momento pensé que tal vez era un simple acosador, ya sabes, como los que has tenido en otras ocasiones, pero...

- Pero... ¿Qué? Pichit por lo que me dices esto no es nada del otro mundo – soltó una pequeña risa con notorio fastidio - ¿En serio por esto hiciste aquel escándalo?

- Déjalo terminar – dijo Seung-gil serio, viendo directamente a los ojos del omega que estaba detrás a través del espejo retrovisor – Ya está por llegar.

Esa mirada que mi pareja poseía... En casos incluso a mí me aterraba.

Me aterraba porque no se podía deducir su siguiente movimiento, él la usaba a la hora de luchar contra algún oponente.

No importaba si el que estaba en frente era un amigo, la mirada siempre era la misma.

Tan gélida. Tan centrada. Tan profunda... Hasta llegar al punto de sentirte acorralado.

Vi como Yuuri tragó saliva y desvió su mirar a otra parte. Seung-gil debió hablarle así debido a la manera como me trató antes.

- Está bien – dijo el japonés rendido – Lo lamento, finaliza la idea.

- El asunto está en que, este sujeto tiene información tuya, no solo la que está en internet, sino también la personal.

Seung-gil cogió su teléfono y se lo pasó a Yuuri. Él abrió los ojos rápidamente.

- Y para ser más exactos Katsuki, no sólo es tu información personal – dijo Seung-gil.

Levantó su cabeza, tenía una expresión entre sorpresa y miedo. Probablemente, la misma que tuve yo cuando vi eso por primera vez.

- ¿Quién podría tener estos datos...? – dijo en voz baja. Cerró los puños con fuerza y golpeó contra sus piernas - ¡MALDICIÓN! – unas lágrimas de impotencia se asomaron en sus ojos – Pichit, ¿quién podría hacer esto?

- No lo sé Yuuri... - respondí con desgano – De veras que no tengo ni la más mínima idea, y me duele el no poder ayudarte.

- ¿¡Tienes idea de lo que esto es!? – exclamó Yuuri exaltado - ¡Pichit esta información es de todas las personas que más aprecio! Yurio, Otabek, ustedes...– soltó el celular y rodeó su torso con sus brazos – Esta persona estuvo cerca de nosotros. Él o ella, no me importa que sea, estuvo espiándonos frente a nuestras narices...

- Yuuri... – no sabía que decir, solo atiné a llamarlo buscando calmar a su lobo interno, el cual de seguro estaba furioso, aterrado e incluso desesperado .

- En estos mensajes hay secretos – dijo Yuuri en voz baja – Secretos que solo los más cercanos a mí conocen.

- No solo es eso – dijo Seung-gil más calmado – Cambia la imagen, a la derecha o a la izquierda.

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