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Narra Amelia

─ ¿No era solo uno? ─ le pregunte con un toque de diversión mientras tomaba asiento sobre un viejo escritorio que se encontraba dentro del aula abandonada en la que nos habíamos escondido, el se coloco entre mis piernas y paso sus manos por mi cintura, acercándonos todo lo que el espacio nos permitía.

Aun no entendía muy bien lo que me encontraba haciendo, no entendía el porqué había aceptado el beso y mucho menos podía entender el porqué seguía junto a él, tan relajada y dejando que sus labios se unieran a los míos. Había pasado mucho tiempo desde la ultima vez que me había besado con alguien y tenía que admitir que Blake no lo hacía nada mal.

Luego de esto estoy pensando seriamente en recluirme en el psiquiátrico de San Mugo, estaba totalmente loca, no era yo. Hace unos días estábamos discutiendo, no quería verlo o tan siquiera dirigirle la palabra y ahora... ¡Que alguien me golpee!

─ Uno, diez, que importa. ─ se rio y yo reí con él, dejo un corto beso en mis labios. ─ ¿Te molesta? ─ me encogí de hombros mientras colocaba mis manos en sus mejillas, esta vez fui yo quien lo bese. 

─ Aprovéchalo Blake porque no volverá a suceder nunca.

─ Eso es lo que tu crees. ─ estará loco si esta insinuando lo que creo.

Lo mire fijamente y simplemente no dije nada, solo lo bese y sentí sus manos subir de mi cintura a mi espalda provocando que sensaciones extrañas para mi me recorrieran por completo. El beso fue bajando de intensidad y se volvió lento, tranquilo... ¿Dulce? Acaricio su mejilla con suavidad y nos separamos por unos segundos, solo por unos segundos en donde nuestras narices se rosaron, sus labios volvieron a unirse a los míos y a diferencia de los demás este me hizo sentir de una forma que no sabría como explicar

Me gusto.

Tengo que parar esto ahora. ¡Es el momento!

─ Te-tengo que irme. ─ murmure torpemente, el me miro algo perplejo mientras se alejaba de mi unos pasos dándome el espacio que necesitaba.

Lleve las manos a mi cabello el cual estaba convertido en un completo desastre e intente acomodarlo, me coloque de pie y me tambalee un poco.

─ Y-yo... Q-que nadie se en-entere..─ el no dijo nada. Sus ojos se encontraban fijos en los míos.

─ Amelia... ─ negué.

─ Adiós Blaise.





Entre en mi habitación cerrándola con seguro, con magia intente cerrar las cortinas pero estas se terminaron cayendo. Me senté en el suelo y me pegue, literalmente me pegue una cachetada en mi mejilla izquierda lo suficientemente fuerte como si eso fuera a provocar que olvidara lo que acabo de hacer. Me bese con un chico y no con cualquier chico, me bese con el idiota de Blaise. Ese con el que llevo peleando los últimos cinco años y haciéndonos unas bromas demasiado estúpida, demasiado pesadas, el cual tiene una nuez por cerebro el que.. el que tiene unos labios... es.

─ Es un idiota, si es lo que es.

No volverá a pasar y estoy completamente segura de que esto para él no significa nada, y mucho menos para mi. Solo éramos dos adolescentes en medio pasillo los cuales estaban siendo dominados por sus alocadas hormonas.

─ Total no es nada fuera de lo normal, solo nos besamos.

Te besaste con el chico que según tu propias palabras es el ser que mas odias en este colegio.

─ Tanto como odiarlo pues no... Pero no es santo de mi devoción.

Es un diablillo que besa exquisito.

─ Por todos los cielos me estoy volviendo loca, tengo que tener fiebre y debo estar muriendo. ¡No! Es que no debí besarle, es que no debí dejar que me besara. ¡Me quiero morir!

─ ¿Y porque quieres morir? ─ solté un grito del susto y mire hacia todos lados buscando el propietario de esa voz pero no había nadie dentro de la habitación.

─ Vez como me estoy volviendo loca, ahora escucho voces.

─ ¿Es enserio Amelia? ─ volví a soltar otra grito al escuchar la voz al escuchar que dijo mi nombre. ─ Deja de gritar.

─ Por favor, por favor, no me hagas daño.

Las risas de fondo provocaron que me callara y mire la puerta, fruncí el ceño e intente levantarme pero me tropecé con mis propias piernas y volví a caer sentada.

─ ¿Hermione? ─ ella rio un poco mientras me alejaba de la puerta para abrirla. ─ ¿Qué haces aquí?

─ ¿Y tu que? ¿Qué haces en el suelo? ¿Le huyes a los fantasmas?  ─ Hermione se río de mi y cerro la puerta tras de ella para luego sentarse frente a mi en el suelo. Mis mejillas se sonrojaron y ella volvió a reírse de mi. ─ ¿Qué paso?

─ Me bese con Blaise.

─ Ah bueno eso no están... ¿¡QUE!? ¿Te besaste con Blaise? ─ me pregunto con voz histérica, asombrada y tal vez solo un toque de emoción. Mi querida mejor amiga siempre a mantenido la idea de que Blaise y yo podemos enamorarnos en cualquier momento. Si lo se... Tiene ideas estúpida la loca esta. Y eso que se supone que es la chica más inteligente de nuestra generación. ─ ¿Y? ¿Cómo fue? ¿Por que se besaron?

─ Pues veras estaba con un bombón y cuando este se fue pues Blake apareció... La cosa es que de un momento a otro nos estábamos besando y lo deje que me besara. Amiga...─ mi voz se escuchaba ahogada y solté un grito que la sobresalto, me reí un poco por eso.─  Me gusto, me gustaron sus besos y si se que es una locura, es mas te doy permiso para que me pegues y luego me manden a San Mugo.

─ No haré tal cosa y no es una locura que te guste, yo siempre supe que te gustaría Blaise.  ─ me dijo divertida. Creo que ella esta mas loca que yo.

─ Que me guste como bese no quiere decir que me guste el. ─ ¿O si?

─ Yo pienso que sí y si no es así ya vas por el camino.

─ No sabes lo que dice Granger, verdaderamente no lo sabes.

— Créeme que se muy bien lo que estoy diciendo, Blaise suele ser muy pesado aveces, te molesta, tú también lo molestan, se pelean, tienen una extraña conexión que en vez de alejarlos, lo que provoca es que se acerquen mucho más.

— Hermione. — ella me sonrió como si fuera a decirle que todo lo que dijo tiene razón. — Me temo que tú necesitas más esa cita con el psiquiatra que yo.

Protegida | Blaise ZabiniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora