— Cuídate preciosa te llamaré más tarde si no te molesta — dijo cuando el taxi se detuvo frente a mi edificio. Yo asentí y le di un beso en la mejilla para luego salir del auto pensando en lo que él me había dicho de William.

William

¿Cuántas mujeres me he llevado a la cama está semana para disminuir esté fuego que me quema por poseerla? Varías y ninguna me llega a poner como ella me puso aquel sábado. Ella era una mezcla de ángel y fiera que me fascino, pero que no voy a volver tocarla por mis medios. Ella tendrá que venir a mí y rogarme que la haga mía. Toda la semana le estuve dando órdenes que no eran necesarias solo por hacerla rabiar y me molestó que no se pusiera a la defensiva para poder decirle unas cuantas cosas.

Había llamado a Milena a mi oficina solo para ver su reacción cuando ella saliera, pero no sostuvimos relaciones. Solo estaba pidiendo que me ordenara unos documentos, pero para qué pensará lo que no era cerré las cortinas. Milena había pensado que la llamé para que tuviéramos sexo porque al entrar casi me deja sin labios por el beso desesperado que me dio. La desilusión que tuvo fue grande cuando le dije que solo la llamé por trabajo y no dijo más hasta que se fue.

Milena era una mujer muy ambiciosa y me lo había demostrado muchas veces por eso solamente tuvimos un solo encuentro y no volví más a tomarla. Ella sabía de un principió que era solo sexo y luego pensó que podríamos formalizar algo que definitivamente no estaba ni cabía en mis planes.

Hoy me sentía ansioso por tener a la rubia cerca, pero no podía hacerlo. Ella estaba endemoniadamente hermosa y no podría controlarme si la veía entrar con esa falda negra más arriba de las rodillas con encajes en los bordes. La manera en que estaba vestida me pedía a gritos que se la arrancara y la admirara desnuda por largos minutos. ¿Por qué tiene que hacer las cosas tan difíciles?

— Él la trata como un pedazo de carne y se va con él — dije entre dientes cuando los vi montarse en el taxi. ¿Por qué diablos me molesta tanto que él se acerque a ella?

— William, ¿Qué te pasa te noto distraído? — pregunto mi mejor amiga tomándose una cerveza. Ella me había llamado al llegar a casa para ir a un bar y en ningún momento me negué porque necesitaba despejarme.

— Estoy pensando, ¿Por qué mi asistente se niega a estar nuevamente conmigo? — respondí pensando en aquella noche en la que disfrute tanto.

— ¡¿Qué?! — exclamó la castaña escupiendo el sorbo de cerveza que había ingerido—. ¿Ya te acostaste con ella? No lo puedo creer. Te tardaste mucho, pero ¿Por qué quieres acostarte otra vez con ella? No se supone que William no repite con la misma mujer para evitar que se confundan — se giró en la silla y me miro enarcando una ceja y bufe algo molesto.

— Porque quiero, porque la deseo de una manera sobrenatural y no soporto que me eché a un lado. Me molesta que no haya sido como las demás que se volvían algo insoportables buscándome — respondí dándole un fuerte golpe a la barra y él que servía los tragos un hombre de mediana estatura y moreno me dio una mirada de advertencia.

— Tal vez ella no es como las demás, William. Tal vez solo fuiste un desliz de una noche y Ashley es una mujer que busca relaciones serías. No como tú que solo buscas diversión y ella habrá visto eso en ti — dijo colocando una mano en sobre mi hombro y me hizo sentir algo mal el que dijera que fui algo de una noche. Yo sé que yo he hecho eso con muchas mujeres, pero siempre les dejó claro lo que estoy buscando y ellas lo aceptan aunque algunas vienen luego con el drama. Por otro lado, es algo muy distinto que me lo hagan a mí sin ni siquiera haberme echó a la idea.

— ¿Me estás diciendo que yo fui un error ésa noche? — formule aún sin poder creérmelo y Lorena asintió con una sonrisa de medio lado. ¡Mala amiga se estaba burlando de mí!

— Presiento que te gusta más de lo que piensas. Porque entonces no la enamoras y por fin sientas cabeza — me animó la castaña, pero la miré frunciendo el ceño. ¿Acaso estaba loca? Yo no soy hombre de una sola mujer y ella prácticamente me está pidiendo que me echara la soga al cuello.

— Lorena, ¿En qué demonios estás pensando? Yo no voy a quedarme con una sola mujer cuando hay muchas esperando ser atendidas — dije con una sonrisa burlona y mi amiga soltó un sonoro suspiro.

— Sabes algo William yo aguanto tus ataques de idiota porque soy tú amiga, pero si fuera otra hace tiempo te mandaría a la mierda. ¿Te has escuchado alguna vez? Eres un mujeriego que nunca vas a ser feliz porque tú mismo te lo niegas — dijo totalmente enojada tirando unos billetes en la barra para escucharla murmurar cuando se alejaba "un idiota"

Ahora nunca voy a ser feliz. Yo soy muy feliz y cada día mucho más. Tengo a mi familia, vida, prestigió y mucho dinero. ¿Qué más puedo pedir si lo tengo todo?  

La fuerza del destino (DISPONIBLE EN AMAZON KINDLE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora