Capítulo 9

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Alice había visto más de seguido a Dylan, pero pese a que se observaban mutuamente por largos minutos, no entablaban conversación alguna. Bueno, no era como que quisiera hablar con él, no, solo... Esperaba que la molestara un poco más.

Ese día se quedó un poco más en el aula. Todos sus alumnos salieron a toda prisa para ir a casa, o eso había pensado.

       —¡Alice! —le llamó alguien de manera abrupta, sacándola así de su ensimismamiento. Observó a su estudiante y frunció el ceño.

       —Oh —Es lo primero que emitió—, pensé que ya todos se habían ido de clase.

       Sofía, avergonzada, pero con una sonrisa, dijo:

      —No, esperé que todos salieran para hablarte.

      —Oh... —emitió por segunda vez sin saber qué más decir.

      —Eh, mi hermano no vendrá por mí hoy, bueno, tal vez lo haga, ¡pero tarde! No me gusta esperar —Bajó la cabeza, y comenzó a jugar con sus manos—. Y... Señorita Alice, pensaba que, uhm, ¿podría acompañarme a mi casa, por favor?

       Alice dudó.

      —¿Acompañarte a tu casa? —hizo eco y luego comenzó a negar con la cabeza—. Lo siento, no creo que...

      —Por favor —pidió Sofia. Pestañeó repetidas veces. Sabía que funcionaba ser 'encantadora'.

     —Bueno, está bien —dijo Alice, realmente no muy convencida.

     No importaba; ya había dicho que sí, y la menor estaba contenta con eso.

      —Gracias —Sonrió, y ayudó a borrar el contenido del tablero mientras que Alice por fin se decidió por alistar sus cosas.

🔸🔸🔸

      En todo el camino, Alice se cuestionó si estaba mal preguntarle a Sofía sobre su hermano. No era 'chismosa', pero tenía cierta curiosidad por él.

     Demasiada curiosidad.

       —¿En qué piensas? —le preguntó Sofia. Despertando de sus pensamientos, Alice luchó contra su sonrojo.

      ¿Cómo decirle que pensaba en su hermano?

      —En nada —respondió con toda la serenidad que pudo reunir.

     Sofía se detuvo, y Alice tuvo que hacerlo también.

     —¿Qué pasa, Sofia? —inquirió, tratando de descifrar qué se había perdido. ¿Alguien las seguía? ¿Estaban en peligro? Ni amenaza alguna a su alrededor, por lo que tuvo que mirar el rostro de su alumna.

     —No lo sé —golpeó suavemente su barbilla. Sus ojos brillaban con picardía—, ¿sería posible que a la señorita Alice... le guste alguien? 

     —¿Qué? —soltó una risita—. No, no, no, estás mal —Su declaración eran balbuceos, y tuvo que plantearse qué estaba mal con ella.

      —Vaya, vaya —Sofía aplaudió y sonrió en grande—, es obvio que sí.

       —Te equivocas. Camina —Evitó mirarla más para que esta no hallara nada raro y delatable en su expresión.

     —¿Es guapo? Vamos, estamos en confianza. Confía en mí —Escuchó a sus espaldas, y Alice se mordió el labio para no responder.

El Error de Dylan Ferrer | 1&2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora