Capítulo 48 (P. O)

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Ya era demasiado tarde.

     Ya no había vuelta atrás.

     Nada podía evitarlo...

     Él la encontró, y ya era demasiado tarde.

     La sonrisa de Alice era grande y malvada cuando levantó la mano izquierda, mostrando su dedo índice, para luego, muy lentamente, bajarlo para tocar, sólo un poquito, el hígado grande que se encontraba en el elegante plato con toques dorados.

     Dylan retrocedió.

     —¿Cómo supiste... —Sus ojos se entrecerraron. Sí, obtuvo pronto la respuesta, porque refiriéndose a Sofía dijo, entre dientes—: La enana.

    Alice reprimió el sonreír, asintió, y seguidamente levantó el mentón. Su expresión era seria, seria, seria cuando le recordó:

     —Debes morder el hígado.

     Él miró el plato, a lo que había ahí, como si estuviera esperando que hiciera algo extraño. Negó con la cabeza, mientras peinaba, distraídamente, con sus dedos, su cabello negro hacia atrás.

     Él era... tan apuesto.

    —De ninguna manera, Alice. No me harás...

    Escucharon a los pocos trabajadores de la cocina reírse. Y Dylan los miró con el ceño fruncido.

     Acercándose, él musitó, repitió en su oído:

     —Sabes que me refería a-

     Un estremecimiento la invadió. El calor, el olor delicioso de su cuerpo, la dejaron deseosa de...

     —Cometiste un error, Dylan —susurró, recuperándose del... sentimiento extraño—, y lo estoy aprovechando. Acéptalo —Conectó sus ojos oscuros a los claros de él—, tú perdiste.

    Moviéndose, alejándose, tomó los cubiertos y, un momento después, tenía en el tenedor brillante un trozo considerado de hígado.

    —Vamos, Dylan, es saludable. Yyyyy delicioso —dijo, relamiéndose el labio inferior para agregarle más 'diversión' a la situación. Sin embargo, su sonrisa vaciló con el interés que él le dio a su boca.

     Se aclaró la garganta, y de manera lenta, dirigió su mano, por supuesto con el tenedor y el hígado, a la boca contraria.

     Dylan no la abrió.

     —Perdiste —repitió alegremente, haciendo del tenedor como si fuera un avión—. Abre grande —Él no acató—. Abre.

     Nada.

     —Dylan —Una advertencia. Esa era una advertencia. Se esforzó en hacerla, y se felicitó por el cómo logró que su tono saliera mordaz. Los ojos contrarios seguían en los suyos.

    Luego él abrió la boca, y justo cuando Alice estaba por cantar su nombre: victoria... La cerró. Dylan cerró la boca abruptamemte. Y la sonrisa que le dio después, no era para nada una buena señal.

     —Me lo comeré, todo —le dijo, causando que Alice lo mirara con recelo—. Por supuesto, después de ver las cámaras de seguridad y, confirmar, que tu mano izquierda no hizo contacto con algo más.

     Nuevamente, los trabajadores reventaron en risas. Alice no se estaba riendo en lo absoluto. No había nada gracioso.

      —Te dije que perdiste.

      —¿No puedo asegurarme? —Allí, un desafío. Apretando los dientes, Alice asintió.

      Y Dylan parecía terriblemente satisfecho al sacarla de la cocina. La mano de él sujetaba suavemente la suya... Las miradas que les brindaban los demás al pasar, eran extrañas, incómodas, y casi quiso bajar la mirada.

     Casi.

     Pronto estuvieron en un cuarto pequeño y algo oscuro, a pesar de las múltiples pantallas. Dylan hablaba confiadamente con el hombre que al parecer estaba a cargo de ellas.

     Un apretón en su mano, y Alice lo miró, justo cuando el otro, el desconocido, se puso de pie y le brindaba su asiento.

      —Gracias —dijo, liberándose de Dylan. El hombre de piel chocolate asintió ante sus palabras, y se posicionó en la parte de atrás, en la parte más oscura, sólo para juntar sus manos detrás de sí y mirar hacia adelante, para quedarse quieto, como si fuera algún tipo de estatua.

     Volviendo la atención al mal perdedor, vio el cómo presionó varias veces en el teclado de manera rápida y confiada sin siquiera tener que mirarlo. Sus ojos claros sólo estaban fijos en la pantalla más grande. Ni en un segundo bajó la mirada, ni siquiera para tomar el mando de-

     —Aquí —dijo, causando que mirase la pantalla amplia también. En ella, se observó a sí misma luchando contra su sonrisa en el dorado ascensor.

     Su cara enrojeció cuando se percató de lo rara que podría verse al primero tomar un largo respiro, para luego sonreír. Y así sucesivamente. "Respiro, sonrisa, respiro, sonrisa, respiro, sonrisa". Mantuvo la expresión tranquila y la vista en el aparato a pesar de la vergüenza.

     —No toqué nada allí, Dylan —dijo, para que no viera el cómo después apretó botones como una desquiciada—. Sé un buen perdedor, y volvamos a la cocina para que...

      Sus palabras murieron.

      El video fue rebobinado. Y pausado un momento después.

     Alice quiso buscar alrededor de la habitación oscura, encontrar un agujero milagrosamente al cual adentrarse y nunca salir.

     Dylan se aclaró la garganta.

     —Parece que...

     —Cállate —le cortó, con la cara caliente, roja.

     Y con la vista fija en la imagen de ella, con su mano izquierda tocando su seno izquierdo.

     Por supuesto, disfrutando de la situación, Dylan volvió a rebobinar, y en el video se vio el cómo, en el ascensor, llena de adrenalina, básicamente restregó su mano izquierda en su pecho para, finalmente, posarla en el lugar que está su corazón.

     Recordó el golpeteo acelerado de su víscera cardíaca contra su caja torácica...

     Lo había sentido, sin embargo, estúpidamente, usó su mano para 'darse cuenta' de lo obvio.

     Lo obvio ahora...

     Lo obvio ahora es que Dylan Ferrer fue quien ganó.

      Ella era la perdedora.


     

☄️

Vi la cantidad de comentarios en el capítulo anterior y *c desmaya*

Si hubiera sabido que comentaron tanto, habría retocado el otro capítulo para subirlo después de este :c

Pero el Internet se me va...

:'

Gracias, y se les hama✨

Por cierto, ya casi es mi cumpleaños :D

No quiero envejecer máááááás

Cof

De nuevo, grax

Hasta cuando tenga Internet otra vez c:

—Luestrellitaporqueeltecladoyanolatiene

El Error de Dylan Ferrer | 1&2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora