Los ojos ven, los oídos escuchan pero el corazón no acepta

Comenzar desde el principio
                                    

Me senté en la cama cruzando mis piernas, le invité a sentarse frente a mí a lo cual él respondió con un asentimiento rápido. Le miré moverse con su acostumbrada seguridad que rayaba en la arrogancia pero ésta vez no me importó y en cambio hizo que mi corazón latiera con frenesí.

Nos miramos a los ojos cuando estuvo sentado frente a mí, sus ojos azules grisáceos estaban vidriosos y yo me sentí mal de nuevo, no quería verle culpable ni algo por el estilo, sólo quería verle feliz. Intenté sonreír un poco logrando una mueca parecida a la sonrisa.

Brashier llevó su mano derecha a mi mejilla izquierda, apoyé mi cabeza en su mano cerrando mis ojos deleitándome de lo cálido de su toque.

—Estamos juntos en esto —Comenzó haciéndome abrir los ojos—, no debí gritarte y lo lamento mucho

—También lo lamento, no debí golpearte —Él me sonrió con ternura y yo sentí como todo dentro de mí se agitó—. Te amo Brashier

No hubo reacción de sorpresa o de rechazo, sólo una sincera sonrisa de felicidad de su parte. Quise saltar de la cama y bailar celebrando lo que estaba ocurriendo en aquel preciso instante.

—Aunque no lo diga a voces estoy agradecido de que lo hagas —Confesó acariciando con su pulgar mi mejilla.

Sonreí sin mostrar mis dientes y le dediqué la mirada más enamorada que podía darle, sólo quería que él supiera cuanto le amaba. Le miré mientras se acercaba a mí casi con timidez y me besaba, abracé su cuello con suavidad suspirando a gusto de estar ahí de nuevo.

Brashier sostuvo mi rostro entre sus manos acariciando mis mejillas con cariño convirtiendo a aquel beso en un manjar. Nuestro amor (sí, NUESTRO) no era perfecto pero ¿Las mejores cosas lo eran? A mi entender personal no consideraba existentes a las “cosas” absolutas pues era un valor que denotaba ciertas características estables, además de tener en cuenta que había variables, por lo tanto no podía haber tal cosa como un “absoluto”.

Acaricié el cabello de Brashier estremeciéndome al sentir las cosquillas en mis palmas. Algo a nuestro alrededor aumentó mi atracción por él así que busqué pegarme más no perdiéndome ni un momento de su presencia.

Sentí sus manos en mi espalda ayudándome a cumplir con mi meta, le besé con más intensidad mordiendo su labio inferior ligeramente produciendo varios suspiros de su parte. Quería más de él, quería tener todo lo que Brashier abarcaba.

Te amo —Le susurré separando mis labios un poco.

 ¿Estás segura? —Preguntó haciendo que le mirara a los ojos.

Completamente

 ¿Quieres amar por el resto de la eternidad a un ángel con carácter volátil que puede explotar en cualquier momento teniendo en cuenta tu poder?

El jugar con fuego tiene sus consecuencias —Dije con seriedad y él asintió de acuerdo—, pero eres libre de ellas cuando eres el fuego mismo —Sonreí.

Brashier rió entre dientes haciendo que mi atracción por él incrementara.

Espero sepas lo que haces

Vales el riesgo —Entonces él me dedicó una mirada en shock.

Me mantuve impasible y en cambio acaricié sus mejillas dejándole saber que le amaba.

No creo que sea así

—Brashier —Él me miró a los ojos—, te amo ¿De acuerdo? Me importa poco lo que has hecho ¿Estás escuchando? Me importa poco

Irrumpir en el Ardid (irrumpir en el Ardid #1) [En proceso de Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora