CAPÍTULO 18: Reencuentro.

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Carlos: ¿No me jodas? –soltó su brazo.

María: ¿Quién está aquí? –Elevo la voz.

Carlos: Su hermana y la de un colega –La observó y volvió a mirar el bus. –Oye cálmate, luego la coges y hablas con ella tranquilamente, porque ahora hay mucha gente –Añadió consiguiendo ver por fin como las dos chicas se ajuntaban con un grupo de amigos y amigas en una esquina.

Mamadu: Carlos, te pago la gasolina y la vuelves a casa -Miró seriamente a este.

Carlos: ¿Estás loco o qué? –Preguntó exclamando. –Eso es mucho viaje tío –Añadió negando con la cabeza.

Carlos: Oye, de verdad, luego te la traigo y hablas con ella, pero ahora no...

María: Madre mía cari... –Miró hacia el bus.

Mamadu: Esto es para flipar... -Murmuró negando con la cabeza dejando ver su rostro indignado –En fin, llama a Omar y vamos a la cola –Añadió.

Entretanto por su cabeza ordenaba las palabras exactas que le iba soltar a su hermana cuando se cruzara con ella.

Narrador.

Nadie se movía por el momento, dejando el medio de la pista deshabitado. Solo unas pocas personas tenían el valor de moverse locamente siendo observados por la mayoría de personas que se mantenían al margen. Mamadu miraba cada parte de la sala con la intención de encontrar a su hermana, pero no conseguía verla, ya que ella todavía seguía fuera con su grupo de amigas que todavía no tenían intención de entrar. Pasados treinta minutos el ambiente se volvió más notorio y el medio de la sala ya se encontraba eclipsado por tanta gente, los tres chicos se encontraban cerca de la barra, acompañados por el grupo de María, que no dejaban de bailar esos pasos africanos que hacían a la perfección.

Carlos observó al DJ que había pegado un grito para excitar el ambiente, recibiendo una respuesta acalorada por parte del público. La noche estaba animada, era sorprendente para el ver como muchas de las personas que había visto en el campo de fútbol se encontraban bailando en esa sala. Él también se animó y empezó a moverse observando como Omar bailaba locamente sin cortarse, haciendo caras y movimientos poco ordinarios, miró a su otro amigo y le vio pensativo volteando la cara de vez en cuando en busca de algo. Le dio un pequeño golpe en la barriga y movió los brazos animándole a bailar, le surgió una sonrisa al ver que su amigo respondía, aunque le costaba, eso le animo más y se empezó a mover más chifladamente.

Omar: ¿Qué te ha dado? –Preguntó a Carlos en la oreja.

Carlos: Estoy bailando tío –Le dedico una sonrisa –Mira que cabron –Señalo a Mamadu que bailaba lentamente con su chica. 

Aunque por su mente, el chico no dejaba de pensar y de observar.

Omar: Hijo de puta –Espetó. –Vamos a bailar con las otras va –Movió levemente la cabeza señalando el grupo de chicas.

Hacia bastante rato que el ambiente se había apagado, el cambio de DJ no resulto ser algo que hiciera mucha gracia a la gente que había asistido a la fiesta, que murmuraban entre ellos las canciones que ponía el DJ y lo mucho que las repetía, mostrando su descontento y su enfado que el hombre pudo percibir, su respuesta fue poner un tema que hizo saltar a todos de golpe y que obligó a mucha gente que estaba fuera a volver a entrar rápidamente.

El magrebí se había aburrido de la situación y se encaminó hacia el baño, mientras se movía con dificultad por la gente que volvía a entrar ansiosamente, paso a través de todos ellos con dificultad logrando situarse en el portal del baño saludando a unos cuantos conocidos, para luego entrar en el baño y mojarse la cara de sueño que llevaba, recordó que dentro de unas horas tenía que ir con su padre a hacer unos recados, soltó un largo soplo y salió del baño, observó los dos lados del pasillo que daba camino hacia la sala, su cerebro le dio un aviso de que había visto algo de lo que a primera vista no se había percatado, lo que le obligo volver a mirar sorprendido, entrecerró sus ojos aunque no había luz que le molestara para asegurarse de que definitivamente estaba viendo a Fátima y Kumba, se dirigió hacia ellas con la mano en la boca y tratando de asimilar aquello.

DOS PAÍSES Y UN AMORWhere stories live. Discover now