CAPÍTULO 3: La chica del velo.

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Narrador

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Narrador

El día siguiente, fue todo lo contrario al anterior. Los del tiempo avisaron de que un fuerte viento iba a soplar en toda la comarca del Maresme, acompañado de gotas de lluvia que obligaría a más de uno a llevar su paraguas y a no salir de casa. Parecía que sí, que el tiempo se había vuelto bipolar por culpa de los dioses del Olimpo. Ibra observaba concienzudamente ese diluvio desde dentro de clase; cómo el viento empujaba los árboles y esas gotas empapaban las carreteras, invadiendo la tierra firme

- Esto es de locos –Pensó. Juan entró en clase medio empapado, con su paraguas de colores en la mano, que no paraba de gotear toda es agua acumulada.

- Vaya, sí que has sufrido señor Juan –Dijo Mamadu acompañado de una risa.

- Además de llegar tarde, vienes empapado. ¿Crees que estas son maneras de entrar señor profesor? – Ibra se rio y miró a Mamadu.

El profesor prefirió ignorar sus comentarios sarcásticos, dejó su paraguas apoyado a su mesa y se sentó al tiempo que se quitaba la chaqueta, también empapada que dejaba al descubierto una sudadera de lana de color marrón que combinaba casualmente con su cabello moreno.

- Vivo un poco lejos de aquí y lo sabéis. Además, cuando el tiempo se pone así, el tráfico se vuelve bastante lento –Dijo Mientras se limpiaba las gafas con un pañuelo que sacó del bolsillo de la chaqueta y que dejaban ver sus ojos marrones claros –. Pero bueno, hoy haremos algo muy curioso; se me ha ocurrido al ver la lluvia y este fuerte viento que sopla.

- Bueno bueno, hoy viene inspirado –Dijo Andrea mientras intentaba ondular su melena negra con el dedo.

- ¡A saber! –Exclamó Shen mientras se calaba la gorra. –seguro que es algo interesante –Añadió.

- Bueno, primero habrá que despertar a esos dos gandules de atrás – Dijo Juan señalando a Carlos y a Omar.

Mamadu, que estaba más cerca, despertó a Omar y a Carlos introduciéndoles un lápiz en su oreja frotándolo lentamente, logrando despertarlos de un tirón. Desorientados miraban todo a su alrededor como si hubiesen despertado de una larga hibernación, y sin entender que es lo que se movía por sus oídos hace un momento. Los demás alumnos desviaron su atención hacia una ráfaga de viento que había golpeado la ventana con dureza.

- ¿Dónde estoy? –Preguntó Carlos todavía desorientado.

- En el fin del mundo.... –Le dijo Mamadu dándole un golpe en la frente con el lapiz, provocando las risas de los demás.

- ¡Estamos aquí! –Exclamó Juan, enmudeciendo a toda la clase –, veréis, hoy os quiero hablar sobre los problemas de la vida, los retos, los sueños. ¿Alguien tiene sueños aquí? –Preguntó contemplando el panorama.

- Sí –Levantó la mano Shen.

- ¿Dime cuáles? –Le señaló.

- Ojala mis sueños se hicieran realidad, se hicieran realidad, porque tengo uuuuuun montón, con doraemon puedo hacer que se cumplan toooodos... – Prosiguió a cantar Omar con los ojos entreabiertos, provocando las carcajadas de los demás alumnos en clase, incluso a Juan se le escapo una sonrisa que intentó disimular agachando la cabeza. Shen se dio la vuelta y miró a Omar con cara de burlón, a lo que este le mandó un beso todavía con los ojos entreabiertos.

DOS PAÍSES Y UN AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora