—Tú... siempre me antepones... y yo vivo como un iluso, pensando que todo es una maravilla mientras tú sufres... ¿Acaso te parece justo?... Serena... —frunció el entrecejo al ver que los párpados bajo las delicadas cejas rubias como el atardecer, se estrujaron y las lágrimas empezaron a derramarse nuevamente.

Pasó su mano bajo los rizos que caían sobre las mejillas de la reina y se agachó hasta su altura, mientras le levantó el rostro para besarla. Llevándola a abrir los ojos ante el contacto, que terminó segundos después.

—Gracias... —le sonrió, por lo que ella lo miró sin comprender. Pensaba que estaba muy molesto hasta hace un par de minutos. —Gracias por amarme tanto...

—...Ash... —se sonrojó levemente por su respuesta. —Pero déjame amarte de la misma manera... demostrándote que puedo ser un gran apoyo... como siempre y que juntos encontraremos una manera... sea lo que sea que nos toque enfrentar.

Ella asintió y colocó su mano sobre la de él que continuaba sobre su mejilla.

—Muy bien... ahora recojamos lo que podamos y lo demás, traeremos un camión... o algo... —la miró sonriente, al no tener idea de lo que pasaría, a lo que ella le respondió con el mismo gesto. —Y luego iremos a un hotel de esos super caros que hay en Lumiose y comeremos un coctel con donas mientras nos bañamos en la piscina. —Terminó por sonreír ampliamente.

—¿Coctel con... donas?... lo miró con los ojos muy abiertos, cada día le sorprendía más lo que era capaz de llevarse a la boca.

—Por favor, despejen el camino, este lugar ya ha sido asignado. —El desfile de cajas que entraron tras la persona que pasó prácticamente caminando encima de ellos, los hizo retroceder, aún en el suelo, por lo que Ash le tendió la mano a Serena para ponerse en pie y la colocó tras de él. A lo que ella dio un paso al frente colocándose a su lado y tomándole la mano, entrelazó sus dedos con los suyos, lo que lo hizo entender que ella había comprendido y ahora estarían juntos ante lo que fuera.

—¿Puede explicarnos que significa esto?... —preguntó nuevamente molesto, hacia las personas que llegaban con la mudanza.

—La futura reina de Kalos ha tomado posesión del edificio, todos han sido evacuados, para no lidiar con la prensa. —Explicó un hombre de traje y anteojos oscuros, parado a la entrada del departamento, con un radio todo el tiempo en mano.

—¡¿Qué?! ¿Cómo que todos? ¿Quiere decir que todos nuestros vecinos han sido echados a la calle? —alzó la voz el entrenador.

—¡Piika! —se mostró molesto su amigo también.

—¿Futura reina?... —temblaron los ojos de Serena ante lo que escuchó.

—¿Por fin lograron sacar toda la bazofia que había adentro?... —la recién mencionada, venía escoltada tras el pasar de la última caja. Llevaba las gafas oscuras aún sobre el rostro.

—¿Bazofia?... —la miró indignado el campeón.

—¿Eh?... separó los labios al verlo. —No pensé que habría gente por aquí... y menos tú... —sonrío.

—¿Qué no habría gente por aquí? ¿Acaso no se da cuenta de todo lo que acaba de hacer? ¡Ha sacado a la gente de sus casas! ¡¿Qué clase de reina piensa que podría llegar a ser con esa actitud?!

—Siempre... con el mismo afán de defender las causas justas... siempre patético... Si hay algo que hay que tener en cuenta es que para ser el mejor, debes rodearte solo de lo mejor... y nadie es tan bueno como para compartir el piso conmigo, yo que soy la mayor exponente de los graduados del TecPokémon.

—¿TecPokémon?... —parpadeó Serena.

—De esperarse que la actual reina sea una completa ignorante... este tipo de concursos son una mala reputación para las entrenadoras... verse bonita y bailar con tus Pokémon en el escenario, de ninguna manera es lo mismo que ser realmente bonita e inteligente al punto de poder lucirte sin necesidad de fuegos artificiales. —Se sacó los lentes para mirarla, develando su identidad ante Ash.

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