III

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No se cansaba de admirarla, vuelta tras vuelta, siempre acompañada de aquel compás de música suave, si pudiera sólo permanecer mirándola sin duda sería feliz. Sin importar más, el soldado de cabellera negra y brillantes ojos pardos, había jurado permanecer a su lado día y noche, para admirarla y protegerla.

POKÉMON XY&Z

OTHER WAY TO BATTLE

III

MUNDO ALTERNO

Sabía que la suerte los había juntado, pero también estaba consciente que el destino podría llegar a separarlos. Habían acabado juntos en la misma juguetería, uno al lado del otro. Aquel soldado de reluciente chaqueta azul y elegantes pantalones con cintas rojas y la indiscutiblemente preciosa danzarina de la caja de música, que pasaba los días deleitándolo con sus elegantes y finísimas vueltas sobre su resorte que no se cansaba de girar y girar.

Muerto de las ansias porque llegara la noche y pudiera por fin moverse, simplemente le sonreía. Mientras ella posaba su mirada azulina sobre sobre él, cada vez que la posición se encontraba con su dirección.

Estaba seguro que sería capaz de hacer lo que fuera por ella, desde despegar las hojalatas de su propia pintura para regalárselas y que ella siempre luciera hermosa, hasta dar su corazón de magia para que ella siguiera viviendo en su lugar.

Porque si verla feliz estaba en sus manos... no lo dudaría ni un segundo.

REALIDAD

—Ash... vete... —¿Qué estaba diciendo?... Ella misma no alcanza a comprender los sonidos que emitieron su lengua en esos momentos. Y menos el entrenador de Kanto, cuyos ojos temblaron ante sus palabras.

Con el mismo temblor, que muestran ahora frente al espejo de su habitación. Se había levantado de la cama con aquel recuerdo y tras caminar unos cuantos pasos, sacó un paquete del closet y sacándolo de la bolsa, se encontró con el precioso par de zapatillas rosas con resplandores plata que hace algunas semanas habían visto en un aparador, demasiado costosas para adquirirlas de un pago...

Como todo lo que ella quería... él las consiguió... ¿Pero de qué servían ahora?... Los sentimientos empezaron a hacerse madaña dentro de su pecho sin poder conectar al razonamiento de su mente, por lo que tomó una y con la rabia que se acumulaba, la apretó en la mano para terminar arrojándola contra la pared, derribando con ella la lámpara de noche de la mesita de la esquina, al ver lo que hizo dejó caer la otra con todo y caja hacia el suelo.

—¿Pika?... —miró asustado la escena su amigo.

—Salte... por favor amigo... —caminó hacia la puerta, por lo que el eléctrico también y una vez afuera, le cerró la puerta en la cara de un azote. Fue entonces cuando las orejas de Pikachu se levantaron asustadas al escuchar el sonido de las cosas siendo golpeadas y cristales rompiéndose dentro de la habitación.

Había derribado el telecomunicador y tomando el peine de la reina lo había arrojado contra el espejo del mueble de maquillaje, para entonces sentirse terrible consigo mismo por tal reacción. Terminó por derrumbarse en medio de su propio desorden, no era tiempo para eso y lo entendía, pero la amargura que se deslizaba de su boca hacia su garganta no pasaría tan fácilmente.

—Soy un idiota... —se llevó ambas manos al rostro y suspiró mientras apretaba los dientes. —No debí dejarla sola aunque me lo pidiera... —Pareció reanimarse un poco ya que se levantó y se dio un par de palmadas sobre las mejillas. —¡A lo que vine! —corrió a buscar una pequeña maleta, en la que se apresuró a meter alguna ropa.

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