CAP. 25

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— ¿Por qué preguntas eso? — su rostro que ya comenzaba a verse más pacifico se torno en uno completamente duro. –Bien hecho (tn)- me critiqué a mí misma.

—Y... Yo— tartamudee nerviosa al sentir su mirada fija —Es que Angie me dijo algo así— ya no sabía ni que decirle. Regresó su mirada al frente enfocándose en el camino.

—Lo siento si te incomode con esa pregunta— me disculpé, ya que yo mejor que nadie sabía lo que era hablar de ese tema.

En silencio llegamos hasta el salón de fiesta donde horas antes habíamos dejado a la pequeña. Se estacionó y estaba por bajar pero lo tomé del brazo evitando que bajara.

— ¿Puedo ir yo por ella?— le dije en tono de suplica, rodó los ojos y cerró la puerta acomodándose nuevamente en el asiento — ¡Gracias!— le dije con una enorme sonrisa. Bajé rápidamente y caminé hasta la puerta del salón infantil.

El salón de eventos estaba decorado con globos rosas y blancos, además de pequeños adornos de princesas, muy lindo.

Había muchos niños y niñas corriendo de un lado a otro, no lograba encontrar a Angie.

—Hola— una señora rubia, ojos verdes me saludó con una gran sonrisa

—Hola— le respondí el saludo —Vengo por Angie Pimentel, pero no logro verla— le informé mientras agudizaba mi mirada tratando de encontrarla.

—Ah claro— pero que empalagosa sonrisa que tenía esa mujer —Espera que voy a buscarla— se dio la media vuelta para después dirigirse hacia donde estaban todos los niños.

— ¿Dónde está?— escuché la voz de Joel detrás de mí, así que de inmediato giré y levante mi mirada.

—Fueron a buscarla— sonreí y me acerqué a él.

— ¿Por qué querías venir tú por ella?— preguntó mientras su mirada divagaba por el rosado lugar.

—No lo sé— me acerqué aún más y lo rodé con mis brazos

— ¿Qué haces?— preguntó dando un paso hacia atrás

—Se llaman abrazos Joel— dije obvia —No sé si los conoces— puso los ojos en blanco

—Si sé que son, pero ¿por qué lo haces?— volvió a retroceder tratando de librarse de mi abrazo, pero no lo lograba.

— ¿Y por qué no hacerlo?— mi barbilla estaba recargada en su pecho para poder verlo

— ¿Joel?— una voz femenina se escuchó a mis espaldas — ¿Cómo has estado cariño?— ante su cara de nerviosismo, noté que era hora de soltarlo.

—Muy bien ¿y usted?— contestó con cortesía pero sin perder su forma ruda de ser.

—También muy bien— la voz de esta mujer tenía alegría, ternura entre otros sentimientos mezclados. Se acercó a Joel y lo abrazó. Después se acercó a mí y saludo con el típico beso en la mejilla —Marie Hudson— se presentó

— (tn) Henderson — hice lo mismo.

—Que linda es tu novia Joel— dijo la ahora agradable mujer poniendo su mano en mi hombro

—Gracias— dije con una enorme sonrisa, tratando de no reír por el tono rojo carmesí que se había apoderado de las mejillas de Joel.

—No— tartamudeo —Ella no es...— no pudo terminar la frase cuando el pequeño grito de Angie lo interrumpió.

— ¡(tn)!— gritó más que feliz, mientras corría hacia mí.

— ¡Hola!— contesté con el mismo tono que ella — ¿Cómo te la pasaste?— le pregunté sonriente mientras la cargaba

— ¡Genial!

— ¿Es Angie?— preguntó Marie y Joel asintió con la cabeza

— ¡Pero qué grande estas!— dijo acercándose a nosotras —Seguro no me recuerdas— acarició su mejilla —Pero yo te conozco desde que eras una bebe pequeñita— Angie solo le sonrió —Yo era...

—...Amiga de mi mami— la interrumpió la pequeña como si nada, solo noté la seria mirada de Joel — Vamos (tn) ¿me acompañas por mi trozo de pastel?— como negarle algo a esa dulzura. La bajé y de inmediato tomó mi mano para correr hacia donde estaba el pastel.

------Después nos dirigimos a casa de Max, el amiguito de Gabriel------------

—Dame pastel Angie— le decía Gabriel a su hermana quien gustosa comía la gigante rebanada de pastel que le habían dado.

—Angie, es demasiado para ti— habló Joel —Compártele a Gabriel— le ordenó y la pequeña enseguida obedeció.

La luz roja hizo que Joel se detuviera, me recargué en el asiento y volteé hacia la izquierda para poder verlo, lo miraba fijamente esperando a que volteara. Finalmente lo hizo y le sonreí, nuevamente reprimía sus ganas de reír. Pero que hombre tan antipático eres Pimentel. Seguí mirándolo fijamente y volvió a voltear, esta vez le guiñe un ojo y le mandé un beso sin que los pequeños se dieran cuenta y ahora si dejó escapar una pequeña sonrisa, negó con la cabeza y volteo su mirada al frente.

Puse mi mirada al frente al ver una luz blanca que no era precisamente del semáforo, el cual seguía en rojo, esta luz blanca comenzó a hacerse mayor y con más velocidad se acercaba directamente hacia nosotros.

— ¿J...Joel?— tartamudeé asustada volteando a verlo, este con el ceño fruncido trato de mover la palanca de los cambios, pero no entraba. No era solo una luz, era un auto el que venía a toda velocidad en dirección a nosotros.

~•Pensando solo en mi•~ Joel Pimentel (CNCO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora