Capítulo 9

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Capítulo 9.

Y entonces ahí estaba, maravilloso y sexy. El tan deseado Jake Montgomery parado frente a mí.

-J-Jake –sonreí, acomodándome el morral torpemente en el hombro. Ali me observó de reojo, siempre lista para darme un golpe y salvarme el pellejo. Podría sobrellevar esto sola, ¿no? Había podido con un secuestro y un casi asesinato, ¿no iba a poder con Jake?

-Te estuve buscando por toda la fie...sta –murmuró, casi susurrando, para que sólo yo pudiera escuchar. Ali tomó a Danny del brazo, casi arrastrándolo para poder sacarlo de ahí. Pillé de reojo que lo fulminaba con sus ojos azules, de una manera sombría. Recordándome a…

-Me dijeron –respondí, frunciendo los labios al sonreír.

-Oh –arqueó las cejas -. ¿Todo en orden?

La horrible película pasó por mi mente de nuevo, estremeciéndome. Tragué saliva, mientras sus ojos marrones me devoraban e intimidaban.

-Sí, por supuesto –afirmé, con tono lúgubre, mientras las manos me temblaban. Supongo que debí hacerlo más creíble, pero era demasiado débil frente a él. Deseaba que me salvara de toda esa mierda como en las películas, pero supongo que ya estaba soñando demasiado. Curvó una sonrisa, aliviado de recibir esa respuesta.

-Me asustaste mucho. Bueno, nos asustaste a todos.

-Yo también me asusté mucho –admití, con tono sincero.

-Tienes que mantener esa cabeza en el juego, nena –bromeó, sacudiéndome los cabellos castaños. Una puntada ferviente y violenta sacudió mi vientre, estremeciéndome como un relámpago. “Nena”, repetí para mis adentros. Los recuerdos me venían a borbotones, sumiéndome de nuevo en el estado de estupor zombi, el mundo se volvía a detener.

-¿Te veo en clases? –sonrió, ignorante de todo lo que había pasado por mi cabeza durante mi silencio. Incapaz de articular una respuesta, asentí con la cabeza y me plantó un beso en los labios antes de que pudiera detenerlo, lo cual bastó para sacarme de mi shock repentino. “Oh, Dios”, pensé. Tanto tiempo había estado esperando ese momento, y ahora estaba llegando, justamente cuando estaba sumida en un estúpido shock. Lo observé alejarse hacia el campus, donde se hallaban reunidos los jugadores de fútbol de la escuela, y yo me quedé observándolo.

Había sido tan leve y rápido que ni yo misma me lo creía, y aunque quería salir corriendo hacia los salones gritando “¡me besó! ¡Me besó, perras!”, yo sabía que estaba forzándome demasiado. Ni siquiera podía dar un paso más de donde estaba. Ahora tenía un doble shock.

Sumida en mis propias emociones, se me ocurrió hacer lo más estúpido, y de lo que ahora me arrepiento. Corrí hacia el baño, abriéndome paso entre la multitud desmesurada que se rehusaba a entrar a clases, ignorando a los curiosos que murmuraban cosas vinculadas con Jake y yo, ignorando incluso a Ali, quien me agarró con el brazo antes de ser rechazada por mí hacia atrás, y me encerré en uno de los toilets que vi desocupados. Tiré la mochila al suelo, y me deslicé de espaldas por la pared, dejándome caer y ahogando un grito en mi puño, el cual mordí.

Las lágrimas se apoderaron de mis ojos, mientras la película de lo que había estado sucediendo en mi vida de la noche del viernes para hoy, rodaba lenta y minuciosamente, como si estuviera de verdad mirando un filme. No sabía bien si lloraba del miedo, del shock, de la emoción, o si estaba hormonal.

Había sido tan estúpida. Ir al baño y ser secuestrada, ser atada, golpeada, empujada, maltratada… y ahora, besada. ¿Qué coño de sentido tiene todo esto? Yo debería estar tranquila, yo no debería estar castigada, yo no debería ser tan estúpida y sensible, yo no debería estar armando tanto drama por esto… Yo no debería estar pensando en Harry.

Alison golpeó la puerta con la palma de su mano, cosa que sólo hacía cuando estaba muy desesperada, y en este momento, lo estaba.

-¡Abre esta maldita puerta, Skylar! –me ordenó, pero su tono era de súplica. Podía ser muy ruda, pero éramos mejores amigas desde el pre-kinder, estábamos ahí una para la otra, aún cuando yo era la más cursi.

-Estoy bien –mentí desde dentro. No quería ni imaginar lo que estaba pasando por su cabeza en ese momento, me querría matar.

-He dicho que abras la puerta, Skylar Dayne –gritó. Mierda. Estaba molesta. Vacilé unos segundos antes de girar el pestillo y hacer que entrara, pero terminé haciéndolo.

Ella me tomó de la mano y me dio un jalón con fuerza, levantándome contra mi voluntad y haciendo que me llevara el bolso a cuestas, mientras caminábamos en dirección al laboratorio de química, que siempre estaba desolado a estas horas de la mañana.

Me empujó dentro y cerró la puerta a mis espaldas. ¡¿Por qué a todos les daba por empujarme, mierda?!

Me volteé hacia ella con los brazos cruzados, esperando un sermón.

-¿Qué coño te hizo Jake? –gritó -. Voy a matar a ese hijo de puta en cuanto lo vea. Ese desgraciado puto popular. ¡Que me entere yo que te ha puesto una mano encima! ¡O que te ha hecho algo malo! Va a recordar el momento en que nació…

-No me ha hecho nada –la interrumpí, con voz lúgubre. Se detuvo a mirarme.

-Oh –dijo, con tono alegre -. ¿Entonces qué pasó? –inclinó la cabeza, poniéndose los puños en las caderas. Miré hacia otra parte con los ojos cristalizados, mientras las lágrimas pugnaban por caer.

-N…No ha sido Jake, Ali –susurré, con voz temblorosa. Su sonrisa desapareció, dando paso a una expresión mesurada y preocupada. Frunció su frente.

-¿Quién fue? –murmuró con complicidad. Tragué saliva.

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