Capítulo 18: Desarmados

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—¿Ah sí?, quisiera escuchar eso que harás —alegó con burla, pero antes de que el otro respondiera, las bocinas sonaron para llamarlos al lugar de encuentro de siempre. Enseguida, las cabezas de todos voltearon hacia donde escuchaban la voz, y luego se miraron entre ellos—. Parece que se salvaron —les respondió acompañando esas palabras con un gesto de superioridad, y para demostrar más su valía la pelirroja, pasó por al lado de Alan chocando contra su hombro, quien luego dejó escapar un chasquido. En cuanto los hermanos se adelantaron, Alan se quejó.

—No entiendo quién se cree que es. ¡No les hicimos nada!

—No te preocupes demasiado por los detalles, Alan, de igual forma nunca comprenderían lo que es estar en nuestros lugares y ver lo que nosotros vemos —Abel le dio unas pequeñas palmadas a su amigo, y luego se pusieron en marcha. Aunque tenían opiniones diferentes, ellos no dejaban de ser muy cercanos entre sí.

Alan era alguien que se mantenía imparcial, y Abel era la clase de persona que no sabía exactamente a quien apoyar, por lo menos por ahora, pero eso estaba en un segundo plano al estar en medio sus compañeros. Sin embargo, ya venía lo difícil, y eso sería algo que no podrían controlar tan fácilmente.

—Bienvenidos una vez más mis guerreros —saludó Seitán al grupo—. Supongo que es demasiado pronto, sin mencionar, que creo que he interrumpido su descanso más sorpresivamente de lo que ustedes mismos esperaban.

—Espera ¿Qué? ¿Entonces tenemos que salir otra vez? —Yamil se expresó con un terrible mal humor, ya que le era aborrecible que ni siquiera haya pasado un día desde que terminaron con su anterior misión.

—Creo que Yamil tiene razón. Algunos aún estamos cansados y muy estresados después de lo que pasó la última vez —Abel defendió el punto de vista del pelirrojo.

—¿No cree que es mejor que nos tomemos un tiempo más? —preguntó el morocho. No es que estuviera apoyando a Abel por ser su amigo, sólo creía que la idea de apresurar las cosas era precipitada.

—Lo lamento demasiado —dijo con un tono lleno de pena, o al menos eso parecía, pero luego recobró su confianza y retomó sus palabras—. Por lo visto, las criaturas han decidido no ceder a pesar de que han logrado un gran avance en la purificación de su planeta, y esta vez... la misión será entre las sombras —todos los allí presentes se horrorizaron con la noticia. ¿Hablaba en verdad enserio? ¿Justo ahora? Además, estaban todos a punto de prepararse para cenar y luego irse a descansar; sin dudas esto había destruido todo plan previamente hecho.

—¡No voy a ir a ese lugar de nuevo a oscuras! ¡Es muy tenebroso! —advirtió Talía con una expresión de terror; se podía observar que su cuerpo temblaba como si se tratara de una hoja al viento.

—No te preocupes, tú no serás la elegida —ese comentario alivió por completo a la castaña, pero a los demás simplemente los inquietó, si no era ella... ¿Quién o quiénes?—. Los que son indicados para esta misión son Yamil y Misa —ambos hermanos se perturbaron por completo, pues no podían creer que les hubiera tocado esta vez a ellos, en especial a Yamil, ya que para él serían dos veces seguidas.

—¡Pero apenas acabo de regresar de una misión que casi me mata! —vociferó con ganas.

—¿Pero qué dices Yamil? Hasta ahora Abel es el que más veces ha salido. ¿No sería una buena oportunidad para que él descanse un poco? —preguntó Alan al pelirrojo.

—¡Cállate! ¡Tú no sabes lo que es ver a esas bestias!

—¡Claro que lo sé! ¡Casi me despedazan! ¡Y si no fuera por Abel no estaría aquí! —le aclaró al otro, e iba a encararlo, pero el rubio se puso en medio de ellos para frenarlos.

—¡Deténganse! —gritó—. No deberían pelear por esto. Si no quieres ir Yamil, entonces iré yo con tu hermana.

—¡No iré contigo! —le hizo saber la melliza.

—¡Silencio! —la voz de Seitán se clavó en todos e inmediatamente la habitación se ahogó—. Sólo yo puedo decidir quién será el compañero de Misa, así que no hagas movimientos innecesarios Abel —le reprochó, y todos quedaron impresionados. Hasta ahora, ella no se había mostrado tan autoritaria, y la expresión que poseía en aquel momento no podía evitar incitar al grupo al desasosiego. 

 

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Sueños Bajo el Agua ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora