Se llama Amor |1/2|

26- Cumpleaños |Parte 1|

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SAMANTHA.

-¡Estas de broma! ¿de verdad? ¡Es que no me lo creo!- rei- Clarke pidiendo disculpas, tu y Brad, ¡Esto es muy fuerte!

-Pues así es, muy fuerte.

-¡De amigas a cuñis!- grito saltando en la cama.

Llevaba un rato largo, contándole a Brooke lo que había pasado aquella noche, ella estaba encantada con la idea de que James y yo nos demos una oportunidad.

Decía que yo era la indicada y que Brad se merecía un premio Oscar por su gran confesión.

-Y... ¿sólo comieron pizza?- inquirió moviendo sus cejas.

-¡Brooke!

-¡Uy! Te has sonrrojado-. Continuó con sus comentarios-. Anda, cuéntame como fue, no seas mala.

-Es que no paso nada, sólo lo que te conté y ya.- contesté, con algo de pena, al recordar que fui yo la que lo arruinó.

-¿Nada de nada?

-Nada de nada.

-Eres única Hale, tu si vales la pena, si fueras otra, ya se hubieran liado. ¡Te amo cuñi!- grito con orgullo, luego se tiró arriba de mi y me abrazó.

Nos separamos un rato, y nos quedamos tumbadas boca arriba en la cama, veía por el rabillo del ojo que mi amiga seguía sonriendo.

-¿Y que le vas a regalar?- inquirió. La observe sin entender.

-¿Regalo?

-¿Hablan por lo menos, o sólo van al grano?- Comento moviendo sus cejas nuevamente, la empuje levemente y está rio.- Hoy es el cumpleaños de Brad, ¿no sabías?

-No me lo dijo.- Murmure.

>¿Por qué no me lo habrá dicho?<

-Pues ahora lo sabes, cuñi.- respondió sonriendo. Me paré de repente y sonreí ampliamente.- ¿Qué?

-Tengo una idea.

. . .

-¡Dylan mueve tu trasero y ayúdame!- el grito de Brooke James retumbo por todo el salón casi vacío.

-¡Ya voy!, mujer histérica.- El solicitado se levantó de su asiento a regañadientes, se dirigió hacia mi amiga y la ayudó a colocar las luces en el techo.

Llevábamos como tres horas decorando el lugar, agregando una hora más comprando las bebidas y demás.

Había tenido la gran idea de hacerle una fiesta sorpresa a Brad, al principio iba a ser una pequeña con sólo amigos cercanos y su familia. Pero en cuando contacte a Dylan, él se encargó de correr la voz y se aseguró de que vengan muchas más personas.

Casi todo el Instituto.

Jeremi, Dylan y Brooke se las arreglaron para traer lo suficiente alcohol, para embriagarte como por un mes. Ponche, vodka, cerveza, whisky e infinidades más de botellas de vidrio, yacían en la mesa de la cocina de mi casa.

Susan se habia quedado a dormir, junto con mi hermano, en la casa de una amiga; la cual la habían ido a visitar. Iba a volver para la hora del almuerzo, y eso me daba tiempo de asear la casa. Aún no veía a mamá, por ende aún no estaba castigada de por vida, aún.