CAPÍTULO 31 ✓

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El fin de semana llegó en un abrir y cerrar de ojos, y con él, el tan esperado banquete que la familia Styles esperaba con ansias. La servidumbre se mantenía, prácticamente, corriendo de un lado a otro arreglando cada detalle y haciendo su mayor esfuerzo para que todo estuviese perfecto, como lo pedía la señora de la casa. 

— Lottie, ve a supervisar si Bonnie y Maxine están colocando los manteles, presiento que están flirteando en vez de hacer su trabajo. —habló molesta— Si no lo están haciendo bien, hazme saber cuanto antes, por favor.

— De acuerdo, Maddy.

La muchacha salió de la gran mansión al patio trasero de ésta, donde se encontraban sus amigas de trabajo, y tal como lo había predecido la Ama de Llaves, éstas se encontraban parloteando y tonteando con los manteles. Verlas flojear le dio algo de rabia, puesto que la única que parecía preocuparse de cada detalle era ella, además, era quien aguantaba los reclamos de la dueña de la casa.

— Chicas, se puede saber, ¿Qué demonios están haciendo? La cena será dentro de un par de horas y ustedes solo están jugando, además, la señora Anne está hecha una bestia y sus regaños son constantes. No puedo creer que sea a mi a quién le reclamen por su mal trabajo.

— Oye, guapa, relájate. —habló Maxi al acercarse— Todo va a estar bien. Deja a un lado el estrés y diviértete.

— No Maxi, realmente no entiendes...

— ¡Vaya! No sabía que eso se podía hacer en momentos tan necesarios como estos.

Las tres jóvenes quedaron estáticas al oír la voz de Anne Twist, dueña y señora de la mansión Styles. Al girar a verla, la mujer mantenía una postura erguida y semblante serio, la mejor postura que una mujer elegante suele tener al momento de una situación que no fuera de su agrado. Derecha, rígida como una columna de cemento, sin algún tipo de gesto en su cara que demuestre felicidad o satisfacción de algo, mirada indiferente. Esto les daba a entender que no tenía buen humor para un chiste o explicación absurda de cualquiera que se le ponga en medio. Su presencia se parecía mucho a la de uno de sus hijos gemelos, Harry. Y es ahí donde la nueva chica, Charlotte, entendió de dónde había sacado semejante carácter el joven. Se podría decir que los gemelos sacaron el carácter de su madre, solo que uno saco su lado dulce y comprensivo, mientras que el otro es todo lo contrario a la palabra "amabilidad". 

— ¿Y bien? ¿Alguna explicación que quieran darme? —preguntó con necesidad la señora Styles—

— Disculpe, señora...

— Charlotte, por favor, retírate. Necesito un par de minutos a solas con estas dos jóvenes irresponsables. Ve a ayudar a Madelyne. 

— Si.

La mujer cambió un poco su semblante al dirigirse a la muchacha, haciendo que ésta se tranquilizara un poco, además, le daba a entender que su disgusto no era con ella, sino con sus compañeras de trabajo. La joven miró a sus amigas con una mirada de compasión y luego se retiró para dirigirse a la cocina, donde se encontraba el Ama de Llaves, Madelyne.

— ¿Cómo está todo por allá?

— Algo turbio.

— ExplÍcate, por favor.

— Bon y Maxi estaban jugando con los manteles como si fuesen fantasmas y la señora Anne las encontró en su relajo. Ya podrás imaginarte el resto. —suspiró—

— ¡Excelente! —celebró Maddy satisfecha por la noticia—

— ¿Qué? ¿Por qué? —preguntó desconcertada Charlo—

— Bonnie y Maxine son muy revoltosas juntas y no cumplen con lo que se les manda a hacer, he pasado todo el santo día diciéndoles que hagan bien las cosas si no quieren que les den una buena reprimenda. La señora Anne en estos eventos se pone de muy mal genio, y si nada sale como lo ordena, es capaz de despedirte. ¡Pero claro! Ellas no hacen caso en nada que les digo.

LA SIRVIENTA DE LOS GEMELOS STYLESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora