CAPITULO 13 ✓

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Ha pasado ya una semana desde aquella pijamada con los chicos donde aclaramos los puntos correctos para mi escape, y siendo honesta, desde ese tiempo para acá, ni Brenda, Jeremy o tan siquiera mi hermano Lucas, no me han escrito ni yo a ellos. Supongo que deben de estar ocupados con lo suyo, así que por ende no puedo ser tan histérica y llamarles a cada rato, quiero que ejecuten todo de forma correcta y sin errores.

En este momento, yo estaba sentada en el sofá de la sala leyendo una revista de moda, en ese momento sonó mi celular, era una llamada de Lucas.

"¡Oh vaya! Hasta que por fin aparece uno de los susodichos."

Llamada con Lucas.

— Hola, hermanita linda, ¿cómo estas? —Oí su grave voz al momento de abrir la llamada.—

— ¡Oh! Hasta que por fin llamas, yo muy bien ¿y tú? Creí que te habían robado los hombres lobos por allá en Alemania.

Dije con burla, puesto que él había estado en Alemania durante el transcurso de la semana pasada—

— Lo siento... —lo oí suspirar— he estado ocupado con cientos y cientos de trabajo aquí en la sucursal de Alemania.

— ¿Y cómo está eso por allá?

— Horrible... al parecer hay una fuga de dinero. Alguien está chupando sangre como no tienes idea, ésta empresa está casi al borde.

Me quedé helada al oír la noticia, no me esperaba venir eso.

— Diablos... ¿Papá lo sabe?

— Si, lo puse al tanto, y créeme que no está feliz. Pero esto es culpa de Raymond, se supone que era él quien debía estar al mando de todo, pero él parece estar más sorprendido que papá y yo.

— Era de esperarse, tú sabes que él no tiene esa agilidad tuya y la de papá con los negocios. 

— Si, eso lo sé. Pero debe corregirse, no todo el tiempo pienso ser yo el que lo saque de apuro.

— Háblalo con papá, él entenderá.

— Si, es lo que haré cuando llegue.

— Pero bueno... me alegro que estés bien, pese a lo cansado. Creí que te habían secuestrado los hombres lobos o los vampiros.

— Oye, que chistosa estás hoy, ¿no? —dijo riendo.—

— Si, es por unas bananas que me comí hace un par de minutos atrás, debo decir que estaban demasiado dulces.

— Con razón, sabía que el dulce no te hacia bien. —dijo riendo nuevamente.— Bueno, llamé para saber cómo estabas y decirte que te tengo buenas noticias

— Ah, ¿si? —me senté bien en el sofá. Me emocioné de pronto— Entonces habla, ¿de qué trata? Cuéntame.

— Ya arreglé lo de tu Instituto Universitario y empiezas dentro de tres semanas. De una vez sin anestesia.

— ¿Qué? ¿En serio?  ¿Me estas hablando en serio? —dije incrédula.—

Me levanté del sofá y dejé caer la revista que tenía en mis piernas. No podía creer que haya resuelto todo tan rápido. ¡Es increíble!

— ¡Sip! Así que solo necesitas un pasaporte, arreglar muy bien tus papeles de identidad falsos y... ¡adiós, vida aburrida!

— ¡SI!, ¡SI!, ¡SI! Eso es fantástico Lucas. Dios, no lo creo. —tapé mi boca con mi mano libre.—

LA SIRVIENTA DE LOS GEMELOS STYLESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora