CAPÍTULO 24 ✓

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*MINI MARATÓN*

*PARTE: (1/2)*

Estaba tan cansada al momento de subir al auto que durante el corto viaje hasta el conjunto residencial donde está mi nuevo hogar me quedé dormida sin pensarlo dos veces. Al llegar a nuestro destino, Damon me despertó, de nuevo.

— Señorita Evans, hemos llegado.

— ¿Qué?... —pregunté adormilada—

— Hemos llegado ya.

Volteó su rostro hacia el lado derecho solo con la intención de ver si estaba despabilada. Parpadeé un poco y luego bostecé soltando toda pesadez. Fijé mi atención en Damon quién me miraba curioso.

— Claro, si... —me acomodé mejor en el asiento copiloto del elegante auto—  lo siento, es que aún estoy algo adormilada. —sonreí—

— Vale. Pero venga, hay que ayudarle con sus cosas.

— De acuerdo.

Me quité por un momento los lentes de pasta y froté suavemente mis ojos para lograr quitar la pesadez en ellos, pues aún cargaba algo de sueño. Entre el viaje de venida de casa de Zayn hasta la mansión y el corto tour por la mansión Styles, siento que he recorrido todo Londres sin descanso. Damon por su parte bajó del auto para ir al maletero y bajar un par de morrales que llevaba conmigo solo con mis cosas personales, mientras, yo me tomaba el tiempo justo para meditar y organizar mejor mi cerebro. Miré fijamente hacia el frente porque me sentía de una forma muy extraña como... si estuviese viviendo algún raro sueño del que pronto despertaré. Era una sensación horrible porque el miedo hacia que dudase de cualquier cosa o persona. ¿Que tal si Damon es algún tipo contrado por mi padre y solo quiere llevarme de regreso? O... ¿Y si los Styles ya saben de mi? Es decir, que supiesen que soy Melissa y no Charlotte, que quizás esa fue la razón por la que Marcel me contrató de manera inmediata. Son tantas las teorías en mi cabeza loca que ya no sé cual sea la verdadera.

— Venga, Meli, te estás ahogando en un puto vaso de agua. —suspiré y recosté mi cabeza en el respaldo del asiento— Todo va a estar bien, tú relájate y disfruta de la estadía aquí.

Respiré hondo y luego solté el aire por la boca, me coloqué de nuevo los lentes y sonreí para mí misma dándome el ánimo y valentía que necesito ahora. Por último  arreglé un poco el tonto flequillo de mi frente y procedí a quitar el cinturón de seguridad para después bajar. Para cuando salí del auto y me acerqué a Damon, él ya tenía los morrales en sus manos con una sonrisa amable. Cogí ambos morrales y de a poco fuimos acercándonos al edificio.

Caminamos alrededor de una cuadra, o quizás menos. Pronto nos detuvimos en la entrada de un edificio bastante grande con la fachada hecha de piedras, muy al estilo XIX. Damon apretó un botón de tantos que habían pegados al costado en una de las paredes, y al hacerlo, las rejas del edificio se abrieron solas, me sorprendí por tanta innovación, pensé que saldría algún hombre regordete de algunos... setenta u ochenta años, tal vez. A fin de cuentas, sabiendo el tipo de vida y estilo que llevan los Styles nada debería ser sorprendente. Toda gente rica posee las mejores comodidades. Damon, hizo un movimiento de cabeza indicándome que lo siguiera y eso hice. Caminamos por un pequeño puentecillo de madera que estaba sobre una especie de riachuelo artificial, en el cual, habían algunas que otras especies de peces de colores.


"¡Wow! ¿Ésto es una broma? Dios mio, esto... si es real, mucho más que mi vida falsa."

LA SIRVIENTA DE LOS GEMELOS STYLESTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon