9. Besos entre las Sombras

Start from the beginning
                                    

La frase me atraviesa como un rayo. Otra vez con lo mismo: ya me imagino los rumores que van a salir de acá... Me aguanto la bronca, las ganas de decirle de todo a mi ex. «Nada de esto me tiene que importar», me repito.

—Pensá lo que quieras, Karina. —La suelto—. Tomaste demasiado. ¿Por qué no volvés a tu casa? —Le doy la espalda y empiezo a alejarme.

—¡Siempre lo quisiste a él!

—¡Lo quise cuando salí con él! —Giro hacia ella, enojado—. ¡Cuando salía con vos, te quería a vos, pelotuda! —La señalo y dejo escapar un bufido.

Karina se pone a llorar. Yo también lo haría, pero no puedo. Estoy muy molesto y nervioso por todo lo que pasó esta noche. La angustia quedó atorada en mi garganta. Respiro despacio y logro calmarme. Me acerco a mi ex para abrazarla; ella apoya su cabeza en mi pecho.

—Perdoname —le digo—. Me hubiera gustado que las cosas funcionaran.

—A mí también...

—Kari, lo mejor es que cada uno siga con su vida. Como podamos.

—Ya sé. Te quiero mucho.

—Yo también.

Le doy un beso en la frente.

—Vení... —la tomo del brazo y caminamos hacia los sillones, donde veo a Sara charlando con Guadalupe.

—Kari está muy borracha. ¿La acompañan en un taxi a la casa?

—Sí, obvio —contesta Guadalupe.

—¿Estás bien? —pregunta Sara, al ver que Karina se seca unas lágrimas.

Ella asiente.

—Gracias, Fran... —me dice.

Sonrío.

—Cuídenla, chicas. —Me alejo de ellas, caminando rápido hacia la puerta.

Ya fue suficiente. Salgo del edificio de la radio con un nudo en la garganta. No quiero llorar... Me golpea un viento frío y me froto los brazos. Tengo la piel de gallina... ¿Por qué no me traje una campera? Esto me va a afectar la voz mañana. Ya fue, camino hasta casa, tampoco me voy a morir por hacer quince cuadras. La música de la fiesta está cada vez más lejos.

Voy apresurado por una calle oscura, en dirección a la avenida Callao. No sé porqué nunca arreglan las luces en este tramo, no se ve casi nada. Puedo distinguir ambas veredas vacías y los locales cerrados. Menos mal que no hay nadie, me da miedo que puedan asaltarme.

Vuelvo a pensar en mis ex... en cómo bailé pegado a Tobías, y después los reproches que me hizo Karina y cómo le contesté... Debería haberme comportado de otra manera. No sé con qué cara los voy a mirar mañana, bah, en unas horas en realidad; aunque eso no importa ahora... Solo quiero llegar a casa, tomar algo caliente y dormirme.

No estoy tan sobrio como creía... Me cuesta caminar derecho.

Ya más cerca de Callao, saco el celular, para chequear la hora. De pronto, escucho que alguien se acerca rápido hacia mí, a mis espaldas. Apenas llego a girar, porque me toman por los brazos y me empujan, poniéndome de espaldas a una pared.

Me van a robar el celular...

Aunque el golpe conta la pared y el mareo de la borrachera me dejan recontra desorientado, trato de defenderme. No puedo ver bien al tipo, por la penumbra. Me preparo para cubrirme o intentar darle una piña al ladrón. Me toma con fuerza del cuello de la camisa... Su aroma, me parece familiar... ¡El tipo me encaja un beso!

Me separo y nos quedamos mirando unos instantes. ¡Es Nico! Vuelve a unir sus labios a los míos, desesperado.

Respondo a sus besos con otros más suaves y pequeños y poco a poco se tranquiliza. Los abrazo y abro más la boca para dejar que su lengua entre de lleno. Nicolás se afloja, temblando, y parece derretirse contra mi pecho.

La maldición de mi ex (Te rescataré del Infierno 2)Where stories live. Discover now