9. Besos entre las Sombras

Start from the beginning
                                    

—¿Qué pasa?

—Ayudame, Nico está re borracho.

Nos acercamos hasta él.

—Vení, vamos a tomar agua —le digo.

Salimos de la pista en dirección al patio, donde hay un sillón. Nico se cae un par de veces hasta que logramos sentarlo.

—¿Por qué no lo acompañás al baño, así se lava la cara? —sugiere Sara.

—Mejor, no. Voy a buscar agua a la barra.

Cuando regreso y le ofrezco el vaso a Nico, se me queda mirando con los ojos humedecidos.

—Cheeee, Fran... ¿le pueeedo pedir tu tedéfono a alguno de los chicos? Así vamos a tomad un café...

—Dale, cuando quieras. Pero no te tenés que poner tan borracho para poder decir lo que sentís, ¿sabés?

No me responde.

Sara nos observa, atenta, sin decir nada.

Nico se queda mirando el vacío.

—¿Estás bien? —pregunto.

—Sí. —Baja la mirada y no vuelve a hablar.

Me produce mucha tristeza. ¿Por qué no se permite ser libre? Quizás me recuerda a mí, hace varios años, durante esa época en la que no quería que nadie se enterara.

Le acaricio el pelo con un gesto rápido y él me mira. Después de un rato en silencio, vuelvo a buscar agua a la barra. Nico toma bastante y charla un poco con Sara, aunque no le sigue la conversación de verdad. Igual, lo noto mejor.

Le hago un par de preguntas para saber si ya está más consciente y puede subirse a un taxi para volver a su casa.

—Nico, ¿en qué año entraste a la radio?

—En 2013.

—Hace varios años. ¿Dónde estudiaste locución?

—En ETER.

Es una de las escuelas privadas de locución.

—¿Cuál era tu materia favorita?

Funce el ceño.

—No sé... eh... foniatría, creo.

Nos miramos fijo por un rato. No sé qué decir.

—Nico... ¿me prometés que no vas a volver a tomar así? Nunca más. Te podés accidentar feo —comento, por fin.

Asiente. Después se para y se aleja hacia la pista, tambaleándose.

—¡Nico!

—¡Dejalo! —dice Sara—. Ya está bien. Además es grande, que se cuide solo.

—¿Te parece?

Ya no lo veo, se perdió entre la gente. Voy a buscarlo. Avanzo entre la gente que baila, algunos me empujan sin querer. En ese momento, me choco con una rubia. Es Karina. Se tambalea y la atajo. Me mira con los ojos entrecerrados, desorientada ¡Por favor! ¿Todos se emborracharon más que yo? ¿Voy a estar atajando a todo el mundo esta noche?

La miro durante unos instantes, nervioso, pensando si debería llevarla a su casa o llamar a alguien.

—Bailaste con él.

¡Qué carajo! Me vio con Nico. Me voy a hacer el boludo.

—¿Con quién?

—Con Tobías.

Ah. Nada que ver. Menos mal.

—Ahora somos amigos.

—Shheguro... al final... —quiere clavarme el índice en el pecho, pero no logra apuntar bien y me hunde la uña afilada en el pectoral. Resisto el pinchazo—. ¡... al final sos un puto!

La maldición de mi ex (Te rescataré del Infierno 2)Where stories live. Discover now