XV. Noche en blanco

47.5K 4.1K 360
                                    

       

—Evie, ¿estás bien? —preguntó Gael preocupado al ver que no reaccionaba.

—Eh... Sí. Sí. Es solo que... Me duele bastante la cabeza —dijo ella intentando no sonar nerviosa.

Nerviosa porque, en primer lugar, tenía a Gael completamente desnudo en su cama; en segundo lugar, ella tampoco llevaba puesta más que su camiseta del pijama; y, tercero, porque tenía una resaca descomunal debido a una fiesta de la cual no recordaba nada.

Absolutamente nada.

Evie volvió a tumbarse nuevamente. Quería, no, tenía que concentrarse y recordar qué demonios había pasado.

—¿Tienes hambre? Puedo prepararte algo si quieres —dijo Gael mientras se acercaba a ella y le recolocaba cariñosamente un mechón de pelo tras la oreja.

A pesar del estado de shock en el que se encontraba, su corazón empezó a latir más deprisa. Aquél gesto tan simple la había devuelto a la realidad de un golpe, haciendo que finalmente se diera cuenta de qué era lo que quería.

Había pasado días y días evitando tanto a Gael como a Neil en un estúpido intento de averiguar a quién elegía su corazón, y ahora entendía que había sido un error.

Cuando estaba con Neil –antes de saber lo de Mikael– se encontraba ilusionada e incluso algo nerviosa, pero ahora entendía que no tenía nada que ver.

No se acercaba ni por asomo a lo feliz que se sentía estando con Gael.

Su actitud hacia Evie no había sido la mejor desde el principio, y en muy poco tiempo habían discutido mucho, pero la sensación en su estómago cada vez que pensaba en él era algo que nadie más conseguía producir en ella.

Y, ahora, teniéndolo allí, delante de ella, finalmente era consciente de que se había enamorado perdidamente de él.

Y por eso mismo, debía ser sincera con él. Cuanto más tardase en reconocer que no recordaba nada, peor sería el golpe. Sabía de primera mano que Gael no era un experto manejando situaciones sociales y mucho menos sentimientos, por lo que no sabía muy bien qué esperar.

«Confirmamos que lo normal no es lo mío. No doy una.»

—Gael, tengo que ser sincera contigo. Pero por favor, no te enfades. Al menos déjame acabar primero —dijo Evie armándose de valor.

La miró frunciendo el ceño levemente, pero se limitó a esperar a que siguiera hablando.

—Verás... No me resulta fácil reconocerlo y me da mucho apuro, pero... No recuerdo nada de lo que pasó ayer. Lo siento mucho —cogió aire mientras se preparaba para explicarle todo desde el principio—. Desde que pasó lo de Neil...

Evie calló al ver que Gael se levantaba apresuradamente de la cama y empezaba a buscar su ropa entre las sábanas de malas maneras.

«Genial, está enfadado. Lo normal no es lo mío y la paciencia no es lo suyo.»

El chico se vistió a la velocidad del rayo y empezó a caminar hacia la puerta, por lo que Evie salió de la cama sin importarle que la camiseta le tapase lo justo el comienzo de los muslos y lo detuvo agarrándolo del brazo.

—Gael, por favor, espera. Déjame acabar. Aunque no recuerde lo que pasó ayer...

—¡Sabía que no era una buena idea! —la interrumpió Gael elevando la voz— Lo sabía. Soy un estúpido y un idiota por haber creído por un momento que esto pudiera salir bien. Ahora me siento fatal porque prácticamente podría decirse que me he aprovechado de ti y porque encima de que finalmente... —pero calló.

Los ojos del SolOnde as histórias ganham vida. Descobre agora