-Pues entonces muevete a trabajar - dijo con la mandíbula apretada mientras me habría la puerta y yo le sonrei con descaro al salir por ella. ¿Qué se creía que con un susurro me bajaré los pantis? ¡Estás bien jodido, William! Tendrás que echarte agua fría porque está no te lo va a calentar.

Camine a pasó firme para mi escritorio y apareció Henry para invitarme almorzar.  Él era un hombre guapo y eso se podía ver a kilómetros de distancia.   Su corte de pelo era algo bajito color negro, su color de piel era blanca y tenía una linda sonrisa.  Bajo su traje podría decir que tenía músculos, pero no tantos como suponía que los tenía mi jefe.


  -sí claro muero de hambre - acepté encantada porque se le veía un buen tipo y éstos días se había portado muy lindo conmigo cuando salíamos a almorzar con las demás chicas.  Tomé mi bolso y me fui rápidamente sin avisar al jefe para así evitar que me dejé encerrada trabajando en su oficina otra vez. 

Entramos al ascensor uno al lado del otro y justo cuando las puertas estaban a punto de cerrarse una mano se interpuso dejando entrar al moreno con una cara que no creó que ni su madre le aguanta.


  -buenas tardes - saludo apretando el botón que lo dejaba en los estacionamientos y nosotros asentimos.  Todo era un silencio sepulcrar y nadie era capaz de decir una sola sílaba.  Cuando por fin las puertas se abrieron salimos rápidamente sin siquiera despedirnos.  Aunque el hecho que fuera el jefe no es una obligación tratarlo como un rey cuando el es un imbécil.


  -Salimos del tormento - bromeo Henry mientras salíamos del edificio y yo sonrei divertida.

-¿Siempre ha sido así? - pregunté interesada y él me miro enarcando una ceja.

  -¿interesada? - pregunto algo más serio de lo normal y bufe.

  -Solo tengo curiosidad de saber, ¿Por qué mi jefe es tan gruñon? - respondí sonriendo y él comenzo a reír haciendo que se le marcaran unos oyuelos.

  -bueno desde que trabajo aquí es así de arrogante.  Todo se hace a la manera que él desea y cuando lo desea. No le gusta recibir un no por respuesta así que sabrás que siempre se sale con la suya - dijo algo enojado y alzó la mano para detener un taxi.  ¿Acaso odia al jefe? ¿Quién no lo haría si es tan grosero?

Fuimos a comer unas pizzas en un pequeño local a quince minutos de la empresa.  No la pasamos hablando en todo momento.  En la casi hora que estuvimos almorzando descubrí que Henry era un hombre muy atento, cariñoso y noble.  En ningún momento dejamos de bromear y contarnos pequeños detalles de nuestra vida, pero no tantos de mi parte y también intercambiamos números por si queríamos volver a encontrarnos.  No suelo abrirme con todo el mundo al menos que los conozca de un largo tiempo.


  -bueno señorita ya la he devuelto a su puesto - dijo haciendo una reverencia mientras reía y yo solo negue riendo por sus bromas.  Sé despidió de mí con un beso en la mejilla y se fue a su puesto de publicidad que quedaba unos pisos más abajo.


  -le gustas - susurro Rita la enferma sexual que estaba a mi lado en su escritorio. Yo la miré con una media sonrisa y ella levantó varías veces sus cejas pareciendo una pervertida.

  -Rita, apenas me conoce. Creo que estás exagerando - dije mirando como la castaña se echaba una goma de mascar en la boca y se acomodaba la camisa un poco hacia abajo para que se le notaran más los pechos.

  -está bien si tu lo dices, pero yo nunca me equivoco - decía tomando un mechón de su pelo castaño y dándole vuelta.

  -Rita, ¿A quién demonios le coqueteas? - pregunté confundida y sientiendome algo aterrada de que fuera a mí. 

  -me estoy preparando para cuando Robert terminé de darle las cartas a Carolina - busqué con la mirada a ése tal Robert y lo vi entregándole cartas a Carolina.  Era un hombre algo bajito para Rita, tenía el pelo largo negro recogido en una coleta baja y era algo moreno.  ¿Qué le ve? Gracias al cielo que yo no tengo sus gustos.

  -bien por ti - pronuncie volviendo mi vista a la pantalla del computador para evitar que me preguntará si estaba bueno. ¡No estaba bueno!

Pov William


Estaba que reventaba del enojo por dos razones.  Una la mercancía que se suponía que llegará hace unos días al puerto de Berlín no había llegado y la otra no había tenido ningún avance con la rubia.  Se suponía que todas cayeran a la semana y hasta menos, pero está se me hacía la difícil.  No, pero si se largaba con el mediocre de Henry.  ¿Qué tenía ese hombre que no tengo yo? Por favor él solo tiene un jodido salarió mínimo y yo tengo en mi cuenta bancaria una mina de oro.

Cuando salí almorzar no me quedó mas remedio que aceptar la invitación de mi madre, pero no dure ni una hora porque luego aparecieron sus amigas del té y casi vomito de la estupideces que hablaban.  ¿Cómo sus maridos las soportan? ¿Cómo mi madre las soporta? Dé verdad deberían verse en un maldito espejo y darse cuenta de lo estúpida que se ven.


  -¡Ashley! - grite llamando furioso por teléfono a la rubia de mi asistente.

A los segundos la vi aparecer con su falda ceñida hasta las rodillas y ése rostro que la hacía parecer un angel. Ella se detuvo frente a mi escritorio y la observe sin ningún pudor. Ella no se intimido y me miró de la misma manera.  ¿Está que se creé? ¿Qué no se da cuenta que yo soy el jefe?


  -Mañana nos vamos para Berlín. El vuelo sale a las diez de la mañana y necesito mi asistente - dije bastante sereno y ya con un plan trazado para esté viaje. 

  -Señor disculpa, pero yo no puedo irme así de imprevisto - dijo con torpeza y yo me levante de mi asiento acercandome a la pequeña mesa donde colocaba los licores.  Me serví un pequeño vaso de coñac con mucho hielo y me voltie para encararla.

  -señorita Cortez usted se va de imprevisto hasta la China si yo lo ordeno. Así que tiene el resto de la tarde libre para que prepare todo su equipaje y arregle todo lo que tenga que arreglar.  ¿Quedó claro? - dije tomando de mi coñac y aproveche para quitarme la chaqueta.

  -Sí, me queda clarisimo señor Johnson. ¿Algo más? - pregunto achicando sus ojos con antipatía haciendolos ver más brillosos de lo normal.  ¡Maldición que ojos!

  -Sí, yo la recogeré a las siete de la mañana. Espero que sea puntual - dije con una sonrisa burlona a lo que ella asintió dandome ésa maldita sonrisa falsa y caminó hacia la puerta con ése contoneo involuntario de caderas.  —, otra cosa las relaciones con otros compañeros está prohibida - añadí con tono severo.

  -me queda claro - respondió con altaneria y salió como alma que lleva el diablo.

**********

Ohh William ya tiene planeado seducirla O.o   CReen que Ashley se deje seducir? que opinan de William? Me he es muy importante saber tu opinion ya que la historia es nueva.  No sean timidos y dejense sentir.  No olviden votar...Gracias todas por el apoyo.

 

Fabian Rios  - William

Ximena Duque - Ashley

La fuerza del destino (DISPONIBLE EN AMAZON KINDLE)Where stories live. Discover now