Capítulo 19: Competencia de surf

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Los rayos del sol se filtraban por las persianas. Cuando abrí bien los ojos me di cuenta de que estaba en la habitación de Alex, envuelta en las sabanas y con la almohada algo húmeda debido a mis lágrimas.

Recordé los sucesos de aquella noche, todos. Pasaron como rápidas imágenes en mi cabeza. Estaba en la playa, Alex me trajo hasta aquí y todo la noche estuvo abrazándome sin decir una palabra, su tacto era lo único que me hacia sentir bien en esos momentos.

Tan solo quería que fuera una pesadilla, pero mi estado me decía lo contrario. Logre sentarme en la cama y tranquilizarme.

Alex apareció por la puerta con unos tejanos y sin camisa. Me sonrió y luego hizo un gesto para indicarme que saliera de la habitación. Eso hice y al llegar a la cocina vi que servía en dos platos unos deliciosos omelette, uno en cada plato.

-Espero que te guste.

No dije nada y solo sonreí. Sentía que mi voz no quería salir o que si lo hacia sonaría muy temblorosa.

Me senté en la mesa y lo comí todo junto con un jugo de naranja que me había servido Alex. Justo al terminar me levante y deje el plato y vaso en el fregadero. Abrí la llave y comenzó a salir el agua tibia que calmo mi manos temblorosas, tome la esponja y comenzó a lavarlos. Unos segundos después sentí que Alex me abrazo por detrás y no pude evitar que cayera una lágrima por mi mejilla, él me abrazo aun mas fuerte.

-Vamos –cerró la llave- Deja eso.

Deje el plato que estaba lavando y me voltee sin mirarlo directamente a los ojos.

-Se que es difícil –y seco aquella última lágrima que brotaba de mí.

Sentí que ya estaba seca de tanto llorar ayer. Puede que sea una tontería llorar tanto por eso, pero no fue tanto el acto sino mas bien fue la persona; mi madre, mi confidente, aquella persona la cual nunca me había mentido, esa persona en la cual confiaba plenamente me había traicionado.

Alex me levanto del suelo con agilidad y me deposito en su cama con delicadeza acostándose a mi lado.

Así se paso todo el día, yo estaba cansada y Alex no decía nada. Yo no quería escuchar nada, pero era más peligroso estar con mis pensamientos a solas.

El sol cayó y Alex encendió la televisión mientras enredaba su mano en mi cabello.

Escuchamos a alguien tocar la puerta del penthouse y los dos nos miramos fijamente preguntándonos quien seria, ya teníamos una idea.

Alex se quedo esperando como aprobación y asentí, él se levanto de la cama y junto conmigo fue a abrir la puerta, solo que yo espere sentada en el sofá.

Al abrir la puerta apareció otra persona que era alguien que no esperábamos para nada. Era Julie. Yo la veía a ella, pero ella no me veía a mi desde la puerta. Alex se desconcertó cuando ella le brinco encima para abrazarlo, él se apartó bruscamente.

-¿Qué estás haciendo aquí? –preguntó.

-Me entere de que tu noviecita esta mal con esa horrible noticia de ayer y pensé que tal vez tú también necesitarías mucho cariño dado que ella de seguro debe de estar suicidándose en alguna parte.

Alex la escrutó con la mirada, tanto que Julie se estremeció. Pero al instante recupero la compostura y volvió a acercarse a él. Mi novio dio un paso hacia atrás y ella lo volvió a intentar. ¿Acaso no se cansaba?

-Te pido de favor que te vayas.

-¡NO ENTIENDO QUE LE VES A ESA ESTUPIDA!

-Primero es MI NOVIA y la respetas, segundo ¿cómo sabes lo que paso ayer?

That One ThingWhere stories live. Discover now