Capítulo 11: Tenemos que hablar

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-¿Hoy será el gran día de visitar tu departamento? –pregunté sonriente.

-¡Si! De hecho, ahora que lo pienso no hay muchas cosas que desempacar así que podremos hacer nada todo el día. –dijo entusiasta.

-Eso suena muy bien. ¿Nos vamos ya?

-Cuando quieras.

Salimos de la casa y nos dirigimos hacia la carretera que quedaba al lado de la playa estuvimos así como por unos diez minutos, no estaba tan lejos.

Cuando detuvo el auto estábamos en frente de un enorme edificio color beige y muy hermosa. Nunca lo había visto y suponía que era nuevo.

-Aquí es. –dijo- Entremos.

Nos dirigimos hacia la entrada y vi un mesa redonda con un jarrón lleno de lindas flores tropicales, fuimos hasta el ascensor y Alex presionó el botón del último piso que era el veintiocho.

Cuando al fin las puerta se estaban abriendo vi el departamento. Era un penthouse muy hermoso. En si las puertas para entrar eran las del elevador, se veía muy lujoso.

-Lindo. –dije esparciendo mi mirada por todo el penthouse.

-Lo es. –dijo él sonriendo.

Solo faltaban como unas cinco cajas por desempacar.

-Pensaba que eran más cajas.

-Es que lo arreglé todo, no quería que hicieras trabajo por mí.

-Quedó todo muy bonito –dije mientras lo abrazaba.

-Gracias.

Me llevó por todo el penthouse enseñándome cada detalle.

Primero me llevó a su cuarto y vi que era hermoso, luego a la sala, cocina y al final fuimos al balcón que también tenia una enorme piscina. Todo estaba muy iluminado.

-¿Es una piscina solo para ti? –pregunté intrigada.

-Si –rió ante mi reacción- Pero me lo vendieron así, no tengo la culpa.

-Ahora entiendo –todo desde ahí arriba se veía espectacular, no podía aparta mi vista de ese hermoso paisaje- Vamos a sacar lo que viene en esas cajas.

Fuimos hasta la entrada donde estaban las cajas y yo me llevé dos mientras él cargaba las tres que sobraban y las llevamos hasta la cocina.

Cuando las abrimos me pude dar cuenta de que solo eran vasos, platos y cosas de cocina. Las arreglamos en los estantes y en tan pocos minutos terminamos.

-Eso fue fácil –dije acomodando el último vaso- ¿Ahora qué?

-No se, ¿qué quieres hacer?

-Te presentaré a mi padre cuando llegue. Te amará.

-Espero que no más que tú a mí –dijo mostrando una hermosa sonrisa- ¿Te puedo preguntar algo?

-Sí, claro.

-Y, ¿tu madre? –preguntó con curiosidad.

-Ella se fue de la isla.

-¿Puedo saber por qué? –dijo cauteloso.

-Consiguió a mi padre engañándola con Carla, quien ahora es la esposa de Christian, mi papá. Eso le dolió mucho y decidió irse a explorar el mundo. No hablo mucho con ella, solo son un par de veces que me envía una postal o un mensaje por correo electrónico. Hasta donde se tiene un novio, pero nunca lo he conocido ya que no la veo en años.

-Lo siento –dijo apenado- No lo sabía.

-Esta bien, ya no me afecta tanto. Creo que lo supere –dije mostrando en mi voz un tono de tristeza.

That One ThingWhere stories live. Discover now