Capítulo 8: ¡Aléjate de ella!

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-¡¿Qué hizo qué?! –gritó Alex haciendo que toda la clase volteara a vernos.

-Señor Sharp y señorita Rowling, ya me tienen harto. Retírense y no los quiero ver hasta mañana. –dijo el profesor Martínez molesto.

-Pero…

-Pero nada. ¡Ahora! –nos gritó.

Tomamos nuestras cosas y salimos de clase. Faltaban tres horas de clase pero el señor Martínez al parecer ya no nos quería ver.

Cuando llegamos al pasillo Alex se puso más histérico aun.

-¡Ahora mismo lo voy a ir a buscar! ¿Cómo puede ser que te haya besado a la fuerza?

-¡Alex, Alex! ¡Escúchame!

-Es que no lo puedo creer.

-No te rebajes a su nivel. Tu no eres así.

-A ti nadie te toca, ¿ok? –dijo enojado- No lo voy a permitir y mucho menos si es él.

-Trata de tranquilizarte. Vamos a ver una película o algo si quieres.

-Esta bien. Trataré de distraerme –dijo- Pero esto no se va a quedar así.

Estaba muy molesto y bueno, tenia sus razones, lo que hizo Sam ya es demasiado. En verdad espero que no me vuelva a molestar que no creo que sea así.

Yo no recordaba a Sam con esa actitud, cuando éramos novios era un chico lindo, cariñoso en pocas palabras el novio deseado hasta que descubrí su engaño.

Me seguía preguntado quien era aquella mujer con la que se había besado.

Salimos de la película y fuimos a caminar a la playa. Nos encantaba dar paseos al atardecer y Alex ya había olvidado todo el asunto de Sam, ahora solo reía conmigo.

Estaba haciendo mucho calor y vimos una pequeña tienda donde vendían refrescos.

-Tengo mucha sed. –me dijo él.

-Vamos por algo refrescante entonces. –le dije sonriendo.

-Yo voy –me sonrió- Espérame aquí.

-Aquí estaré.

Mientras él se alejaba yo jugaba con el agua en la orilla. Vi unas rocas y fui hasta ellas, desde ahí The Rocks se veía completamente hermosa, como me hubiera gustado tener mi cámara en ese momento.

Alex llego con dos refrescos y me ofreció uno de ellos. Se sentó al lado de mi y paso su brazo alrededor de mi hombro.

-Perdón por mi actitud hace rato. –se disculpó.

-Es normal que hayas reaccionado así. –le dije comprensiva.

Él me sonrió y me beso tiernamente en la mejilla.

-Voy a estar sola en casa unas semanas. –le comenté.

-¿Por qué? –preguntó desconcertado.

-Carla y mi padre se fueron de vacaciones.

-Entonces… Te refieres a que… -dijo él mirándome con una sonrisa picara.

-No, Alex. –lo miré seria- No me refiero a eso. Eres un asco.

Se rió conmigo.

-Tú eres la pervertida. Ni siquiera termine de decir lo que quería.

-Ahora resulta que soy yo. –le dije sarcásticamente. Lo cual le causo gracia.

-Bueno, ¿qué esperabas? Soy hombre.

-Era predecible. –dije dándole la razón.

Ya estaba oscureciendo entonces decidimos volver. Mientras íbamos caminando Alex me quitó los zapatos que traía en la mano. Eran unos zapatos caros y por eso no había dejado que tocaran la arena o el agua, eran mis favoritos.

-Hace mucho tiempo que no me das un beso. Creo que lo merezco. –dijo desafiándome y balanceando los zapatos en el agua.

-No te atrevas, Alex.

-Sigo pensando que lo merezco. –me dijo con una sonrisa.

-Yo creo que no si sigues haciendo eso. –él comenzó a correr y lo perseguí- ¡Dámelos! –dije entre risas.

En eso tiro los zapatos en la arena lejos del agua y me levanto en sus brazos y me tiro al mar.

-Me las vas a pagar. –le grité.

-No lo creo.

Esta vez lo alcancé y lo arrastré conmigo al mar. Estábamos completamente empapados pero él aun así no se daba por vencido y seguía insistiendo.

Me comenzó a echar agua en la cara para que no pudiera ver mientras salía corriendo de nuevo.

Logré limpiar mis ojos y salí tras él. Seguía corriendo pero ya no podía más. Nunca había tenido buena condición al correr. Termine tirándome en la arena agotada.

Cerré mi ojos por un rato y sentí unos labios en los míos. Sabia que era Alex porque ya no había nadie más por ahí.

Me deje llevar por su beso y cuando nos apartamos me cargo en sus brazos.

-No puedo creer que te canses tan rápido. –dijo él burlándose.

-No tengo condición física –le mostré una enorme sonrisa- No soy como tú que hace todo tipo de deporte.

Me llevó hasta mi casa y me abrió la puerta para que pudiera salir de su auto. En ese momento nos percatamos de la presencia de Sam sentado en los escalones. Alex estaba furioso. Camino rápido hacia donde estaba Sam y tomo una postura desafiante que jamás había visto en él.

Sin mas lo golpeo muy fuerte y Sam quedo como en shock.

-¿Qué rayos haces aquí? –le preguntó Alex.

Sam se levantó como pudo secándose la sangre que salía de su boca con camisa. Justo cuando Sam iba a darle un puñetazo Alex reacciono y lo detuvo. Yo estaba sorprendida.

-Te hice una pregunta.

-Vine a hablar con ella, idiota. –le respondió Sam.

-Si la vuelves a tocar…

-¡Ya basta! –dije interrumpiéndolos a los dos.

Ellos me voltearon a ver.

-Estoy harta de ti, Sam. ¿En serio me quieres hacer infeliz toda mi vida? –le pregunté desesperada.

Sam se había quedado sin palabras. Pero al instante se recobró.

-¡No lo entiendes, Nicole! –gritó Sam.

-Es que tampoco quiero entenderlo. –dije ya con lágrimas en mis ojos por todo este estúpido drama- Vete, por favor.

-Pero…

-¿No la oíste? –dijo Alex- ¡Lárgate de aquí y aléjate de ella!

Por extraño que sonara Sam se fue sin decir nada. Ya no podía con todo esto, me estaba volviendo loca. Invite a pasar a Alex y me acompaño hasta mi habitación entrando por primera vez.

Iba a decir algo pero lo interrumpí.

-No hablemos de eso, por favor. Solo quiero olvidarlo. –supliqué. Él solo asintió.

Estuvo observando por largo rato en silencio mi habitación y luego se tiro en mi cama a mi lado.

-Bonito. –dijo sonriendo.

-Gracias –le respondí- ¿Te puedo pedir un favor?

-Claro.

-No me quiero quedar sola. ¿Te quedarías conmigo? –le pregunté algo apenada.

Él solo sonrió y me besó.

***

¡Hola! Él de la foto es Alex.

Diganme que piensan de mi novela hasta ahora :)

Voten y comenten (:

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