Capítulo 2

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—¿Quién es usted? —inquirió Dylan, siendo su voz fría, amenazante, tanto como su mirada ambarina.

    'Tal vez le fue mal en su trabajo y por eso está de mal humor', Alice se quiso convencer.

     —Soy Alice Lauren, mucho gusto —Estiró su mano en modo de saludo, pero la bajó de inmediato al darse cuenta pronto de que él no correspondería de igual forma. Tragó hondo y volvió a hablar—. Soy la maestra sustituta de Sofía.

    —¿Maestra? —cuestionó él, manteniendo su semblante serio.

    Alice asintió.

    —Entonces, ¿qué hace en mi casa? Que yo sepa, las clases acabaron hace ya unas horas —Se cruzó de brazos, esperando una respuesta.

     Buen punto.

     —Yo-

     —Hermanito —interrumpió Sofía y lo abrazó—, ella me salvó.

     Sofía no quería ser regañada, pero tampoco quería que su hermano ahora echara a la persona que la salvó como si fuera un estorbo. Dylan la observó, mostrando preocupación momentáneamente ante la implicación sus palabras.

    —¿Es cierto eso? —Se apartó un poco de la menor, para mirarla nuevamente. Tenía la mandíbula apretada y el ceño fruncido con profundidad, lo que hizo que Alice retrocediera un paso.

    —Uh, sí —respondió, tragando saliva.

    —Bien —asintió él, y Sofía creyó que le iba a pedir más detalles o, al menos, le iba a agradecer. Pero claro, Dylan era Dylan y pues...—. Puede irse.

    La maestra sustituta parpadeó, como si no hubiera entendido el idioma con el cual él le habló.

     —¿Qué?

     —Fui muy claro, ¿no? —Su rostro demostrando el fastidio. Alice lo estaba fastidiando, y al notar ello, retrocedió un poco más, de manera torpe.

    —Oh, sí. Eh, adiós.

      Pasó por un lado de Dylan hacia la puerta, pero no entendía la razón por la que se sentía nerviosa... No, no nerviosa, intimidada. El tipo era aterrador. Sus ojos ambarinos, como dulce miel no encajaban en un rostro atractivo de piedra que parecía querer agarrarla del cuello y simplemente acabar con su suministro de aire por atreverse a existir cerca de él.

     Alice tan solo se fue. Y cuando se fue, Sofía miró a su hermano, haciendo una mueca.

     —Dylan...

     —Ahora me dirás todo, enana —murmuró, cerrando con un portazo.

🔸🔸🔸

     Alice Lauren había llegado sana y salva a la casa de su madre, pero en todo el camino, no pudo evitar pensar en lo grosero que era el tal Dylan y lo diferente que era a su hermana.

     Tampoco sabía por qué se había puesto nerviosa. Sí, el tipo era demasiado grande y amenazante, pero... Necesita reaccionar y dejar de pensar en lo sucedido, en él.

     —Hola, má —saludó, dándole un beso en la mejilla.

     Su madre, Mary, quien se hallaba de pie cerca de una estantería hojeando un libro, sonrió complacida y centró toda su atención en ella.

     —Alice, hija, ¿cómo te fue hoy? —y otra vez Alice comenzó a pensar—. ¿Alice?

     —Oh, bien, má. Casi no me tembló la voz cuando enfrenté a todas esas caras, y no tuve un impulso enorme de correr y esconderme, así que más que bien. Sí, se decepcionaron mucho al darse cuenta de que tenías remplazo —sonrió cuando su madre levantó las cejas—. Pero creo que les gusté, espero que les haya gustado. El día de hoy fue muy bien.

El Error de Dylan Ferrer | 1&2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora