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El martirío de todos los días era ir al instituto. Y no precisamente porque le pesara estudiar. Si no que era regresar a la pesadilla de encontrarse a su hermana. Ya era suficiente tener que verla en casa, como para soportarla en el instituto.

A los ojos de todos, ________ era la hermana mala que trataba horrible a su hermana mayor. Y con ello se había ganado el odio de muchas y muchos.

¿Cómo podía tratar tan mal a semejante dulzura?

Tonterias.

Siempre había comparaciones entre ellas, incluso pensaban que quizá _____ era adoptada. Ella sería felíz sí fuera así, pero desgraciadamente compartían el mismo ADN.

Sus nombres incluso eran tan distintos. Neftalí y ________.
El nombre de ella emanaba grandeza, no por nada era de órigen egipcio. Mientras que el de ______ era simple y práctico. Nada del otro mundo.

Se paró por el ruido de aquel despertador escandaloso. Se preparó y bajó a tomar un vaso de jugo de naranja. Su madre se despidió de ella para ir a la oficina. Su padre se encontraba en un viaje por parte de la empresa en la que era supervisor.
Todo bien, hasta que se encontró a su hermana. Le dedicó una mirada neutra y salió para llegar al instituto.

Al entrar fue directo a su casillero a meter algunos libros a su mochila. Todo iba bien. Hasta que llegó su hermana y el pasillo se convirtió en una pasarela de moda donde Neftalí era el centro de atención.

Suspiró fuertemente, eso era lo que más le fastidiaba. Las típicas entradas  con sus amiguitas alagandola. No tardaron en llegar los chicos que andaban como perros tras de ella.

Nefatlí llego hasta el lado de su hermana menor.

-Hermanita, espero que tengas un lindo día.- Le dedico una calida sonrisa.

-Mh, igual.- respondio cortante.

-Oye hermana, debes de saludarme tan si quiera en casa antes de salir.

-Sabes bien que no te soportó, así que fuera de mí camino.-Empujó a su hermana y salió caminando normal, sin preambulos.

Por aquella acción recibió miradas de odio y comentarios negativos hacía su persona. Eso era lo que más le encantaba. Le gustaba causar esos sentimientos en las personas. Le gustaba ser insultada. Y no porque fuera una persona con problemas psicológicos, era porque le gustaba ver por más que las personas hacían de todo para lastimarla, nada era efectivo. Nada la lastimaba, al contrario, alimentaban un ego muy fuerte. Y eso era lo que más placer le daba.

Ella no es lo que parece. Where stories live. Discover now