PARTE I

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Comienzo...

[AÑOS ANTES]

Alice Lauren era una niña de doce años muy apegada a su madre quien trabajaba como maestra. Su excesiva cercanía llevó a que la llamaran de manera burlona: 'La niña lapa de mamá'.

     Debido a ello y como un principal factor, Alice siempre fue de 'pocos amigos'. No retenía a otros niños para una amistad, y se fue aislando al punto de no tener ninguno, a excepción de su adorada prima, Tania Kim.

     Pero Alice desconocía que no solo su aislamiento distanciaba a las personas, sino también lo hacía su prima. Siempre y en secreto cuando alguien trataba de acercarse a ella, Tania, de quince años, hacía todo lo posible por alejar a todos de Alice.

     Les decía a los demás niños que ella era rara, que estaba enferma y se contagiaba, que no valía estar cerca de una persona así, ¡e incluso!, les brindaba dinero para que nunca se acercaran a su pequeña y tonta prima...

Así Alice solo tendría a Tania, dependería de Tania.

     Tania Kim era todo lo opuesto a Alice Lauren; para su edad, era muy madura, o eso aseguraba. Ya obligaba a sus padres a conseguirle un novio con el cual casarse y estos tomaban su palabra. Después de todo, ¡era ya una "mujercita"! Sus padres cumplían con sus caprichos muy felizmente...

    Pero, para Tania Kim, ninguno de los jóvenes que fueron presentados demostrando interés llamó su atención.

    ¡Ninguno era digno!

    Hasta que, de repente y como si hubiese sido el destino, lo vio a él...

    Dylan.

    Dylan Ferrer, de catorce, era de una familia... —por decirlo así— pobre. Constaba de su hermana menor de ya cinco años, y sus padres.

    El pequeño detalle era que, esta familia no tenía un 'hogar normal'. Compartían un secreto, una tarea en común. En las noches frías y oscuras estando en familia... robaban.

      Eran ladrones, todos, incluso la niña en su etapa de ladrona aprendiz. ¡Pero no porque quisieran! ¡No! Sino por necesidad... o algo así era lo que repetía el mayor de la familia siempre que lo hacían. Las noches de los Ferrer constaban en robar para así poder tener el sustento del otro día.

     Dylan Ferrer había conocido a muchas niñas, pero nunca a una como Tania Kim; desde que ella lo vio una vez por casualidad, no lo dejaba en paz. ¡Se comportaba como si no tuviera la edad que tenía, se comportaba como alguien mayor! Muchas veces, con lo que pasaba el tiempo, le aseguraba que se casarían. Cosa que él vería imposible porque, eh, no tenía ninguna intención de hacer tal cosa y, mucho menos, a esa edad.

     Pero ella seguía repitiéndolo, asegurándolo...

    Un día, hasta lo siguió a la casa-ruina en la que estaban habitando. Se le presentó a sus padres diciendo que él había pedido su mano. Ellos, por supuesto, no le creyeron; sabían que su hijo solo pensaba en ayudar en robos, en conseguir para alimentarse, en sobrevivir... Pero eso ella no debía saberlo. , Dylan agradecía tanto que sus padres lo conocieran bien.  Ah, y claro; también que respetaban el hecho de que, él no se casaría ni con la persona que más dinero tenga... Véanle la parte graciosa, la parte ridícula; pero prefiere seguir en lo mismo, a ser unido a una persona que, aunque esté llena de dinero... no quiere.

🔸🔸🔸

     ¡Los Ferrer habían robado una casa gigante! Se suponía que no había nadie y que los dueños llegarían en una semana, así que tenían más calma al accionar.

El Error de Dylan Ferrer | 1&2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora