—¿Qué es este lugar? —di una vuelta observándolo todo —es hermoso —él se sentó en el suelo y yo frente a él.

—Es mi huerto, uno de mis dones de ángel es este, puedo crear cualquier tipo de planta, pero Lucifer odia que los utilice, por eso este lugar está escondido, nunca nadie había entrado así que eres la primera en conocer mi lugar especial —me dio una pequeña sonrisa.

—Y me trajiste aquí porque nadie nos escuchará —él asintió —esto es tan confuso - admití

—Lo sé.

—¿Entonces no quieres usarme?

—Lucette, tengo como castigo aguantar diez azotes por día tan solo por estar contigo, he hecho tratos con Dios para ver la forma de sacarte de aquí ¿y lo sigues preguntando?

—¿Azotes?

—Ya que Lucifer piensa que no tienes el poder, eres inferior e inservible para él, entonces me dijo que me alejara de ti, pero yo no acepté y me dijo que como castigo yo seré quien pague tu condena a base de golpes.

—Pero Snaiderx dijo ...

—Es cierto lo que dijo, todo es cierto, pero cuando te conocí, cuando me dejaste entrar en tu vida mis planes fueron cambiando por completo, Lucia, yo te amo, sé que no lo estoy demostrando últimamente, pero lo hago, yo solo he estado con la cabeza ocupada pensando en cómo sacarte de aquí y evitar que las trillizas se enteren de tu existencia, porque si no lo sabes Dios está de tu lado aunque hayas matado a uno de sus ángeles.

—Lo siento —él negó lentamente.

—No importa, de todas maneras, lo que hago y haré nunca será suficiente para ti, en realidad yo no soy suficiente —él paso sus manos por su cara —te convertí en algo que no eras por ser tan egoísta y no dejarte ir sabiendo que te haría daño.

—No me has hecho daño —él clavo sus hermosos ojos en mí.

—Asesinaste por mi culpa, cambiaste tu dulce personalidad y tu imagen, entraste en depresión cuando me fui y al final terminaste aquí en el infierno —susurró.

—Bueno... —él me interrumpió una vez más.

—No trates de arreglarlo —suspiró resignado —lo peor de todo es que ahora lo estoy haciendo mal, no te busco lo suficiente, Lucette, de verdad yo lo siento.

Yo no dije nada y simplemente me puse de pie y me senté en su regazo, tomé su rostro y despacio acerqué sus labios a los míos y los uní en un beso lento, suave, un beso que expresaba todo lo que sentíamos y que tal vez no podíamos decir. Sus manos acunaron mi rostro haciendo el beso más profundo, su lengua entró lentamente en mi boca sin ningún permiso y jugó con la mía, ellas danzaban juntas tan íntimamente que podía sentir todo lo que él sentía por mí en ese beso.

Un escalofrió recorrió todo mi cuerpo, lágrimas empezaron a acumularse en mis ojos y sabía el porqué; él se estaba despidiendo, lo podía sentir y dolía, no quería alejarme de su lado, aunque nunca podíamos compartir mucho tiempo juntos, pero con solo saber que aunque sea lo vería unos minutos en el desayuno, la comida, la cena y saber que dormiría a mi lado me bastaba. Separé nuestros labios lentamente para observarlo detenidamente.

—No lo hagas —supliqué dejando salir las lágrimas que empañaban mi vista.

—Debo hacerlo, solo quiero que seas feliz y que vuelvas a tener una vida, aunque yo no pueda estar a tu lado.

—Pero yo quiero estar a tu lado, soy feliz contigo —supliqué.

—Pero aquí solo terminaras dando a demostrar lo que realmente eres y luego Lucifer te encerrará. Lucia, tienes que hacerlo, por mí, por ti —se escuchaba el pesar en sus palabras.

Mi Demonio PersonalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora