Capítulo 31

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Lucia Cooper

—No me subiré a esa maldita cosa —me crucé de brazos negándome rotundamente.

—Es un animal inofensivo, Lucette —yo bufé en respuesta.

—Si claro, inofensiva mis bolas, que no tengo, eso parece un jodido dragón.

—Pero no lo es, no seas tan cobarde, ya estas muerta – puntualizó.

— ¿No es más fácil irnos con tus alas? – dije tratando de que se olvidara de aquella loca idea.

— ¿Le tienes miedo a qué? —rodó los ojos.

—Al bicho ese —un fuerte estruendo hizo que diera un salto sobresaltada.

—Te sugiero que cuides tus palabras, estas casi enojándolo —Axel señaló hacia un punto vacío.

—Pero si ni está aquí el animal ese —susurré-

—Nunca se fue, Lucette, tu cerraste los ojos y el solo se volvió invisible —mis ojos presenciaron como poco a poco la cosa esa iba apareciendo a su antojo.

Axel se acercó a mí y yo retrocedí casi por inercia.

—¿Cómo es eso posible? —él suspiró.

—Estas en el infierno, todo puede pasar.

—Bien, bien, me voy a subir, pero solo déjame observarlo bien a ver si es seguro —Axel rio suavemente antes de asentir en aceptación.

Me acerqué con pequeños pasos al animal, pero Axel me empujó por la espalda haciendo que avanzara más de lo debido. El animal tenía solo dos colores, rojo y negro. Su cuerpo era escamoso, pero en la parte del lomo tenía algo de pelaje negro, sus alas también eran negras y tenían plumas, dos cuernos rojos se abrían paso en la cima de su cabeza y los orificios de su nariz eran enormes. En la parte más abajo del cuello tenía tres gemas o piedras de varios colores; azul negro y verde. Sus patas tenían garras aniquiladoras y su postura reflejaba mucha suficiencia.

El animal era aterradoramente mágico y extraño.

— ¿Nos vamos? —interrogué al estar completamente segura.

Axel chocó mi hombro al pasar acercándose a la bestia.

—Pensé que nunca lo dirías —caminé hacia él y me coloqué a su lado.

Él me tomó por la cintura y me levantó, el animal automáticamente bajó el lomo y se me hizo más fácil subirme. En cuanto estuve acomodada Axel se subió detrás de mi pegando mi cuerpo al suyo.

—Arriba —prácticamente susurró y en ese mismo instante el animal se levantó, extendió sus alas y empezó a correr hasta tomar vuelo.

Mi respiración era entrecortada, estaba asustada, no lo negaría, no por estar en las alturas, sino porque estaba confiándole mi vida a un animal.

Técnicamente no tienes vida.

Nadie te preguntó conciencia inservible.

—Relájate, no te pasará nada —tragué saliva fuertemente y cerré los ojos para respirar profundo.

Axel volvió a decir algo, pero solo logré escuchar murmullos dispersos.

— ¿¡Qué!? —grité mientras tapaba uno de mis oídos para poder escucharlo bien.

Abrí mis ojos y Axel pasaba sus manos alrededor haciendo movimientos calculados y luego de ello la brisa que golpeaba fuerte en mi rostro dejó de hacerlo y la voz de Axel se escuchaba perfectamente.

Mi Demonio PersonalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora