Capítulo 27

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Lucia Cooper

Me encontraba en medio de una calle algo antigua y descuidada, tenía muchos árboles sin ninguna hoja y ramas largas, niebla salía de entre los árboles, por lo que supuse había algún riachuelo cerca, mis pies se encontraban sin ningún tipo de calzado y mi cuerpo era cubierto por un vestido largo de color rojo sangre, mi cabello estaba suelto con ondas naturales y en mi cabeza llevaba una tiara de espinas. La calle estaba solitaria y solo se escuchaba el sonido que hacían algunos búhos.

Mis pies comenzaron a arrastrarse por sí solos a lo largo de la calle, no sabía a donde me dirigían, solo sabía que alguna fuerza misteriosa me obligaba a acatar sus órdenes. La calle estaba llena de curvas con marcas en muchas partes, señales de que muchas personas perdieron el control por culpa de sus mortales curvas.

Yo miraba a todos lados tratando de encontrar alguna señal de vida humana mientras que mis pies seguían caminando a un paso lento pero decidido, lo mejor de todo era que no tenía miedo, por más extraño que sonara me sentía segura. La densidad de la niebla se hizo presente, ya era poco lo que veía, pero mis pies estaban más seguros de a donde iban de lo que yo creía.

Luego de unos minutos mis pies doblaron a la derecha y después se detuvieron por completo, poco a poco la niebla se fue dispersando, dejándome ver el lugar al que mis pies me habían llevado, en ese momento fue que sentí mi corazón latir a una velocidad inhumana.

Estaba sobre un puente, demasiado alto para mi gusto, mis pies retomaron sus pasos acercándose al destartalado barandal, el cual solo consistía en un pequeño muro de cemento que en varias zonas estaba destruido, ahora por mi cercanía podía ver mejor la parte de abajo, sombras más oscuras que la misma noche cruzaban de un lado a otro y movían el agua del riachuelo a su antojo al cruzar sobre él.

Entonces, pasó, las sombras formaron un tipo de figura extraña y yo entrecerré un poco mis ojos para poder verlo, era una estrella de cinco puntas encerrada en un círculo. Mis pies empezaron a acercarse al muro, subieron hasta el dejándome así en posición suicida, la brisa azotó mi cara con violencia revoleando mi cabello con fiereza, un sonido sordo se plantó en mis oídos, era como el sonido del viento, pero este era más fuerte, más tétrico. Empecé a escuchar voces en mi cabeza, eran muchas y era difícil entender lo que me decían, hasta que solo predominó una.

—Aléjate de él, es la última vez que te lo advierto de manera cortes —la voz era de una mujer.

— ¿De quién debo alejarme? —pregunté, pero en ningún momentos sentí que mis labios se movieron.

— Sabes de quién hablo, no tengo que nombrarlo.

No pude preguntar nada más porque mis pies dieron el paso final lanzándome así al precipicio, quería gritar, pero mis labios estaban sellados, iba a morir otra vez y la verdad no sabía si eso sería posible, podía ver mi sombra reflejada en el agua y noté que caería justo en el centro de la estrella, cuando toqué el agua y sentí mi cuerpo hundiéndose por completo...

Desperté tomando una gran bocada de aire y pestañeé un par de veces para adaptarme a la luz que mis ojos recibían. Estaba en la habitación de Axel, exactamente en su alfombra ¿cuándo me quedé dormida aquí? me levanté con un poco de pesar y vi una nota de color blanco en la cama junto con una extraña rosa; era de cristal y su color era de un violeta oscuro muy bonito.

Abrí la nota lentamente y me encontré con una perfecta caligrafía en letras cursivas.

Espero que cuando te despiertes no sea tarde para la cena, aunque supongo que no, de ser así Annabelle te despertaría, dúchate y luego cámbiate en mi closet, solo tienes que imaginarte lo que quieres puesto en el espejo, Annabelle pasará por ti.

Mi Demonio PersonalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora