Recién llegado, recién secuestrado y próximamente torturado.

Chicos que parecen chicas, pechos de hombre en un brasier y un bulto timido I .

Había terminado, me había puesto aquellos ropajes que se me habían otorgado.

¿No era obvio que era un tipo?

Podías siquiera darte cuenta de ello por mi pelo, que aunque después de todo este infierno no había tenido tiempo de recortarlo, seguía manteniendo esa forma ''masculina" que te haría diferenciar un varón de una dama.

—Si, si, sé lo que piensas, ten.

Dicho eso, arrojó una tercer bolsa y dentro de ella había una peluca, peluca que llevaba un corte en forma de "hongo" que sorpresivamente, quedaba con todo este teatro del uniforme.

¿Me estaba leyendo el pensamiento? ¿Cómo sabía que estaba cuestionando me lo de la peluca?

Conociendole, tal vez me había implantado un chip o algo, por eso sabía lo que pensaba.

Si... Eso era...
Entonces... ¿Mis oportunidades de escapar se habían reducido a cero?

Ahora sí estaba jodido.
De solo pensar que pasaría toda mi vida a lado de ese hombre, me entraban ganas inmensas de llorar.

—Ya ya, deja de estar pensando en estupideces, bueno, es lógico, pues cualquier pensamiento que venga de una persona estúpida, será un pensamiento estúpido.

Dijo, recalcando los insultos hacia mi persona, a lo que yo solo me limpiaba una pequeña lágrima que había brotado.

Hasta este paso ya estaba completamente vestido, como chica, pero vestido a fin de cuentas.
Me podía ver por el retrovisor del carro, y podía verme con claridad; parecía una chica, y no lo había notado, pero sorpresivamente mi piel ya no se encontraba tan mal, todas las heridas que había provocado él, estaban desapareciendo, ahora solo tenían la pinta de rasguños, como sucedía con mis muslos.
Es cierto que también tenía moretones, pero estos parecían recientes, como si de un golpe del día anterior se tratase.

—Ya casi llegamos, ah, lo olvidaba, creo que ya lo debes de saber, pero por si no...

Detuvo el auto un momento, y aprovechando el semáforo en rojo, apuntó el arma hacia mi frente, y dijo.

—Si intentas algo, si hablas con alguien sobre "esto" si intentas de algún modo burlarme y escapar.

Guardó silencio un poco, mientras trataba de alguna manera de buscar algo en mi mirada, que al parecer no encontró, continuó diciendo.

—Te mato, ¿Lo has entendido?

Habló, a lo que yo solo asentí hecho un manojo de nervios, tragando en seco.
El auto continuó moviéndose, casi no podía ver nada por las ventas del auto, pues estaban polarizadas, y a duras penas se podía ver la luz del sol reflejada en la avenida.
Pero aún así, trataba de ver por ahí, encontrar un edificio, un callejón o algo que me ayudase a esconderme por si tenía la oportunidad de escapar, valiendome la amenaza de hace unos minutos atrás.

...