· Final Gu-En ·

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Noche estrellada, luna grande y brillante, algo de brisa cálida, el silencio que hay es cuando los búhos no se dedican a hablar y en el techo de palacio una milenaria peliazul en albornoz se encuentra sentada viendo el paisaje nocturno.

Había tenido una tarde movida, por casi se había topado de bruces con los Dragones y no podía ni mirarles a la cara. Llevaba bastante tiempo pensando que hacer para responderles sin causar ningún daño porque... Los sentimientos que albergaba por ellos era únicamente fraternal y no algo más como sentían los chicos por ella.

Cómo sabía que no le saldrían las palabras cuando se encontrase con ellos, preparó una carta antes de ir a los baños escribiendo todo lo que quería decir, lo único que aspiraba era que pudiesen entenderla y continuar con el lazo de hermandad. Era consciente que lo que pedía era egoísta y si ellos no podían aceptarlo se encargaría de marcharse para no originarles ninguna molestia, a pesar de que su mayor deseo fuese convivir con ellos como no hace mucho hacían.

Toca su pecho, llevaba días que le daban pinchazos, pero en estas últimas horas el dolor era más agudo, ella lo asociaba a que era por todo el estrés que estaba pasando y nada más.

Se incorpora dando una inspiración larga, el aire que respiraba era el mejor que podía oler, ya que era una mezcla entre nostalgia y calma. Mira el astro y exhala con lentitud, nunca imaginó que volvería a casa.

"Misión cumplida."

Al escuchar esa voz femenina abre los ojos de golpe y divisa en frente suya a un lobo flotante con un ojo de cada color. Antes de que pudiera manifestar su asombro, al tener a unos pocos metros aquel ser que le otorgó la inmortalidad y los poderes intercambiándose uno de sus ojos verdes por uno de los suyos azules sobrenaturales, de repente su corazón cesa de palpitar y sin poder evitarlo cae al abismo.

Lo único que puede ver antes chocar contra el suelo, es al lobo que se transforma en humana y siente de manera indolora como su ojo azul salía de su órbita al mismo tiempo que el ojo verde del fantasma imitaba este acto. Cuando siente que recupera los ojos con los que nació, deja de respirar y todo se vuelve negro.

La que había sido salvada de la muerte hace miles de años por la Loba Elemental, había concluido por fin la promesa que le hizo Hiryuu y por ese motivo, su existencia había dado por finalizada. Mio había muerto, para siempre.

· · ·

Siente un cosquilleo en la nariz, como si algo se meciese de un lado a otro y le diesen ganas de estornudar. Le cuesta entreabrir lo ojos y lo que hacía un momento no le molestaba que era la luz de sol, ahora sí se lo producía.

Se incorpora lentamente manteniéndose sentada y por fin logra abrir los ojos, coloca una mano en su frente ya que una gran claridad le está dejando cegada. Cuando por fin se habitúa a la luminosidad comienza a observase su propio cuerpo y estaba intacta.

- Habrá sido todo un sueño...

Se levanta, esta vez poniéndose de pie, agita su ropaje y siente molestia. Se levanta las faldas y se da cuenta que tiene las rodillas con moretones, le resulta extraño, no le pasaba esto desde que... Se tapa la boca al venírsele a la cabeza lo que había ocurrido, no había sido un sueño.

Echa a correr, intenta hacerlo con su usual rapidez, pero no puede, cabalga como una persona normal. Su respiración se entrecorta, su resistencia es más baja que antes y a su vez se está poniendo muy nerviosa.

Finalmente llega a donde quería arribar, el templo de Hiryuu y cuando ve lo que hay no se lo podría creer. En un escalón más abajo del sepulcro del antiguo rey había otra tumba... era ella.

ℓα ℓσвα ףυє αмαвα α ℓσѕ ∂яαgσиєѕ · AKATSUKI NO YONADonde viven las historias. Descúbrelo ahora