· XXIII ·

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            Un poco antes de que el sol marcara el inicio del día, Hak se había encargado de despertar a todos para comenzar con el entrenamiento definitivo.

Exceptuando a Zeno, Yoon e Ik-Soo, el resto se dedicaba a mejorar sus técnicas de combate.

-¡Chicos, animo! –Gritaba el inmortal de vez en cuando.

-¿Tu no deberías hacer lo mismo? –Pregunta el más pequeño cargando una cesta de ropa.

-Si Zeno no es herido, no puede ejercitar.

-Además, creo que el eterno Dragón Amarillo ya sabe suficiente –continua el monje.

-¡Que cosas le dice a Zeno! –Exclama alegre mientras se rasca la nuca.

El avistamiento de unas aves cruzando por el cielo, llama la atención de los presentes. Los que se encontraban en el entrenamiento se colocan en posición de ataque cuando escuchan unos ruidos que se aproximan a ellos, mientras que el rubio se queda tan tranquilo.

De pronto, los extraños sonidos se detienen y lo único que pueden escuchar es el viento, hasta que algo, más bien alguien, salta de la copa de un árbol y cae de cuclillas.

-¡Buenos días, hermanita!

Mio se pone de pie, se espolsa un poco y coloca una mano en la cintura.

-Os he traído un regalo –desata de su cuello una bolsa y al abrirla se ve un montón de pescado–, estoy segura que mamá Yoon hará algo rico con esto.

-¡Digno de un banquete! –Dice alegre el menor a la vez que lo coge– Ignoraré lo de mamá.

-Esos peces se parecen a los que me comía yo en palacio... ¿Ya has entregado la carta? –Cuestiona Yona.

-Hm –asiente.

-¿Has tenido algún percance? ¿Te ha visto alguien? –Interroga Hak.

-No –miente–. Lo que pasa es que me demoré porque estaba pescando.

El moreno no llega a convencerle su contestación, pero como no le genera ninguna preocupación lo deja pasar.

La peliazul comienza a andar, dirección a la casa sin decir nada más.

-¿A dónde vas? ¿No piensas ejercitarte? –Recrimina el guardaespaldas.

-Tengo sueño, después lo haré.

-¿Con que es eso? –Jae-Ha se desliza hasta llegar a la puerta y se coloca de forma que le corta el paso– ¿Quieres que te acomode en la cama, te arrope y te susurre lo guapa que eres hasta que te duermas?

-Eh... –Mio se queda sin palabras, desde que había tenido ese sueño erótico ya no sabía que responderle cuando se ponía en ese plan.

-¡Jae-Ha! –Kija se aproxima a ellos con pasos fuertes– Déjala, ha tenido que recorrer bastante para ir al castillo y encima nos ha traído comida.

-¡Por eso mismo! Hay que cuidarla y tratarla como se merece –aprovechando la distracción de la joven la abraza por la cintura de sorpresa.

Kija comienza a gritarle que la suelte, mientras que Mio intenta disimular su leve sonrojo. De un momento a otro, el peliverde siente como le agarran del hombro y un aura oscura detrás de él.

-Libérala –se limita a decir Shin-Ah.

-Está bien... –obedece– Sólo porque no quiero que detengas mi corazón.

ℓα ℓσвα ףυє αмαвα α ℓσѕ ∂яαgσиєѕ · AKATSUKI NO YONAحيث تعيش القصص. اكتشف الآن