· Final Todos ·

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AVISO: Leer hasta el final

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Desesperada, llevaba días revolviéndose en su cama tratando de hallar una respuesta a su agitado corazón.

- ¿Por qué no me he decidido por uno todavía? – Pensaba en voz alta.

Se consideraba a sí misma una enferma por tener sentimientos amorosos por cada uno de los Dragones y ese pesar era lo que más le dificultaba para meditar.

Rueda en pose fetal por el lecho hasta que acaba de morros contra el suelo, se incorpora malamente, agita la cabeza dejándose despeinada y se mira al espejo, en aquellos momentos no se veía muy agraciada; tenía unas ojeras espantosas y su pelo necesitaba ser pasado por agua.

- Puede que me venga bien dar una vuelta y de paso... una ducha.

Se prepara ropa limpia, los productos del baño, los envuelve en una tela y sale de su habitación.

. . .

Sin prisa alguna va caminando por el castillo dirección al lavabo, su mente al divagar entre tantas dudas no se da cuenta de lo que ocurre por su alrededor, es por eso que varios sirvientes la han saludado y no han recibido respuesta alguna por parte de la peliazul. Hasta que de repente un rezo le hace escapar de sus pensamientos.

Sin darse cuenta se detiene a unos pasos del templo donde enterraron al rey Hiryuu, pues de este lugar provenía la plegaria que estaba escuchando. Con pequeñas pisadas se aproxima a la puerta de éste para descubrir de quien se trataba y se sujeta del marco para divisar a quien se encuentra en el interior.

Era Zeno, estaba de espaldas a ella orando a su fallecido hermano adoptivo, Mio no puede evitar soltar una sonrisa al verle. Al relajarse, uno de los objetos que traía para la ducha cae sin querer y se escucha como choca contra el suelo.

El rubio se da la vuelta con rapidez y no al no ver nada, prosigue con su labor. Por otro lado, una peliazul aguantaba la respiración recostada en una pared del exterior, por casi había sido descubierta.

Cuando vuelve a oír el cantar del Dragón Amarillo, no duda en continuar su camino, pero esta vez a toda prisa.

· · ·

Iba maldiciéndose mientras andaba, desde que se había centrado en responder a sus propios sentimientos se había convertido en una patosa y sentía vergüenza por ello.

- ¿Cómo es que el amor te vuelve tan tonto? – Se recriminaba a sí misma.

- Por esa razón enamorarse es tan molesto – contesta alguien sin previo aviso.

Del susto a Mio se le cae todo al suelo y al mirar al frente se encuentra con un Yoon con cara de aburrimiento.

- Que fastidio – dice agachándose para ayudarla a coger las cosas.

- ¿Ocurre algo, mi amado genio? – Pregunta poniéndose de cuclillas para recoger también.

- No deberías jugar con ese tema cuando ahora mismo es tu mayor problema.

La inmortal siente como una flecha es clavada en su corazón, Yoon sabía dar donde dolía.

- Perdona, ando bastante estresado últimamente...

ℓα ℓσвα ףυє αмαвα α ℓσѕ ∂яαgσиєѕ · AKATSUKI NO YONADonde viven las historias. Descúbrelo ahora