·XIX·

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Contiene relaciones sexuales. Aviso en el momento que empieza y acaba.

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-Ouryuu... Ouryuu...

Me parece escuchar que alguien me llama, sin embargo tengo mucho sueño.

-¡Señor Ouryuu! –Alguien posa su mano en mi hombro y reacciono al momento– ¿Me estaba escuchando?

¿Pero qué...? Miro por mí alrededor y reconozco en seguida el lugar, pero no podía ser. ¿No estaba en la aldea de Hakuryuu? ¿Qué hacía en el castillo Hiryuu? Además... ¿Quién es este?

-Eh... ¿Si? –Me limito a decir.

-Me preguntaba si le gustaría entrenar a los aldeanos del pueblo de al lado...

-Perdona, Zeno no se entera muy bien... ¿Podría explicarme a que viene esto?

-¿Cómo? ¿No se lo había dicho ninguno de los Dragones? Ahora que estáis inactivos por no haber guerras, habíamos pensado que enseñareis lecciones de lucha a los hombres para prevenir en caso de ataque.

-¿Inactivos? –Repito incrédulo.

Deduciendo, comprendo la situación aun así, por si acaso, formulo la pregunta que hay en mi cabeza.

-¿Quién es el rey de Kouka?

-¿Eh? ¿Sigue adormilado, señor? Es obvio, la reina Yona.

Abro los ojos de golpe, ¡era genial! Eso significaba que habíamos conseguido cumplir el objetivo de la princesa, aunque no recordaba nada de lo sucedido.

Corro por los pasillos dejando atrás a aquel hombre, necesitaba ver con mis propios ojos el éxito de nuestra victoria.

Estéticamente todo ha cambiado, sin embargo recuerdo cada parte del castillo como la palma de mi mano.

Estando tan absorto en mis pensamientos me choco contra algo y caigo al suelo, al mirar al frente distingo sus figurar a la perfección.

-¿Qué haces correteando como un niño? –Pregunta Kija.

-Tienes... todo el tiempo del mundo... –Añade Shin-Ah.

-Eso es malo para tu anciano cuerpo –continua con burla Jae-Ha.

-Zeno también se alegra de veros.

Ahora que me fijaba nuestros ropajes eran más lujosos y similares exceptuando el color, que eran del color de nuestros cabellos.

-¿Dónde está la señorita? –Cuestiono levantándome.

-Con Hak ocupándose de las cosas del Reino –contesta Hakuryuu.

-Ese monstruo consiguió casarse con la chica que amaba al final... Qué envidia –Ryukuryuu pasa la mano por su pelo.

Eso había sonado como una pullita, ¿a qué venia?

-¿No estabas hace un rato... con Miu?

-¿Ah, sí?

Siento como los tres me miran con reproche mientras que se cruzan de brazos y dan unos toques al suelo con el pie.

ℓα ℓσвα ףυє αмαвα α ℓσѕ ∂яαgσиєѕ · AKATSUKI NO YONAWhere stories live. Discover now