Love you, Mike || Mike Wheeler

Una noche tormentosa

Era una noche lluviosa en Hawkins, Indiana, y Steve Harrington de 13 años se encontraba encerrado en su habitación, enfadado por el clima y maldiciendo en su mente mientras veía las gotas de agua caer en la piscina. Esa misma tarde tenía un gran partido de béisbol y termino siendo cancelado debido a la fuerte lluvia que parecía no tener un fin.

Los padres del chico estaban dormidos, la casa estaba inundada por el ruido de las gotas que caían sin cesar. Steve se alejo de su ventana y saliendo de su habitación, fue en dirección a la sala con la intención de ver algún programa en la televisión.

De seguro ya era más de la media noche y se suponía que el chico debería estar dormido, pero no le importaba.

Bajo las escaleras con cuidado y al llegar a la sala, se le ocurrió ir por una bebida ya que estaba demasiado sediento. La cocina estaba demasiado oscura, Steve se aterró de esto y estiro la mano para alcanzar el interruptor, pero el foco no prendía.

Un trueno cayó asustando a Steve, las pocas luces de la casa se fueron dejando el hogar sin luz y lo único que iluminaba el cuarto, eran las luces de los truenos al caer. Steve intento buscar una linterna con la poca luz que tenía, al encontrarla la prendió, este soltó una pequeña sonrisa y dio media vuelta para ir por su bebida.

Al girarse vio la puerta de la cocina abierta, esta dirigía a el patio de la casa en donde se encontraba la piscina. El chico se acerco a la puerta para cerrarla y con la mirada busco al culpable.

"La puerta no pudo haberse abierto sola, alguien debió abrirla" ese pensamiento hizo que Steve se estremeciera.

Cuando no encontró nada, cerró la puerta con seguro y al dar un paso atrás su calcetín se mojo, sintió algo espeso y asqueroso. Con la linterna ilumino sus pies y vio que era lodo, se dio cuenta de que había unas huellas de lodo que guiaban a la sala y las siguió, rogaba por que no fuera un asesino como en esas películas de terror que siempre veía a escondidas de sus padres.

Al llegar a la sala, las huellas desaparecieron y busco por todos lados al culpable de estas, pero no había nadie. Su labio inferior temblaba, de hecho, todo su cuerpo temblaba y no por el hecho de que hacia frió, si no que era por el miedo.

—Oh mierda —susurro.

Una mano toco su espalda, provocando que este soltara un grito al mismo tiempo que caía un trueno, se dio la vuelta y sostuvo la linterna en alto como si fuera un arma.

Una pequeña niña era lo que lo había asustado, ella debía ser la culpable de las pisadas de lodo y de que Steve casi se hiciera pipí en los pantalones.

Las luces regresaron y el chico apagó la linterna sin dejar de mirar a la pequeña niña.

—¿Estas perdida? —fue lo primero que dijo, mas la niña no contesto—. ¿Qué hacías allá afuera? ¿Cómo entraste a mi casa?

La pequeña no contesto a ninguna de sus preguntas, solo lo miraba, no había ni una pizca de algún sentimiento en su cara, lo cual le puso los pelos de punta a Steve.

Este suspiro algo cansado mientras miraba el techo, miro nuevamente a la pequeña y se dio cuenta de que tenía la cabeza rapada.

—¿Qué le paso a tu cabello? —volvió a hacer una pregunta, aunque sabia que ella no respondería. La pequeña temblaba de frió, estaba mojada por la lluvia y Steve temió de que cogiera un resfriado—. Te estas congelando, ven te prestaré ropa.

Bajo la mirada para ver lo que la pequeña usaba, lo cual era una bata que parecía de hospital, tenía las rodillas raspadas y sangrantes.

"Debió escaparse" pensó.

La pequeña asintió levemente, Steve le agarro la mano y ella la alejo rápido.

—T-Te si-sigo —el chico se sorprendió de que la pequeña hablara. 

La guió al baño y tomo una toalla mojandola un poco en agua y así ayudar a la pequeña a limpiar sus raspones. Salio del baño y tomo una de sus camisas, unos pantalones de pijama y se los dejo para que se los pusiera.

La pequeña después de un rato salio del baño con la ropa puesta que él le dejo. El chico miro a la niña pensando en que hacer, la única idea que tuvo era en despertar a sus padres y que ellos ayudaran a la pequeña a regresar al lugar del que salió.

—Hagamos algo, tú te quedas aquí y yo voy a despertar a mis padres, ellos sabrán que hacer —apunto de abandonar la habitación, ella le agarro del brazo con miedo. Steve la miro agachándose a su altura y mirándola a los ojos, le dijo—: Te juro que no te harán daño, ¿confías en mí?

La pequeña lo miro atentamente y lo fue soltando lentamente.

—Sí —su voz era tan adorable que sintió su corazón derretirse.

Abandonó la habitación corriendo, entro a la habitación de sus padres y los despertó saltando en la cama, al principio estos se asustaron al ver a su hijo despierto y como los apresuraba a que se levantarán. Steve los llevo a su habitación y en ese momento vieron a la niña.

La señora Harrington al ver a la pequeña niña, sintió su corazón derretirse, justo al igual que su hijo hace unos momentos.

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Ya termine de editar la historia, wuuuuu