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Under pressure that burns a building down
Splits a family in two. Puts people on streets. 

Under pressure - Queen

¿Qué podía hacer? No le duró nada la farsa. Charlotte sin siquiera esforzarse, acababa de arrinconarlo.

Intentar engañarla no servía de nada. Bien podía decir la verdad y afrontar las consecuencias. Bueno, Russell pensaría que era un embustero, lo cual no le molestaba para nada, porque ya tenía un mal concepto de él. Lo que el resto de la familia de su papá pensara, tampoco le importaba mucho, así que no había que perder...

Salvo el mullido sillón y la alfombra que cubría toda la extensión del piso. Ah y la cama que se veía tan acogedora y la comida hecha en casa...

Desde el principio supo que no valía la pena acomodarse. Aunque un fin de semana sin tener que tiritar de frío hasta dormirse y sin preocuparse por June, sonaba demasiado bueno para ser verdad.

Dominick se encogió de hombros, intentando disimular lo mucho que iba a extrañar toda esa comodidad que la casa de su papá le brindaba.  De repente podía negociar con Charlotte y así poder tomar un baño en paz, antes de que seguramente lo devuelvan a la calle.

Charlotte lo miraba fijamente, esperando su reacción. Años de lidiar con los novios de June, le permitieron aprender a leer al prójimo. Así que iba a tener que mover bien sus fichas si quería estirar su estadía en casa ajena.

Dominick le dio la espalda, apenas mirándola sobre el hombro. A través del espejo, vio que Charlotte  dejaba caer  lo que traía en la manos, con mucha rabia.

—¿Lo vas a negar acaso?—insistió la muchacha al verse ignorada.

No le dio una respuesta, esa fue su siguiente jugada. Ahora podía esperar represalias de parte de su media hermana, tal como lo estaba planeando. Acto seguido, Dominick abrió el grifo del agua. Necesitaba cierta bulla para distraer la atención de la pataleta que se venía.

—¡Te estoy hablando!—Charlotte levantó la voz más de lo que debía.

Del piso de arriba la voz de Sarah la llamó para asegurarse de que estaba bien.

—Diré que te vi con droga acá en el baño.—fue su amenaza. Charlotte tramaba algo, lo podía sentir en el tono malicioso de su voz.

—Dir... ddd.—mierda, estaba poniéndose nerviso.—Di... drr ré q... que mmm ppp pedist nn ppo co.

A Charlotte le tomó un momento reaccionar ante tal contra amenaza. Pero arremetió en seguida.

—¡También puedes hablar!—gritó apuntándolo con un dedo.—¡Eres un mentiroso y un farsante!

¡Qué casualidad! Le quiso decir. No era el único que faltaba a la verdad en esa familia. En cambio, Dominick se volvió a encoger de hombros y regresó su atención al grifo de agua.  Acababa de descubrir  que había agua caliente y ahora nada más importaba en el universo.

Charlotte resopló enojada. Le podía estar saliendo humo por las orejas, pero Dominick la siguió ignorando. Rabiando todavía, la muchacha desapareció a toda velocidad, murmurando algo que sonó «haré que te arrepientas»

Dominick no le prestó atención. Ella era la última de sus preocupaciones. En ese momento lo único que contaba era darse un buen duchazo. Así que sonrió para si mismo y casi si se arrancó la ropa. No importaba que lo echaran a la calle, se iría limpiecito.

El vapor no tardó en inundar el cuarto. Dominick en paños menores, casi no podía creerlo. Por fin se iba a dar un buen baño con agua caliente. La puerta quedó abierta y no se iba a molestar en cerrarla. En el umbral quedó tirada la ropa de cama y si le daba tiempo se la llevaría de recuerdo para su propia cama, que apenas tenía una frazada de mudanza como cobija. La obtuvo de manos de su antiguo dueño, un muchacho que trabajaba en un comercio cercano con el que conversaba de vez en cuando.

Rapsodia entre el cielo y el infiernoWhere stories live. Discover now