Capítulo 9

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Todo quedó en silencio durante un momento. Incluso el rap de Namjoon había terminado hacía tiempo.

Tuvo la repentina urgencia de mirar hacia atrás, a los lados, a cualquier maldito lugar, rogando porque no hubiese sido él el que acabase de hablar. Pero sí, sí que lo había sido. Fijó sus ojos hacia abajo, a la barra bajo su trago; cabecearse repetidas veces contra ella resultaba una idea tentadora justo ahora.

Si su consciencia antes le regañaba por su impaciente e inconveniente lengua, se podía decir que Jungkook justo ahora dudaba de tenerla siquiera. No tenía palabras, de su boca no salía nada parecido a éstas. Su cabeza estaba en blanco, no procesaba, estaba en el paro. Jimin le miraba como si le hubiese regalado el mundo, como si estuviera entre el Nirvana y el cielo. El pelinegro no tenía ni idea de por qué le había dicho algo como eso. Y quiso darse de puñetazos a sí mismo por seguir preguntándoselo, perdiendo tiempo al pensarlo. Cuando vio otra vez a su lado, Jimin ya no estaba. Se había ido, esfumado. No reaccionó al primer minuto, pero al segundo minuto ya estaba sobre sus pies, con la silla en donde se encontraba siendo empujada de manera tan repentina que no estuvo sorprendido de ver al cantinero pegar un respingo.

"Pensará que estoy borracho", se dijo. Pero la verdad era que se encontraba indudablemente desesperado.

Buscó al castaño por encima de las personas con un puño en su boca.

"Eres un idiota", se repetía. Oh, de verdad, él era un completo imbécil. Y no se cansó de insultarse a sí mismo hasta que llegó a su destino.

La sola imagen de la puerta que había estado evitando en sus sueños le caía encima sin importar siquiera sus esfuerzos. Jungkook tuvo que mirar a su alrededor, no creyéndose el hecho de estar ahí, que aquello estuviese sucediendo. Se cuestionaba sin cansancio cómo siquiera habían llegado a esto. Sus piernas temblaron sólo con la idea de tener que entrar ahí de nuevo. Pero tenía que hacerlo.

"Eres un idiota, Jungkook. Vas a entrar y le vas a decir que eres un idiota. Le vas a decir que eres el más grande de los idiotas. Le dirás que le mentiste, que no viste a nadie entrar en este lugar y que lo sientes mucho por él, pero van a tener que volver. Le conseguirás a alguien, a quien sea. Incluso Eunhye sería perfecta. No tiene que salir con ella, sólo... tiene que darse cuenta de que hay más personas allá fuera. Va igual para ti, no tiene que ser Jimin. No tiene que ser él, Jungkook. No tienes que ser tú."

Tomó un amplio y largo suspiro antes de empujar la puerta. El chico pensó que no era el mejor momento para tener una epifanía. Él sabía quién era, lo que hacía, lo que le gustaba hacer, con qué clase de personas trataba y a sus amigos, que siempre le rodeaban. Tenía una rutina, esta no se alteraba. Se saltaba los últimos cambios de hora de la escuela, salía tarde de ella, se despedía de Eunhye y se iba con Jimin a practicar al centro de bateo —incluso si no habían ido en la última semana—, luego llegaba tranquilamente a casa y eso le gustaba. Eran sus hábitos, sus costumbres y no había ser humano en este planeta que las erradicara.

Pero luego vio a Jimin, de espaldas, mirando hacia la nada dentro del baño, seguramente decepcionado por no haberlo encontrado. Jimin era su mejor amigo desde hacía 6 años, su casi hermano. En su vida había sentido algo más que amistad hacia él y este no era el momento para comenzar. Recordó lo que se había dicho minutos atrás.

"No tienes que ser tú."

En efecto, no tenía que ser él, podía ser cualquier otro u otra. En este mundo hay 7 billones de personas. El pelinegro no era más que un punto en un papel. Jimin giró sobre sus pies una vez escuchó el abrir de la pesada puerta, sin embargo, no lo suficientemente rápido. Jungkook tenía sus dedos encima del interruptor.

Blindfold (目隠し) ʲⁱᵏᵒᵒᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora