Capítulo 29. ¿Y si...?

Start from the beginning
                                    

- No -me respondió de igual modo, con su risa de fondo-. ¿Cómo voy a irme? Amo Londres.

- Pero no estás bien. Tus compañeros...

- Lo sé -me cortó-, pero no quiero irme. Supongo que las cosas se acabarán tranquilizando cuando pase más tiempo. Me gusta estar aquí. Estoy bien aquí, no quiero irme a ninguna parte.

Me obsequió con una sonrisa y se inclinó para coger uno de los sandwich de jamon york y queso que había preparado para ambos. Hincó sus dientes en él, completamente ajena a la expresión incrédula de mi rostro. Podía esconderse tras esas risas que me había ofrecido, pero a mí no me engañaba: estaba convencido de que ella no estaba bien. Me lo decían, sobre todo, sus ojos. No tenían el mismo brillo que guardaban siempre.

Me había asegurado que no se marcharía a ninguna parte, pero... ¿Hablaba en serio? ¿Ni siquiera se había pensado mínimamente la oferta de su primo? No podía creérmelo. No viniendo de ella. No conociendo sus aspiraciones de conocer mundo y llegar a ser alguien importante en ese ámbito en el que se movía.

¿Y si algo la ataba a Londres? ¿Y si alguien la ataba a Londres?

Sus ojos verdes se posaron en mí de nuevo y por primera vez en mucho tiempo la esperanza se hizo hueco entre toda mi negatividad. ¿Y si era por mí? ¿Por qué no?

Sábado 4 de enero de 2014

[Punto de Vista Louis]

Me desperecé en un par de segundos y cogí el móvil con la esperanza de ver su nombre en la pantalla. Nada. Todo lo que había sabido de ella en dos días eran cuatro frases que habíamos intercambiado y unas cuantas más que había dejado caer en el grupo que compartíamos con los demás. Había intentado mil veces tener más que eso pero de poco había valido. Ni siquiera me había dejado ir a su casa a tratar de arreglar lo que había pasado; no es que me lo hubiera prohibido, pero sonaba convencida cuando decía que prefería que no lo hiciera. El primer día, había añadido un “también es mejor para ti”. ¿Para mí? Yo sólo podía pensar en ella. Y en verla. Eso es lo que quería para mí.

No quería que mis pensamientos se concentraran en la decepción que pude intuir en su voz cuando se despidió de mí el jueves, pero tampoco pretendía engañarme a mí mismo: había decepción. Y desilusión. No le había dado lo que se esperaba de mí y eso no solo le dolía a ella, también me dolía a mí. Sabía cuál era la única solución posible y lo peor era... Lo peor era que llevaba razón, que seguía siendo un estúpido cobarde y no me atrevía a hacer lo que tenía que hacer. Lo que le había prometido que haría.

Y quería, claro que quería. Quería más que nada que todas esas mentiras se acabaran y quería más que nada que ella pudiera estar allí, conmigo, recién levantados. Lo quería. Pero no sabía cómo hacerlo; ni tampoco cuándo ni dónde.

Salté de la cama y me decidí por una ducha fría que, desde luego, acompañaba a la temperatura de la calle. Presumía de ser un día en el que el termómetro estaba en lo más bajo. A veces me preguntaba qué tipo de locura nos impulsaba a despertarnos un sábado a las ocho y media de la mañana, rodeados de ese frío, para ir a jugar al fútbol. Hombres y fútbol.

Pasé a recoger a Sam a su casa y corrió hasta quedar dentro del coche.

- ¡Joder, Tommo, qué frío hace! Recuérdame que no volvamos a hacer esto nunca.

Arranqué esquivando los coches aparcados y sonreí.

- Sabes que lo seguiremos haciendo hasta que nos dé una hipotermia.

- Ojala nos dé hoy mismo y sea el último día de fútbol mañanero a cuarenta grados bajo cero.

Reí ante sus palabras y decidí concentrarme en la carretera para evitar accidentes, en vista del sueño que seguía teniendo.

ALIVE | Fan-fic de Louis TomlinsonWhere stories live. Discover now