Capítulo 7. Sí

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Viernes 15 de noviembre de 2013
[Punto de Vista Julia]
Entre todos, habíamos decidido que era una tontería hacer una sola fiesta de cumpleaños cuando podíamos hacer dos. El artífice de la idea había sido la cabecita hiper activa de Louis, cómo no. Emily cumplía años en tres días, y, obviamente, también lo teníamos que celebrar. Pensándolo bien, era una buena excusa para salir de fiesta dos días seguidos.
Ese viernes era el día elegido. Al día siguiente, el sábado, celebraríamos el mío. Los dos en casa de Emily; la mejor opción teniendo en cuenta lo inmensa que era su casa comparada con la mía.
Salí del trabajo malhumorada, para variar. El señor White me dijo a última hora que habían planteado una reunión para el sábado a las tres de la tarde. Es decir, esa noche no podría estar todo lo animada que me hubiera gustado estar si no quería cargar con las consecuencias al día siguiente.
Cuando me montaba en el ascensor para salir, por fin, de la oficina, oí como cuchicheaban a mis espaldas dos o tres de mis compañeras y tuve que contenerme todo lo que sabía y más para no darme la vuelta y decirles tres o cuatro cosas bien dichas. Empezaba a cansarme. ¿Por qué tenían que tratarme así?
En cualquier caso, al llegar a casa me olvidé de todo: tocaba arreglarse para la fiesta. Lo poco bueno que encontraba a mi trabajo era que me diera la oportunidad de permitirme más de un capricho. La mayoría relacionados con la ropa. Estrené unos pantalones azul marino pitillo, preciosos, junto con una camiseta blanca palabra de honor, ajustada hasta el pecho, holgada el resto de la tela. Elegí uno de mis colgantes favoritos, de un marrón muy clarito, a juego con los zapatos. Domé mi pelo como pude, con una trenza de espiga cayendo a un lado. Eché un último vistazo a la imagen que me devolvía el espejo y salí de casa; probablemente el taxi llevaba esperándome más de cinco minutos.

[Punto de Vista Louis]
Había más personas de las que me esperaba; Emily hizo gala de su don de gentes e invitó a medio Londres. Reí cuando el salón se llenó por completo.
- Em, ¿crees que te has dejado a alguien por invitar? -Pregunté, irónico. Me dio un suave puñetazo en el hombro y reí-. Es broma, es broma. Pero, dime la verdad... ¿Has puesto carteles por Londres? ¿Has puesto algo como... Bebida gratis, entrada hasta completar aforo?
Sam rió a mi lado y Emily volvió a pegarme haciéndome sonreír.
Esa tarde, Emily me había escrito preocupada. Ella y Eleanor eran amigas, amigas de verdad, y le sabía mal no poderla invitar a su fiesta de cumpleaños. Se me encogió el estómago pensando en volver a verla después de tanto tiempo pero le dije que adelante, que la invitara. Al fin y al cabo, algún día tendría que encontrarme con ella de nuevo... ¿No?
- ¡¡Tardona!! -Oí cómo Judi gritaba a nuestro lado, sacándome de mis pensamientos, y levanté la cabeza sabiendo lo que iba a encontrarme.
Juls se colocó en frente de mí, entre Judi y Sam, y rozó brevemente el brazo de éste. Estaba preciosa. Una sonrisa se extendía por su rostro; y se volvió más amplia cuando se posó en mí. La devolví el gesto. Realmente estaba preciosa. Iba a tener que luchar mucho si quería mantenerme alejado de ella; no iba a ser una tarea fácil.
- Perdonad -elevó su dulce tono de voz y se inclinó hacia alante para lograr ser escuchada. Todos hicimos lo mismo para prestarla atención-. Ya sabéis lo bien que me tratan en el trabajo, he salido demasiado tarde.
- ¡No te preocupes, tía! -Emily la cogió del brazo-. ¡¡Vamos a beber!!
Judi las siguió y yo me quedé clavado donde estaba hasta que Sam me hizo reaccionar.
- ¿Vamos? -Preguntó, balanceándome suavemente.
- Sí -conseguí decir, perdido completamente en la figura de Julia.

[Punto de Vista Sam]
Julia estaba preciosa. No podía apartar mi mirada de ella y no me importaba que se diera cuenta de lo que me estaba pasando. No podía guardarme mucho más tiempo eso dentro. La quería. La quería para mí. Charlaba animada con Judi y suspiré por enésima vez cuando rió. De pronto, se giró completamente hacia mí.
- Judi va al baño -me explicó-. Qué callado estás -comentó, mirándome con dulzura, como siempre solía mirarme. Desvió su mirada hacia el lugar que se encontraba a mis espaldas y frunció el ceño a los pocos segundos.
- ¿Qué pasa? -Pregunté ante ese gesto.
- Nada -agachó la cabeza-. Nada -sonrió, tranquilizándome.
- Oye, Julia... -Me acerqué unos pasos a ella, dispuesto a confesarle de una vez por todas cómo me sentía. Aunque fuera allí, en medio de todo el mundo-. No sé cómo empezar esto, pero creo que debería hacerlo... -Busqué sus ojos verdes pero éstos parecían estar pendientes de algo completamente ajeno a mí-. Julia -traté de llamar su atención pero siguió sin inmutarse-. ¡Julia!
Movió la cabeza y me miró con la boca entreabierta.
- Dime -me miró por primera vez desde que había empezado a hablar, como si la sorprendiera que estuviera allí, con ella.
- ¿Me estás escuchando?
- Eh... -Desvió su vista de nuevo hacia el mismo lugar y me giré, deseoso de saber qué era exactamente lo que le hacía estar tan atenta. Resoplé cuando me di cuenta de que se trataba-. Sí, Sam, perdona... Esa chica es Eleanor, ¿verdad?
- Sí -respondí de mala gana.
Eso era lo que llamaba su atención. Louis hablando con Eleanor.
- Vale... Vale... -Lo repitió dos veces, como si la costara asumirlo. ¿Por qué la costaba?-. ¿Qué me decías?
- Nada, ya da igual -había rabia en mis palabras, pero, para variar, no se percató de ello. Sus ojos seguían posados en el mismo lugar.
- Vale, vamos a tomar algo, anda -cogió mi mano, dio media vuelta y comenzó a caminar.
Estaba enfadado. Estaba enfadado porque fuera Louis, y no yo, quien despertara su interés. Estaba enfadado porque quería que a mí me mirara de esa misma forma. Estaba enfadado porque eso no era justo. Estaba enfadado porque yo la vi primero.
Y, aun así, no fui capaz de soltarme de su mano mientras caminábamos hacia la mesa de las bebidas. Todo lo que venía de ella, aunque fuera ese mínimo gesto, era un mundo para mí.

[Punto de Vista Louis]
Fue extraño. Ni siquiera fue doloroso, simplemente fue extraño. Eleanor estaba muy guapa. Se había dejado caer el flequillo por la frente y estaba igual de sonriente que siempre. Que fuera feliz me alegraba; y que ya no fuera feliz conmigo no parecía molestarme tanto como antes.
Me contó que todo le iba bien, los estudios, el trabajo, su familia, sus amigos... Todo de lo que me había alejado iba bien. Todo seguía bien sin mí. Había venido simplemente a saludar a Emily para agradecerla que la hubiera invitado; no podía quedarse. Lo agradecí. No fue doloroso volverla a ver, pero no sabía cómo iba a sentirme después.
Nos despedimos con un abrazo y con una promesa que pocas veces se cumple entre dos personas que han acabado una relación: "te llamaré en cuanto pueda y quedaremos". Sonrió tras decir aquello y yo también lo hice.
Fue muy extraño.
Caminé hasta donde estaban los demás y lo primero que vi fue a Sam pasando el brazo por el cuello de Juls y atrayéndole hacia él. Apenas había hablado con ella en toda la noche; eso también me hacía sentirme extraño. La conocía desde hacía una semana, pero esa necesidad de estar cerca de ella se incrementaba conforme pasaban los minutos. Y no poderlo hacer no sólo era extraño; también era doloroso.
¿Por qué el podía estar cerca y yo no?
¿Qué me estaba pasando?
- ¿Qué tal? -Emily me acarició el brazo con cariño y la sonrió.
- Bien.
- ¿De verdad? -Judi se inclinó hacia mí y me interrogó con una mueca.
- De verdad, muy bien. Todo ha ido bien.
Las dos asintieron y miré a Sam, que me observaba satisfecho. Temía ese momento en que Eleanor y yo volviéramos a encontrarnos casi tanto como yo; por cómo me pudiera hacer sentir.
- Me alegro -Sam elevó la voz por encima de la música y de las demás voces y asentí.
Después, mis ojos repararon en Juls. Tenía la cabeza agachada. ¿Qué la pasaba? Di un paso hacia ella sin darme cuenta y me detuve cuando fui consciente de lo que iba a hacer; iba a hacer todo lo contrario a lo que Sam me había pedido. Me mordí el labio sin retirar mi mirada de ella y alzó la cabeza de nuevo, dejando escapar un suspiro.
¿Qué la pasaba?
No aguanté más.
Me coloqué a su lado, empujando ligeramente a Judi, y apoyé una mano en su espalda.
Eso no tenía nada de malo, ¿no? ¿Por qué no iba a poder hablar con ella?
- ¿Qué te pasa? -La pregunté.
Me miró como si hubiera visto un fantasma.

[Punto de Vista Julia]
Louis había estado toda la noche sin acercarse a mí. Ni un solo minuto. Ni una sola broma por su parte. Sólo las palabras justas y necesarias, cuando los días anteriores no me había dejado de marear la cabeza con sus charlas interminables. Charlas que, por supuesto, adoraba.
Supongo que por eso lo miré con confusión cuando, después de más de dos horas de fiesta, decidió aproximarse a mí.
- Nada -contesté con sequedad a su pregunta.
- No me mientas -sonrió ligeramente.
Encogí la cabeza de nuevo y me volví pequeñita ante su sonrisa. Era evidente por qué no había estado cerca de mí. Eleanor había estado allí; era a ella a quien quería. ¿Quién era yo para él? Nadie. Absolutamente nadie.
Y me daba igual, eh.
Resoplé y lo miré de nuevo, infundándome valor a mí misma.
- No te miento, no me pasa nada -traté de sonreír pero se quedó en el intento. Volví a hacer un nuevo esfuerzo por disimular mi estado de compungida-. Mañana tengo que ir a trabajar, y estoy cansada, eso es todo.
- ¿Seguro?
- Sí. ¿Y tú, estás bien?
- Sí.
- ¿Seguro? -Lo imité y sonrió-. ¿Cómo ha sido... Volver a verla?
¿Por qué había preguntado eso si no me interesaba?
Rió con ganas.
- Gracias por preocuparos tanto por mí, pero estoy bien, de verdad. Te lo prometo.
Parecía sincero.
- ¿Os lleváis bien, entonces?
¿Pero por qué seguía preguntándole?
- Sí... Normal. Llevaba dos meses sin verla, tampoco hemos tenido ocasión de llevarnos mejor. Ni peor, supongo -exhibió una media sonrisa.
Qué guapo era.
- Debe ser difícil ver a una persona a la que quieres y...
¿Por qué había dicho eso?
Vale, última copa que me tomaba porque las palabras empezaban a salir de mi boca sin que yo las diera permiso para hacerlo.
- No, no la... -Se detuvo y ladeó la cabeza-. Bueno, supongo que la quiero porque hemos pasado mucho tiempo juntos, y eso no se olvida así como así, pero... No volvería con ella. Ya no.
¿Ah, no?
Sonreí sin poderlo evitar.
Él también lo hizo y mi sonrisa se volvió más amplia.
Empecé a ponerme roja.
- Me alegro de que estés bien. Es como te mereces estar.
Se colocó frente a mí de pronto, sostuvo mi rostro entre sus manos y me miró fijamente.
- Cambia esa cara, sea lo que sea que pase por tu cabecita. Tú también te mereces estar bien, así que sonríe un poco. Por favor.
Lo hice y me mordí el labio inferior. Estábamos demasiado cerca. Demasiado para mí. Volvía a querer besarle como si no hubiera un mañana.
Volvía a no existir nada más que nosotros a nuestro alrededor.
- Ven aquí.
Bajó sus manos hasta mi cintura y me atrajo hacia él con energía, haciendo que nos fundiéramos en un abrazo. Apoyé mi cabeza en la suya, hundiendo mis dedos en su precioso pelo, y le oí respirar con fuerza. Yo también lo hice.
Demasiado cerca. Demasiado cerca.
Retiró su cabeza de la mía y sus ojos volvieron a posarse en mis labios, como había hecho en ocasiones anteriores. Quise decirle que eran suyos, que podía hacer con ellos lo que quisiera. Sus manos continuaban en mis caderas y, de verdad, me sentía como si no hubiera nadie más en ese inmenso salón.
- Louis...
- ¿Sí? -Susurró.
- El otro día... -Sus ojos azules chocaron con los míos y, al instante, retornó su mirada a mis labios, dándome el valor que necesitaba para continuar-. El otro día... En mi casa... En... Mi habitación... -Dije, atropelladamente-. Ibas a...
- ¡¡Chicos!! -La voz estridente de Judi apareció ante nosotros y Louis me soltó de inmediato. Miré a mi alrededor. ¿Y Sam? ¿Y Emily? ¿Por qué no me enteraba de nada cuando Louis estaba cerca? ¿Y por qué Judi tenía que haber interrumpido ese momento? La miré con cara de pocos amigos-. Emily dice que vayamos todos al photocall, a hacernos unas cuantas fotos -nos enseñó el pequeño photocall que había colocado, bromeando, en una esquina del salón-. ¡Vamos!
Asentí y miré a Louis, que hizo exactamente lo mismo que había hecho yo: asentir y mirarme. El corazón empezó a latirme deprisa cuando me di cuenta de que no podía despegarme del azul de sus ojos.
- Sí -dijo, de pronto, con absoluta claridad.
¿Sí, qué?
¿¡SÍ, QUÉ!?
- Vamos.
Cogió mi mano y comenzó a rodear personas para llegar hasta el lugar donde nos había pedido Emily que estuviéramos. Mi cuerpo estaba allí, pero mi mente estaba a kilómetros de distancia.
Ese "sí"... Ese "sí" había sido una contestación a mi pregunta.
Lo había sido, ¿verdad?
Ese "sí" había sido un... "Sí, iba a besarte".
Sonreí con amplitud mientras seguía sosteniendo mi mano.
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