Capítulo 19. Con Louis a mi lado

5.9K 289 30
                                    

Miércoles 4 de diciembre
[Punto de Vista Julia]
No le encontraba ni pizca de gracia a esa situación. No era gracioso que dos horas más tarde siguiera sentada a su lado sin saber nada más que lo que ya sabía: su encuentro con Eleanor. Tampoco era gracioso sentirme celosa; porque sí, lo estaba, en cierto modo lo estaba.
Ni era gracioso verle charlar como si nada hubiera pasado. Disimulaba tan bien que me hacía plantearme si realmente eso tenía alguna importancia para él. No es que yo estuviera callada constantemente, pero entre el cansancio en el que llevaba inmersa todo el día y esa inesperada noticia, tenía pocas ganas de interactuar con el mundo.
Por eso, cuando miré el reloj por enésima vez, y éste daba las once menos cuarto, decidí que mi día había terminado. Me levanté sin previo aviso y todos me miraron.
- Me estoy quedando dormida -mentí-. Así que lo mejor es que me vaya a casa.
- ¿Estás bien? -Preguntó Emily, ante mi poco habitual tono de seriedad.
- Sí, sí, de verdad -mentí, de nuevo, aunque odiara hacerlo-. Sólo estoy cansada, muy cansada. Ha sido un día horrible. Necesito dormir unas diecisiete horas.
Rieron ante mi comentario pero yo seguí sin ver gracia alguna. Mi buen humor se había esfumado diciéndome adiós con la mano y riéndose él de mí. Bostecé para confirmar ante ellos mi cansancio y me agaché para dar un par de besos a cada uno.
Louis se levantó antes de que yo pudiera inclinarme hacia él y me abrazó con fuerza, de manera repentina. Pasé una mano por su cuello y permanecimos en la misma postura durante unos segundos. Después, sus ojos azules me miraron fijamente. Agaché la cabeza.
- Bueno... -Comencé a decir-. Mañana, o pasado, nos vemos, ¿vale?
- Vale -dijeron varias voces a coro.
- Pasadlo bien, chicos.
Saludé con la mano y caminé hasta la mesa del salón, unos cuantos pasos más allá de los sofás, donde tenía colocado mi abrigo. Me lo puse todo lo rápido que fui capaz y salí de allí prácticamente corriendo.
Odiaba el frío londinense y, sin embargo, esa noche me quede a la intemperie unos cinco minutos, respirando aire fresco y sintiéndome, en cierto modo, libre. Ya no tenía que seguir poniendo buena cara.
Por primera vez desde que Louis y yo habíamos comenzado con esa relación-no relación, a la que obviamente no habíamos puesto nombre... Por primera vez, sentí dudas de si eso iba a salir bien.
No tenía claro si era capaz de soportar más ratos como ese. Porque me incomodaban, mucho. Porque me enfadaban otro tanto. Y porque me dolían. Quizá demasiado.
Vibró el móvil en el bolsillo de mi abrigo y lo cogí, sintiendo en el temblor de mis manos cómo el frío empezaba a hacer mella en mí. Caminé hasta el coche mientras leía el mensaje que me había escrito Louis.
“Espérame despierta, por favor. Dame media hora y estoy allí”.
Suspiré, dejé el móvil sobre el asiento del copiloto, al igual que mi bolso, y arranqué con la intención de alejarme de allí. Lo más rápido posible. Sólo quería llegar a mi casita.
Me tumbé en el sofá y encendí la televisión. Para entonces ya había decidido hacer lo que Louis me había pedido, incluso aun a riesgo de saber que esa media hora que me había prometido podía convertirse en una hora entera.
Para mi sorpresa, exactamente treinta y ocho minutos después de recibir su mensaje, llamaron al timbre. Tenía que quitarme esa estúpida reacción de nerviosismo que sentía cada vez que sabía que iba a verle.
Me encontré con una expresión bastante seria cuando abrí la puerta y me eché a un lado, sin decir nada, dejándolo pasar. Cerré con cuidado y me di la vuelta. Nos situamos frente a frente y no tardó ni dos segundos en avanzar hasta mí. Sostuvo mi rostro con sus manos y me besó, despacio, haciéndome caer contra la puerta, apoyando la espalda en ésta. Él volcó todo su cuerpo sobre el mío, quedando completamente pegados el uno al otro. Cuando empezaba a desear que sus besos no se acabaran nunca, nos separó.
- Perdóname, Juls... Te prometo que iba a contártelo.
Reí.
- ¿Cuándo?
- Ahora. Después de estar con ellos. No quería hacerlo por teléfono porque no quería que pensaras cosas que no son. Quería hacerlo así -pegó de nuevo sus labios a los míos, con brevedad-. Quería hacerlo así para que no dudaras de mí. Perdóname -acarició mis mejillas y no pude contener una media sonrisa-. No pasó nada entre Eleanor y yo.
- En realidad, no tienes que darme explicaciones porque no somos nada -me encogí de hombros y su gesto se tornó sorprendido.
- ¿No quieres que te lo explique?
- No tienes por qué hacerlo -dije, quizá con demasiada dureza.
Suspiró y entreabrió la boca, pero permaneció callado durante unos instantes.
- No quiero que estés enfadada.
- Ya no lo estoy. No tanto, al menos. Antes sí lo estaba.
- Lo sé. Y lo odio.
- No sé por qué me pongo así...
Agaché la cabeza ante la evidencia. Me ponía así porque él significaba algo para mí.
- Porque te importo, aunque sea un poquito -sostuvo mi mentón, haciendo que levantara de nuevo la cabeza para encontrarme con una sonrisa por su parte-. No te escondas, me gusta importarte. Tú también me importas a mí.
Respiré aliviada y me abracé a él.
Quise preguntarle si realmente pensaba que eso iba a alguna parte, pero lo omití, lo arrinconé en un rincón perdido de mis pensamientos y me obligué a mí misma a no volver a ello.
No quería escuchar lo que pensaba al respecto.
Pero sí quería escuchar otra cosa.
- ¿Sigues sintiendo algo por Eleanor?
¿Me notaría en la mirada el profundo deseo que tenía de escuchar un “no”?
Rió ligeramente.
- Creía que no querías explicaciones... -Puse los ojos en blanco y giré la cabeza hacia otro lado-. Es broma, tonta -me cogió el rostro, obligándome a mirarle de nuevo-. Puedo contarte todo lo que quieras.
- Me vale con una respuesta a esa pregunta.
- No -contestó, con rapidez. Simple y claro-. No siento nada por ella -añadió, contribuyendo a mi sosiego-. La he querido muchísimo, y supongo que queda algo de eso, pero es diferente ahora. No volvería con ella. Y tú tienes parte de culpa -me mordí el labio inferior mientras exhibía una profunda sonrisa y rió-. He aprendido a vivir sin ella, y estoy bien -hizo una pausa y me acarició el pelo-. No sé si ahora mismo sabría estar sin ti.
- ¡¡Oh, Louis!! -Exclamé, lanzándome a sus brazos, haciendo que riera a carcajadas.
Me acurrucó mientras la amplitud de mi sonrisa aumentaba conforme pasaban las milésimas de segundo. Podía ser una estúpida por sentirme como me estaba sintiendo pero, desde luego, diciéndome esas cosas y tratándome como me trataba, no me importaba lo más mínimo.
- Que efusiva eres -siguió riendo mientras buscaba mis labios.
- Puedo dejar de serlo...
- Ni lo sueñes.
Reímos al mismo tiempo, mientras pasaba una mano por su espalda.
- ¿Te quedas a dormir?
- Mmm... A dormir -aclaró, provocando una mueca por mi parte. Sólo quería dormir-. Sé que me deseas, pero tendrás que contenerte -comentó, riendo.
Lo pegué repetidamente en el pecho.
- ¿Tú no me deseas a mí? -Pregunté, burlona.
- Mucho.
Me cogió por los aires y nos alejó de la puerta, de la que no nos habíamos movido desde que había entrado. Me dejó en el sofá con cuidado y se tumbó sobre mí. Nos miramos.
Simplemente, nos miramos.
- ¿Crees que esto va a salir bien? -Preguntó, de pronto.
Parecía haber adivinado mis dudas anteriores. Yo ya me había olvidado de ellas.
Claro que iba a salir bien.
- ¿Quieres que salga bien? -Contesté con una nueva pregunta.
- Sí -dijo, sin titubear.
- Entonces sí, va a salir bien.
Me obsequió con una de sus mejores sonrisas, depositó un tierno beso en mis labios y se incorporó, arrastrándome con él. Apoyé la cabeza en su pecho y me rodeó con sus brazos.
- ¿Te cuento algo?
- Claro -respondí al instante.
- Creo que Sam lo ha hecho a posta -levanté mi mirada, buscando la suya-. Esta mañana ha venido a casa, muy enfadado. Nada más verle sabía que venía a pedirme explicaciones. Pero justo acababa de despertarme, y estaba un poco desconcertado por el mensaje de Eleanor, así que antes de que le diera tiempo a decirme algo... Lo hice yo. Le conté lo de Eleanor -hice una mueca cuando pronunció su nombre por segunda vez en diez segundos, pero la escondí ante sus ojos-. No veas cómo cambió su cara. Supongo que pensó que seguía queriéndola y que, entonces, no estaba interesado en ti.
- Aham... -Enarqué una ceja. No me gustaba estar hablando de la posibilidad de que no estuviera interesado en mí.
- Sam siempre ha sido muy poco observador -me besó en el pelo varias veces y me abracé más a él, sonriendo-. En casa de Emily, cuando me ha preguntado cómo me había ido... Sólo lo ha hecho porque tú estabas delante, para que te enteraras de que, si querías algo conmigo, no iba a poder ser -abrí la boca hasta el suelo y pegué un bote en el sofá. No había pensado en ello.
- ¿En serio?
- Estoy completamente seguro.
Resoplé, incapaz de pensar en Sam de esa manera.
No le importaba lo que Louis y yo pudiéramos sentir, sólo quería alejarnos al uno del otro. ¿Ese era el Sam que creía conocer?
- Puede que esto no esté bien -comenté-. Pero Sam no es menos egoísta que nosotros dos.
Asintió.
Tenía claro que, al final, los malos malísimos de la película seríamos Louis y yo. Y Sam ni siquiera iba a permitir que le reprocháramos el pésimo comportamiento que estaba teniendo.
¿Por qué teníamos que pensar en él cuando él no pensaba en nosotros? ¿Si tanto me quería por qué quería hacerme daño? ¿Si tanto quería a Louis por qué no podía ponerse un poco en su lugar?
Me daba igual. Todo me daba igual. Ni quería ni tenía pensado que lo nuestro terminara.
Así que... Egoísta y mala, sí. Pero con Louis a mí lado.

Jueves 5 de diciembre de 2013
[Punto de Vista Judi]
Julia nos había invitado a Em y a mí a cenar a casa; como venía siendo habitual en nosotras.
Lo agradecí especialmente a media tarde cuando el destino, cruel, quiso que abriera Twitter y me encontrara de lleno con lo único que era capaz de amargarme la vida. Zayn había subido una foto de él y la innombrable, en la que se les veía especialmente acaramelados. Me faltó poco para vomitar al verlo.
No sólo llevaba tres días sin estar con él; ahora, además, tenía que soportar muestras de amor por su parte hacia la otra -obviamente, para mí era ella la que era “la otra”.
Estaba enfadada. Mucho. Muchísimo. Probablemente como nunca lo había estado.
Por eso agradecía una cena entre chicas. Porque, punto número uno, podría poner de vuelta y media al motivo de mis lamentos. Punto número dos, sería una gran distracción. Y punto número tres, lo de ponerles de vuelta y media cada vez se me antojaba más necesario.
Emily ya estaba allí cuando llegué; entre las dos estaban terminando de preparar la cena. Dejé el abrigo donde siempre lo solía dejar y caminé hasta ellas malhumorada, dispuesta a soltar sapos y culebras por la boca.
Así lo hice. Me escucharon en completo silencio durante los tres o cuatro minutos que estuve maldiciendo todo. Después, me apoyé en la pequeña mesa que había en la cocina, me crucé de brazos, y esperé el veredicto.
- Deberías hablar con él -comentó Juls, con tranquilidad-. Lo que tenéis no es una tontería de un mes o dos, lleváis mucho tiempo así, creo que lo suficiente como para que se plantee elegir entre una y otra. ¿Qué piensa, sino, seguir toda la vida así?
Me encogí de hombros. No creo que supusiera ningún problema para él, lo llevaba con una frialdad sorprendente.
- ¿Por qué no lo haces? -Cuestionó Juls-. ¿Te da miedo que la elija a ella?
- Bingo.
- Pero, Judi, tampoco puedes seguir así.
- Mucho menos puedo estar sin él.
Que auténtica y dolorosa realidad. No me imaginaba sin él. Incluso aunque todo eso doliera y cabreara por igual; los momentos en los que estaba con él no podía cambiarlos por nada.
Ambas permanecieron calladas. Entendí que no podían decirme mucho más.
Me sonó el móvil por quinta vez en diez minutos.
- ¿Es él? -Preguntó Em.
- Sí. Lleva escribiéndome una hora, pero no contesto. También me ha llamado un par de veces; y también he preferido omitirlo. ¡No sé qué decirle! Estoy muy enfadada.
- Dile eso -insistió Julia-. Dile que estás muy enfadada, ni más ni menos.
Lo descarté de inmediato. No quería problemas entre nosotros. Había aprendido a tragarme todo eso yo solita sin necesidad de implicarle a él y provocar un distanciamiento entre los dos. Puede que no fuera justa conmigo misma, porque no me merecía eso, pero no veía otra manera de conservarle a mi lado.
- Vale, no lo vas a hacer -Julia dejó escapar una leve risa y me miró fijamente-. Judi, te entiendo, de verdad. Entiendo que le quieres y que no quieres separarte de él, pero te mereces mucho más de lo que tienes. Plantéaselo, sólo eso. Cuéntale cómo te sientes, ¿por qué estás tan segura de que le va a alejar de ti?
Negué con la cabeza, acostumbrada a la reacción que siempre había tenido. Aunque la idea de hablar con él de todo eso cada vez cobraba más fuerza.
Tenía que resistirme a ella.
Pero, claro... Lo quería sólo para mí. Y en esos momentos no lo tenía.
¿Debería hablar con él?

_____________________________

¡Hola, preciosas! ¿Cómo estáis? :)

Siento haber tardado tanto en subir, pero no paro un momento quieta :( No tengo mucho tiempo para escribir y además llevo unos días un poco regulares, así que ni os imagináis lo que me alegra leer cada comentario. En serio, no os hacéis una idea :)

No me ha gustado mucho cómo ha quedado esto, la verdad, y sufro infinito. Pero al menos creo que el próximo será más interesante y podré compensaros...

Nada más, espero vuestros comentarios, contándome de todo, porque me alegran la existencia Y también espero que todas estéis muy muy bien ♥♥

Muchísimos besos amores ♥♥♥

@LookAfterYou28

ALIVE | Fan-fic de Louis TomlinsonWhere stories live. Discover now