Lo mejor que Agnus sabe hacer es escribir. Su vida cambió desde que una tarde de verano conoció esa página de historias en línea y decidió subir las suyas. Lo que no espera, es que su vida vuelva a cambiar con la llegada de un huracán de delirios, r...
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¿Una amistad se podía perder de la noche a la mañana? Es es lo que me preguntaba estos últimos días. Confesarle a Leo la verdad, y decirle que sí me sentía celosa, no fue lo mejor que pude hacer. De ahí en más no hizo más que ignorarme, y más cuando esperé y esperé un mensaje de él durante toda la semana. Un mensaje que nunca llegó y no creía que llegara.
"Solo amigos", novela de @BeautifulDecember.
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Me encerré en uno de los cubículos del baño de mujeres y lloré pensando en papá. Fue inevitable recordar un montón de nuestros momentos. Momentos felices que jamás volveré a saborear, momentos como su "café especial con doble chocolate" que me hacía los días viernes, mientras veíamos maratones de Friends. Cuando, a escondidas de mamá, me regalaba libros, porque ella no me dejaba leer si no estudiaba. Jamás me volvería a enseñar francés, nunca más veré sus hoyuelos al sonreír, nunca más me reiré al ver cómo ocultaba sus canas con tintura para el cabello. Cómo pintaba a mamá en su taller mientras ella le decía que la dibuje más delgada y con ojos verdes. Papá nunca más me contaré esa hermosa historia de amor que no escucho desde que él no está: la de mis padres.
Hay tantas, tantas y tantas cosas que nos quedó por vivir. Tantos momentos en los que lo necesitaré y él no estará conmigo, que sólo me queda agradecer por haberlo tenido a mi lado una parte de mi vida. Exactamente por haber tenido a ese hombre como padre y que pude disfrutarlo durante catorce años, al contrario de Anto, mi hermanita menor que nunca disfrutará de papá, y a Fabri que solo le quedarán recuerdos de su niñez y de todas las cantidades de veces que pintaron juntos. Recuerdos que no se irán, aunque pasen días y días, y que ellos se transformen en años. Momentos que se cuelan en tu vida y que jamás te soltarán, porque no permitiré que lo hagan.
―¿Te acompaño a tu casillero? ―preguntó France al salir de la última clase.
La verdad que me quería retirar lo más rápido posible y huir de este lugar.
―No, gracias ―manifesté negando con la cabeza―. Saqué todo lo que necesitaba antes de venir aquí, no quiero ver esa torre destrozada por hoy. Solo quiero ir a casa ―respondí con un intento de sonrisa.
