Lo mejor que Agnus sabe hacer es escribir. Su vida cambió desde que una tarde de verano conoció esa página de historias en línea y decidió subir las suyas. Lo que no espera, es que su vida vuelva a cambiar con la llegada de un huracán de delirios, r...
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Sosteniendo a mi hijo por primera vez me doy cuenta de lo más valioso de la vida. Las lágrimas de mi esposa son de genuina felicidad como las mías. Si tan sólo estuviera mi hermano, si tan sólo no hubieran arrebatado su vida...
―Ángelo ―Me dice ella.
―¿Qué?
―Quiero que se llame Ángelo, como tu hermano ―responde y acaricia el bebé para luego apoyarse en mi hombro. Yo iba a decirle exactamente lo mismo.
―Bienvenido, Ángelo, nunca dejaremos que te hagan daño.
Fin.
"Sin identidad", historia de @StayStrong7.Voy corriendo con desesperación por los pasillos de la librería de Baudin como si fuera una película de terror. Estoy cansada y me duelen los pies. Respiro agitadamente mientras escucho que la galleta gigante con el rostro de ese chico, no deja de perseguirme. Grito y grito, sin embargo, las personas parecen no escucharme, ni se toman la molestia de verme, como si fuera invisible. Claramente es la misma pesadilla que se repite una y otra vez...
―Derramaste todo el café sobre mí y los libros, ¡serás mi cena! ―grita la galleta caníbal.
―¡Fue sin querer! ―chillo mientras le tiro con un libro―. ¡Déjame en paz!
―No, nunca te dejaré tranquila... ¡Morirás! ―exclama al lanzarse sobre mí.
―¡Auxilio!
―¿Cielo?
Escucho una voz chillona y lejana.
―¡Cielo! ―La misma voz me grita en el oído mientras me zamarrea un poco.
Abro los ojos asustada. Miro a la dueña de esa voz y ella me mira preocupada y divertida a la misma vez. Me siento en la cama y gruño sosteniendo mis rodillas.
―¡De nuevo! ―espeto con mucha pena―. ¡Odio esa pesadilla!
Hace tres días que tengo la misma: el chico de la librería de Baudin está disfrazado de una galleta gigante con chispas con chocolates. Siempre me persigue en la librería donde trabaja y amenaza con matarme. Esto es producto de un trauma psicológico a raíz de un "pequeño" accidente en el lugar. Fue un día en donde cometí el error de entrar con un café en la mano, y cuando él me advirtió de esto, terminé derramando la bebida caliente sobre su cara y los libros. Ah, y me estaba olvidando del pequeño detalle: rompí una vidriera y un pequeño fragmento quedó incrustado en mi frente dejándome una cicatriz parecida a la de Harry Potter.
―¿Estás bien? ―pregunta Agnus entre risas―. ¿Has dicho "galleta caníbal" mientras dormías?
―¡No te rías que estoy sufriendo! ―Me quejo.
―¿Con quién soñabas?
―Yo lo llamaría pesadilla ―Hundo la cabeza en mis manos―. ¿Bajemos? Necesito contarte algo.
