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Johnny aprovechó la mañana para terminar de armar el atrapasueños, hasta que la irrupción de DongHyuck en su habitación le quitó toda la armonía que había logrado juntar. Aunque claro, seguramente la intención del chico no era perturbarlo, pero si miraba fijamente lo que estaba haciendo, era imposible no sentirse un poco raro.

— ¿Por qué no trajiste a un amigo? — preguntó YoungHo, un poco curioso al respecto, dado que era un familiar cercano de la pareja.

El chico paró de rebotar en su cama para responderle con una simpleza que le dolió un poco.

— No tengo — dijo, antes de seguir rebotando.

Johnny hizo una mueca antes de seguir con lo suyo. ¿Había alguien en el mundo que realmente no tuviera amigos? De cualquier forma, se le hacía que no estaba mintiendo.

Abrió la ventana de la habitación y notó como las plumas se movían suavemente con el viento de la isla.

— ¿Eso sirve en serio? — preguntó DongHyuck.

— Me gusta creer que sí — le respondió. El chico hizo una mueca que no logró entender, antes de ponerse a acariciar las plumas. — Puedo ser tu amigo, si quieres uno. 

DongHyuck lo miró un par de segundos, en perpetuo silencio y Johnny se sintió un poco perturbado por lo profunda que era su mirada.

— Está bien. Pero ni siquiera sé tu nombre — añadió, riendo.

— Todos me llaman Johnny.

YoonOh pareció odiarlo porque con su sugerencia causó que DongHyuck estuviera detrás de ellos todo el día. Pero igual y el problema más grande era la situación de sus dos amigos, esos que apenas si se hablaron durante todo el día.

— Al parecer mis padres llegan esta noche — comentó YoonOh. — La familia de DongHyuck está organizando todo — los muchachos estaban mirando a través de la ventana como el patio del hotel estaba siendo arreglado con mesas y flores. Mi hermana se está arreglando desde ya.

Chittaphon utilizó cualquier excusa para poder cambiarse en la habitación de ellos, así que Johnny decidió acompañar a TaeYong para que no se sintiera solo.

La última vez que había usado traje, no fue una ocasión que le gustara recordar. En la época en la que tenía que vivir entre abogados por el divorcio de sus padres. Pero desde esa época había crecido mucho, así que ahora usaba un traje nuevo y un poco más bonito.

 — ¡Hyuuuung!— chilló DongHyuck.— ¿Me puedes atar la corbata?— preguntó poniendo ojos de cachorro. Escuchó a TaeYong decir "ow". 

— Claro, ¿dónde está? 

 — Uh... Creo que en mi bolso— pensó en voz alta, antes de ir a buscarla al baño, dónde había dejado toda su ropa. 

Johnny caminó hasta el bolso del chico. Habían cosas normales, un teléfono, un cargador, un mp3 y unos grandes auriculares, un montón de dulces y un labial. Detuvo sus manos y regresó hacia atrás. ¿Un labial? Era un labial pequeñito, rosado y con brillitos. Enredada entre otras cosas, estaba la corbata. La sacó y dejó de lado lo extraño que había sido su descubrimiento. 

  — ¡Aquí está!— exclamó y fue con zancadas hacia donde estaba el menor.  DongHyuck sonrió y Johnny le puso la corbata, contándole el cuento del conejo(*) para ver si se lograba acordar de cómo hacerse el nudo. 

— ¿Y quién te enseñó ese cuento? ¿Tu papá? 

— No, en realidad lo vi en una seria llamada Dexter y ahí aprendí— comentó entre risas.  

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