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Las vacaciones de invierno recibieron a Johnny con una sorpresa bajo el árbol de Navidad: el divorcio de sus padres. 

Los meses que lo separaron de Navidad habían pasado con más miseria que gloria en la casa de los Seo. No era algo que no se hubiera visto antes, por supuesto, pero un día su madre decidió que estaba cansada de estar únicamente con su padre. Pero Johnny no pudo enterarse de eso de un peor modo.

Había llegado tarde de la casa de YoonOh, se habían quedado entretenidos mientras miraban películas de James Bond y comían pizza que no se dieron cuenta de la hora. Tuvo que tomar el último autobús que pasaba cerca de su casa y arrastrar su bicicleta todo el camino.

Aunque estaba cansado, no era un día particularmente malo. Se había divertido y creía que la noche seguiría tan tranquila como siempre, quizá con un reproche de su padre por llegar a media noche. Tan silencioso como pudo abrió la puerta de su casa y se dirigió hacia la sala.

No es que creyera que sus padres no tenían deseos carnales, de algún modo había llegado él al mundo, pero ver a otro hombre que no era su progenitor entre las piernas de su madre fue lo más perturbador que experimentó en su corta vida.

Así que incluso si su madre le gritó que no era lo que parecía, Johnny subió las escaleras hasta su habitación sin mirar atrás; pensando en como arrancarse del cerebro no sólo aquella imagen, si no la sensación de traición.

De algún modo, supo que su familia estaba rota.

Luego de un rato de que su madre golpeara su puerta, la abrió un poquito, lo suficiente para que viera su rostro.

— No le diré nada a papá — comentó en un susurro, en inglés. — Pero no quiero hablar contigo ahora mismo.

Cerró la puerta suavemente, se tiró en su cama y abrazó su almohada. Estaba enojado, triste, decepcionado, perturbado y dolido. Muchos sentimientos que no estaban ahí cinco minutos atrás.

Encontrar a Johnny en esa posición se volvió algo habitual porque realmente no soportaba estar en la misma habitación que sus padres. Más aún cuando se enteró de que se divorciarían. Para esas alturas, su padre se había mudado a una casa al otro lado de la ciudad y su madre hacía planes para regresar a Estados Unidos.

Sentado en el patio de su casa junto a YoonOh, Chittaphon y TaeYong. La sensación de inseguridad se había extendido a esos muchachos a los que ahora podía llamar amigos con más seguridad.

— Pronto comenzará a nevar — comentó YoonOh, teniendo en cuenta que eran los primeros días de diciembre. — ¿Te irás a Estados Unidos? — preguntó.

Johnny sacudió la cabeza y abrazó sus rodillas.

— No quiero vivir con mi mamá — comentó, aunque tampoco le agradaba la idea de vivir únicamente con su padre. Después de todo, su madre siempre había sido la "genial" entre los dos. — No quiero verla.

Chittaphon lo abrazaba mientras frotaba su espalda. Hacía frío y parecía que nada podría poner contento a YoungHo.

— ¿Entonces te mudarás con tu papá? — preguntó TaeYong. Johnny asintió desganado. 

YoonOh parecía estar pensando.

— ¿Qué tal si pasamos Navidad todos juntos? — preguntó. Las cabezas de sus tres amigos se volvieron hacia él. — Ten dijo que Prim vuelve a Tailandia pero él no puede, mis padres no estarán en el país y mi hermana lo pasará con sus suegros. Johnny estará sólo con su padre, así que TaeYong es el único que debería pedir permiso.

— No creo que tengan problemas — pensó el chico en voz alta.

— Sé que eso no resuelve todos tus problemas, pero al menos será mejor que pasarla con el señor tomo-para-no-llorar.

— Y no estaremos solos — añadió alegremente el tailandés.

El día de la fiesta, Johnny miró por última vez a su padre que le aseguró que estaría bien. YoungHo sabía que no haría más que tomar y que probablemente se quedaría dormido en el sofá, pero aun así le daba cierta cosa dejarlo solo en Navidad.

Chicos, vengan a casa — dijo Johnny por medio de una videollamada grupal.

Será mejor que ir al restaurante de mafiosos que propuso Ten — comentó YoonOh.

Nunca te gusta nada de lo que digo — bufó el aludido.

Puedo llevar la carne de res que me regaló mi tía y hacemos bibimbap — propuso TaeYong.

¡Digo que sí a todo lo que involucre a TaeYonggie cocinando! Así que, mejor llevamos refrescos y nada de alcohol para nadie — Chittaphon parecía incluso más comprometido en que el padre de Johnny dejara el alcohol que su propio hijo.

Ni bien cortó la llamada, Johnny recibió otra de su madre, una que rechazó. No quería saber nada de ella. Suficiente había tenido lidiando con su secreto por un par de meses, sintiéndose igual de sucio que si él fiera quien estuviera haciendo mal las cosas, como para seguir en contacto con ella.

Escondió todas las botellas de cerveza dentro del armario de su habitación antes de que su padre llegara del trabajo. El pobre árbol de Navidad en un rincón vagamente adornado quedó un poco más alegres con las decoraciones que Chittaphon colgó y YoonOh se encargó de que la casa luciera más como un hogar.

Los cuatro se sintieron muy satisfechos con su trabajo y se divirtieron en el proceso, incluso más si las alocadas canciones de Green Day estaban sonando de fondo, haciendo que sacudieran sus cabezas.

Su padre se rió por las bromas de Chittaphon quien había pasado de ser el amigo homosexual de su hijo a Tennie. Además, parecía que quería adoptar a TaeYong como hijo y tener como pupilo a YoonOh, quien quería estudiar Leyes como él.

Johnny no lo dijo en voz alta, pero estaba muy agradecido. Y tampoco planeaba contarles a esos tres idiotas que había sido la mejor Navidad que había tenido en su vida.

aWhere stories live. Discover now